Por John Marulanda*
Poco claro, el recién estrenado comisionado
de Paz, Danilo Rueda, trató de convencernos, antier en la mañana, de su
fanático y poco racional deseo de cumplir a toda costa la promesa de la Paz
Total de Petro. Los tales diálogos con el ELN y las FARC, se han iniciado con
mucha fuerza y acelere.
El fiscal general de la Nación
emitió, el 22 de agosto de este año, una resolución que suspende todas y cada
una de las órdenes de captura que se hayan dictado o que se dicten en contra de
los 11 negociadores del Comando Central (COCE) del ELN, procesos penales por
homicidio en persona protegida, terrorismo y rebelión agravada. Estas
investigaciones se habían registrado en contra de los negociadores Pablo
Beltrán, Nicolás Rodríguez Bautista, Antonio García, Luis Alfredo Cabiedes, Eliécer
Chamorro y otros, según Proceso de Investigación y Judicialización FGN 20-f-03
del 2019. Lo anterior, como responsables directos del atentado terrorista
contra la Escuela General Santander de la Policía Nacional en enero del 2019 y
que causó 22 asesinados y 87 heridos.
Pero una cosa es negociar con
los miembros del COCE, investidos de un claro determinismo comunista castrista
y otra es dialogar con sus cuadrillas de cerca de 2.400 hombres y mujeres, en
franco combate contra otras narcocuadrillas en las costas chocoana, caucana y
nariñense, en Arauca y en el Catatumbo. Fue en territorio venezolano en donde
el ELN creció al calor del arco minero del Orinoco, en los estados Bolívar
(tres masacres en Tumeremo desde 2016) y Amazonas. Piquetes de elenos custodian
los cargamentos de oro, diamantes y coltán que salen de esa zona hasta llegar a
las pistas clandestinas de Apure y Táchira, según denuncias en Washington.
Aeronaves surcan en trazas clandestinas los cielos de esta parte del mundo,
cargados de cocaína que culminará en las narices norteamericanas. Los grupos
federados elenos no cesarán en el empeño de hacer dinero y favorecer los
apetitos de los carteles mexicanos y las mafias europeas. Acogidos por el
gobierno madurista de clara influencia estratégica cubana, es válido pensar que
se ha confiado el queso al ratón mayor.
El mismo día en que Petro echaba
su florido y emocional discurso sobre la Amazonía en la ONU, la presidente de
la Comisión Internacional Independiente de la Naciones Unidas para Venezuela
documentó graves violaciones contra los derechos humanos, que irán directo a la
CPI. Detenciones arbitrarias, torturas, ejecuciones extrajudiciales y todo tipo
de flagrantes transgresiones, a cargo de efectivos policiales y con la orden de
Maduro, Cabello, Reverol y Padrino. Que Venezuela sea el garante de los
diálogos con el ELN, es un verdadero adefesio, signado por nulidad de origen.
Otro caso peculiar es el del
Estado Mayor Central de las FARC-EP, como se autodenominan, quienes se
reunieron con Rueda en vecindades de San Vicente del Caguán, Caquetá. No creo
que los actuales y espurios parlamentarios farianos reciban de buen agrado
semejante presentación. Las quejas de que el gobierno anterior no quiso
implementar los acuerdos de La Habana, ahora tienen plena vigencia. ¿Qué hacer
con esos acuerdos? El filosofastro Jaramillo, para quien “todos somos
culpables”, de la Calle y Juan F. Cristo se han manifestado en contra de estos
primeros pasos del joven comisionado de paz.
Los farianos, Ivanes, Márquez y
Mordisco, voluntariamente regresaron al monte y oficialmente fueron descargados
de la JEP. ¿Volverán ahora al Congreso?
Quedan pendientes las bandas
narcotraficantes puras, como el Clan del Golfo, con disfraz político de
Autodefensas Gaitanistas de Colombia y otras 22 estructuras nacionales y
transnacionales, como el Tren de Aragua o los Maracuchos, todas ligadas al
narcotráfico. La Paz Total en Colombia, pinta muy enredada.