Por: Luis Guillermo Echeverri Vélez
El manejo acertado de la economía colombiana durante
la pandemia y postpandemia.
No me trago la denominación de manejo irresponsable de
la hacienda pública que ahora el populismo en el poder le quiere endilgar al Gobierno
anterior. Eso no fue lo que pasó con la economía y con la delicadeza de las
finanzas públicas en el período anterior.
Están igualitos al cura terrorista con el cuento de la
posverdad que ignora todo el registro oficial, el histórico noticioso y los
testimonios de las víctimas. El descaro siempre está bien respaldado por la
ignorancia y la alteración mental ideológica en materia económica y por la
mezquindad que caracteriza y nubla el entendimiento de quienes obran con odio y
resentimiento.
Muchas gracias a algunos conocedores por mencionar la
importancia de la participación del Grupo Empresarial Ecopetrol y del Gobierno
Duque con su buena voluntad en alcanzar un acuerdo y un corte contable y ajuste
de cuentas sobre el Fepec antes de terminar el Gobierno Duque. No fue fácil
llegar al final a un acuerdo de cuentas pendientes, pero se hizo lo legal y lo
responsable de parte y parte.
(Fepec: Fondo de Estabilización de los Precios del
Petróleo – mediante el cual el Gobierno regula los precios internos y la
diferencia entre el precio de mercado internacional del crudo y los que se
pagan por este en el país se arbitra y liquida en este fondo).
Tengamos claro que el Gobierno es el dueño de la
mayoría de las acciones de Ecopetrol, pero no es el único de la empresa que reporta
en bolsa y hasta hoy, gracias a su Gobierno corporativo la junta es totalmente independiente
y autónoma en sus decisiones. Ahí no se sientan ni dan órdenes ministros ni
viceministros. Todo director obra independientemente de quien lo nomina, y si
ve conflicto de intereses se abstiene de participar en las decisiones, que son
colegiadas.
Me correspondió trabajar en el tema de la deuda
acumulada del Gobierno en el Fepec directamente con el equipo directivo de ECP
en nombre de la junta directiva y honrando la responsabilidad fiduciaria que
tengo con el grupo como presidente.
Debo reconocer que el presidente Duque, el ministro
Restrepo y los equipos de Presidencia y Hacienda obraron profesional y responsablemente
honrando una deuda que históricamente nunca se había reconocido formalmente. Esto
dejó un precedente sano, pues antes se iba saldando la cuenta a conveniencia,
pero claro, no era responsable y no existía la presión acumulativa de los
precios altos que hemos vivido en esta época postpandemia.
Y esa voluntad responsable se abona al buen criterio y
a la responsabilidad, seriedad y conocimientos de Duque, al haber dejado un
camino de arreglo limpio y transparente para el Fepec, sin desconocer la
complejidad recursiva del asunto. Que no fue el caso de lo que Duque recibió de
Santos pues la deuda no estaba formalmente presupuestada en las cuentas nacionales.
Para entender; antes, en el Fepec, se dejaba para
descontar de lo que diera la vaca petrolera después del ordeño. Pero dice un
adagio: “Nadie puede tomar leche y comer carne de la misma vaca al mismo
tiempo”.
Debo anotar que se les olvida a muchos de los que
ahora analizan el tema Fepec, y el manejo de los precios de los combustibles,
que el mundo paso recientemente por una depresión económica y social debido al
COVID-19 y que los fondos de estabilización son una fiducia con reglas establecidas
por ley.
¿Qué pasó? - Se paró la economía global tanto en lo
financiero como en la movilidad. Se le pincharon las dos llantas a la
bicicleta. Se dieron choques adversos simultáneos de oferta y demanda. No fue
una simple recesión ni una crisis financiera cíclica, pasamos gracias a la
ciencia y la tecnología rápidamente por una depresión global que no sucedía
desde principios del siglo pasado. Consideremos que todo en la vida tiene un
costo, y que la recesión inflacionaria que vive el mundo y porque no decirlo la
guerra fría entre súper poderes, es el costo o pago obligado de esa depresión.
