Por Félix Alfazar González Mira*
Ahora que se está promoviendo la vida y obra del ingeniero
de los puentes sobre el río Cauca, mediante el conocimiento del libro “José
María Villa Villa, memorias de un genio”, escrito por su tataranieto el
arquitecto Juan Francisco Villa, en estrecha colaboración del sopetranero
Adrián Vahos; es legítimo establecer un paralelo entre las revoluciones viales
de finales del siglo XIX y la que estamos viviendo a principios de este siglo
XXI y sus protagonistas centrales.
Dejamos establecido que son diversas y distintas las
personas e instituciones que participan de estas epopeyas.
El ingeniero de Sopetrán con la construcción de los puentes
de La Pintada, Puente Iglesias, Bolombolo, Santa Fe de Antioquia , Pescadero y
Cáceres desató dinámicas económicas y sociales en todas las áreas geográficas
alrededor de esas infraestructuras en el departamento de Antioquia.
Su obra cumbre, el puente colgante entre los municipios de
Olaya y Santa Fe de Antioquia, nuestro puente histórico, generó en su época
todo un avance transformador de las economías, movimientos, dinámicas y todo
aquello que tiene que ver con la cultura y las costumbres de las gentes que
habitaban la región occidental del departamento. El reemplazo de la barca cautiva,
de los navíos hechizos, de las canoas de madera y de las balsas de guadua por
esta monumental estructura de cables copiada de la del puente Broonklin de
Nueva York sobre el East River, donde él se desempeñó como ayudante, catapultó
la región hacia otros estadios de desarrollo.
El doctor Luis Fernando Múnera López, de la academia de
historia de Antioquia , en su libro sobre el puente de Occidente y el
desarrollo de Antioquia, señala que “el puente de Occidente no era
importante solamente por su magnitud como obra de ingeniería. Lo era como un
eslabón necesario en el proyecto de comunicación del territorio antioqueño con
el mar Caribe. Empresarios y mandatarios que abrigaban esa idea se propusieron
hacerla realidad y para ello concibieron, estudiaron y emprendieron diferentes
alternativas del camino de Occidente cómo se le llamaba en aquella época".
El presidente Carlos E. Restrepo, hacia 1910, le ofreció
que fuera su ministro de obras públicas y el ingeniero, ya habiendo culminado
sus obras, prefirió quedarse en la tierra formando alumnos que las continuaran
y siguieran domando esta geografía arrugada con sus dos cordilleras y sus dos
ríos.
Uno de los más sobresalientes alumnos del maestro fue el
ingeniero de Buriticá Juan de Dios Higuita, Superintendente del Ferrocarril de
Antioquia siendo el primero en restaurar y repotenciar el puente histórico en
1955, diseñó y dirigió la construcción del puente del Paso Real (Puente
Amarillo) en la comunicación hacia Urabá.
El ingeniero civil y de minas Guillermo Gaviria Echeverri,
de Frontino, fue protagonista de la nueva gesta en conectividad que estamos
viviendo en la región. Oportuno recordar acá que el proyecto de la comunicación
terrestre con Urabá, el poder central lo tenía pensado por el bajo Cauca, de
Tarazá al golfo; recibiendo del "Negro" Gaviria todo un torrente de
argumentaciones técnicas, sociales y económicas que permitieron que la decisión
fuese reversada y volviera a hacerse por la región occidental. Testimonio de mi
profesor Luis Norberto Vélez (Corantioquia y Cormagdalena) que hizo parte de la
consultoría.
Le escuchaba a sus hijos, los gobernadores, la historia de
sus viajes por "La trocha" hacia la tierra natal, como su papá les
mostraba con cálculo visionario, en qué sectores de las cordilleras central y
occidental debería construirse túneles para aplanar las pendientes y hacer más
raudo el trayecto hacia Occidente y el mar Caribe.
El Fernando Gómez Martínez en la cordillera central, lo
empezó a tararear Guillermo Gaviria Correa siendo gerente de proyectos
especiales de la primera gobernación popular y dejarlo estructurado y
financiado como director de Invías en el ministerio del doctor Juan Gómez
Martínez, empezando a rumbar las máquinas por el doctor Álvaro Uribe en la segunda
gobernación popular. En las presidencias de este se da un vuelco reformista a
los asuntos de obras públicas creando la Agencia Nacional de Infraestructura como
entidad especializada en las obras públicas nacionales, originando “Las Autopistas
de la Montaña” bajo la mente visionaria del ministro Andrés Uriel Gallego.
Recursos nacionales, del departamento y del Área Metropolitana posibilitaron la
financiación total.
El Guillermo Gaviria Echeverri, ubicado en El Toyo sobre la
cordillera Occidental (recuerdo acá que el nombre fue primeramente sugerido por
mí en septiembre de 2014 ante el fallecimiento del doctor Guillermo. Columna en
El Occidental de esa fecha), fue alentado por muchas personas y varias
instituciones y dada la coincidencia política que Aníbal Gaviria Correa fungió
como alcalde de Medellín; posibilitó que el túnel más largo de América se
hiciera realidad por la participación financiera, definitiva y necesaria del
municipio. A pesar de no estar en su área geográfica Medellín se beneficiará
altamente de esta monumental obra.
Hemos sostenido que de la región occidental es donde más
periodos de gobernaciones han liderado el departamento con los doctores Juan
Gómez, Guillermo y Aníbal Gaviria con sus dos mandatos y Luis Pérez lo que se
ha constituido en garantía del avance, continuidad y materialización de estas
prodigiosas obras.
Los astros se deben alinear para que nuestro gobernador
pase a la historia como el inaugurador de los dos túneles. El Fernando Gómez
Martínez lo hizo en su primera gobernación y el Guillermo Gaviria Echeverri que
lo haga en este segundo mandato.
El presidente Virgilio Barco, fui testigo de ello, le
ofreció a finales de los años 80 la gerencia del Metro de Medellín al doctor
Guillermo Gaviria. Se repite la historia del maestro José María Villa al no
aceptar esa responsabilidad y dedicarse al periodismo informativo y de opinión
desde El Mundo y a preparar y formar a sus hijos para estas responsabilidades
superiores.
Pues bien, hay que seguir “impulsando y materializando
este tipo de obras en el departamento de Antioquia, aquella tierra que en
palabras del gobernador Francisco Silvestre en 1783” agreste y montañosa,
siempre condenada a la asfixia, a estar atrapada, hoy se ha transformado en una
Antioquia plana constituyéndose ciertamente en la mejor esquina de América.