domingo, 24 de abril de 2022

Gloria al ejército de Colombia

Antonio Montoya H.
Por Antonio Montoya H.

Bien es cierto que Colombia tiene un gran respeto por la democracia, que los ciudadanos queremos y protegemos el sistema de gobierno que lleva 203 años de vigencia, a pesar de las guerras civiles en los años medianos y finales del siglo IXX, de la violencia cruenta y cruel de mediados del siglo pasado entre liberales y conservadores, de las guerrillas, terroristas, bandidos, bandoleros, paramilitares y corruptos, que han tratado de acabar no solo con las personas, sino con los bienes públicos, el erario y la naturaleza, convirtiéndose en verdaderos criminales del medio ambiente.

El ejército de Colombia, ha dado muestras de seriedad, amor por la patria, responsabilidad, sensatez y entrega en la defensa del país, honor y gloria para ellos.

Los que han entregado la vida por defender la democracia son los soldados de Colombia, desde los generales vilmente asesinados hasta el último de los soldados que vistiendo el uniforme murió en emboscadas, secuestros, tomas guerrilleras, atentados a los oleoductos, a las ciudades; ellos sí son los verdaderos salvadores, que entregaron su vida por nosotros y los que sobrevivieron sufren las consecuencias de las lesiones que las minas y los ataques aleves que se hicieron contra ellos. Los cobardes se esconden, el ejército colombiano va de frente.

Tengo el honor de hacer parte del ejército de Colombia en compañía de otros muchos profesionales antioqueños, que asumimos el reto de conocer, prepararnos y hacer parte de esta institución nacional. Ascendí hasta el grado de capitán, de lo cual me enorgullezco y agradezco a la vida el haber conocido oficiales y suboficiales que engrandecen su historia.

No se puede aceptar que las viudas, los huérfanos, los secuestrados que regresaron a la vida después de años de sufrimiento, no tengan hoy un reconocimiento nacional y una protección adecuada del Estado, recordándolos a diario y enalteciendo sus vidas.

Sería muy bueno que nos informaran que hay de la vida de sus herederos, esposas sufridas y luchadoras, cómo viven y quién los apoya. El Estado debe actuar hoy y siempre protegiendo el recuerdo y honra de los fallecidos; el soporte de la democracia es el ejército.

Si el ejército nos falla, nadie podrá salvar la patria.