En el entretanto, económicamente, ¿cómo nos explicamos
qué pasó en Colombia? Pues primero, que teníamos un recurso humano y un sistema
de salud el berraco, que dio la pela por el país día y noche, y fueron los
héroes que le ganaron la vuelta a la parca.
Dios lo guarde.
Segundo, que estábamos bien gobernados. El Estado
compró kits de test, respiradores, amplio el número de camas y se dedicó a
atender la salud de todos los ciudadanos sin descanso. El presidente, al frente,
todos los días dándole reporte y animo al país, administrando la crisis con
tino, entereza y disciplina.
Y después, llegó la vacuna al mundo y a Colombia, y
recortó a tan sólo año y medio, los tiempos de la pandemia y de la depresión económica
asociada, algo que históricamente significaba 10 a 15 años de miseria para la
economía del mundo. Pues bien. La vacuna salvó muchas vidas. La segunda dosis
disminuyó el riesgo de muerte. Aprendimos a vivir con el COVID-19 y lo bajamos
de peste a enfermedad en solo 20 meses, en promedio.
En cada país, según el manejo del Estado y la
velocidad de la vacunación, el asunto fue diferente y eso se correlacionó con
la velocidad de la recuperación económica. Aprendimos rápido porque teníamos
los mejores del país al frente de la batalla.
Ahí Duque, su ministro Ruiz del sector Salud colombino
y el Doctor Muñoz, digan lo que digan, fueron los héroes colombianos. Eso no se
los quita nadie. Colombia reportó entre los mejores del mundo en el manejo
físico de la peste y luego en la recuperación económica.
Y entonces, gracias al reconocimiento y a la confianza
en el buen manejo del Gobierno, la inversión reactivó los mercados y la
economía volvió a moverse, a dar vueltas o transar, pero no sin un costo global
mucho mayor de la energía que es la que alimenta esa movilidad como el dinero
alimenta los mercados financieros.
Razón por la cual el Gobierno del presidente se dio el
palo de mantener mediante el Fepec un costo subsidiado a la movilidad
económica, lo cual no es “alimentar carros y no personas”, como quieren decir hoy
los populistas ignorantemente. Entendamos que movilizar a bajo costo una
economía es poder alimentar a toda una nación a un menor costo especialmente en
épocas de vacas flacas.
Y ¿cuál era la prevención y la vacuna para la
depresión económica? - Buen manejo asociado a medidas coherentes, austeridad,
ahorro, ayudas del Estado y transparencia. Colombia entera le dio muy buen
manejo económico a la crisis. Desde el Gobierno, desde Ecopetrol y desde la berraquera,
aguante y austeridad de los empresarios de los sectores productivos y de servicios,
incluidos los financieros.
Gracias a que los particulares confiaron en Duque y su
Gobierno, el presidente respondió con firmeza a pesar de la canalla oposición
política del terrorista y su libretista, Fecode y su pacto con la criminalidad
y el dinero mal habido, que resolvieron financiar el desorden y el vandalismo justo
en el momento más crítico para la nación, parar el país productivo, y
descalificar a la brava la consecución de los recursos para una reforma social absolutamente
necesaria, que incluyó la gratuidad educativa para los más necesitados.
He incendiaron y taponaron las vías justo cuando se
iniciaba la recuperación, invitando e incitando la violencia, y satanizando al
Estado, al presidente, al ministro de Hacienda y a la Policía. Según lo expresaron
ellos mismos, para derrocar el Gobierno de Duque por medio de violencia e
insubordinación ciudadana. Acciones que están completamente documentadas en la
evidencia digital existente, algo que no podría contradecir ni la Comisión de
la Verdad.
Irónicamente, son los mismos que ahora plantean la
impunidad anárquica que llaman Paz Total.
Sigamos. El país trabajador y emprendedor nunca se
rindió, el presidente tampoco. Subieron los precios del crudo de forma
exponencial en el mundo. En ese momento Ecopetrol fue líder en salud y nunca
dejó al país sin suministro de energía combustible (petróleo y gas), además se
amarró el cinturón, bajo gastos, racionalizó costos y no dejó de invertir. Ello
le valió ser una de las únicas dos petroleras del mundo en pasar el 2020 con
los números en negro. Gracias a lo anterior pudo tener luego con qué adquirir
la mayoría en ISA S. A., y transferir al Estado, en estos tres años, más de 65
billones de pesos entre utilidades y pagos.
Y claro por eso hubo recursos o dinero con que
mantener bajo el precio de la movilidad del país, mucho más bajo que el promedio
en el mundo cuando se dispararon los precios del petróleo; todo para contribuir
muy significativamente a que la economía se pudiera recuperar rápido y con
fuerza, como ocurrió gracias a las ayudas y los esfuerzos económicos del Gobierno
para mantener empleos y negocios vivos y no dejar que el sistema financiero y los
mercados se desplomaran.
El resultado de las medidas y las ayudas de Duque, a
quien toda la clase política y los gremios del país dejaron solo cuando
Colombia más los necesitaba, fueron finalmente acompañadas por el Congreso que autorizó
el fondeo económico con destinación netamente social, y gracias la adecuada
preparación del terreno y la ortodoxa siembra de Carrasquilla, y al buen manejo
político, diligente y austero de la cosecha que administró Restrepo,
acompañados de la resiliencia y berraquera del emprendedor colombiano.
Eso pasó; así floreció el crecimiento y se reactivó la
economía, aunque no estén aún satisfechas todas las dolencias ni las
necesidades de las gentes en un país en vía de desarrollo. Estemos claros que
si no fuera porque se mantuvieron los precios de los combustibles bajos a
$9.000 pesos durante la crisis, Colombia jamás hubiese presentado el
crecimiento económico que presentó en recuperación, ni el actual, que heredó el
nuevo Gobierno.
Duque entregó el país con un crecimiento histórico, no
escatimó en vitaminas para la economía, y es que a los países en desarrollo les
pasa como a la gente, puede que un viejo grande y gordo ya no necesite crecer
más, pero si un niño no crece la cosa es grave, hay que llevarlo al doctor.
Duque nunca dejó de invertir ni en la gente, ni en el
país y su infraestructura. Por eso hoy
estamos dentro de las economías que más han crecido en el mundo. Algo nunca imaginable.
Por eso llegó inversión a Colombia en el primer semestre del 2022. Gracias al
presidente Duque y a la tenacidad del empresariado, legalidad más
emprendimiento resultaron en mayor equidad cuando más se necesitó.
Gracias a todo lo anterior la propia dificultad
acumulativa de deuda permitió que la mejor vaca del establo (El Grupo
Empresarial Ecopetrol), con buen pasto y buen cuido diera más leche y por tanto
se le pudieron entregar utilidades a los accionistas privados y al Gobierno que
ayudaron al pago responsable del monto causado por el Gobierno en el Fepec a Ecopetrol
al corte contable del semestre anterior.
El resultado: No hubo que matar la vaca. La leche que
produjo dio para vender, para dejar para el ternero y la gente de la finca, para
mantequilla y quesito, y sobró para salir a comprar carne fiada en el mercado.
¿Que el problema del Fepec es recurrente? Sí claro. ¿Que
requiere manejo austero y juicioso? Evidente. No es asunto de culpas, es
materia de reconocer el costo de las cosas y decir la verdad con transparencia
para encontrar soluciones en el futuro. Dios no permita que ahora a los
teóricos anti-mercado, les dé por matar la vaca de hambre quitándole el cuido o
mandándola al manadero, porque ahí si quedamos sin leche, sin vaca y sin carne.
El qué entendió… entendió.