martes, 15 de marzo de 2022

De cara al porvenir: se perdió el rumbo

Pedro Juan González Carvajal
Por Pedro Juan González Carvajal*

Tuvieron que pasar 27 años para que mi club del alma, el Atlético Nacional, ganara su segunda Copa Libertadores, penúltimo peldaño antes de ser Campeón Mundial de Clubes, que en el 2016 nos fue esquivo, siendo conejillos de indias del todavía hoy controvertido VAR.

En 1989 la desbandada de jugadores fue completa, lo cual impidió tratar de lograr el bicampeonato, oscurecido proceso y enturbiado además por el mal recordado señor Leoz, hoy fallecido.

Para 2016 la tragedia del Chapecoense impidió ganar la Copa Suramericana, único trofeo regional que nos falta por conquistar.

Pero como sucedió en 1989, también en 2016 la desbandada de jugadores fue grande, perdiendo el ritmo, la competitividad y la posibilidad de revalidar los títulos al año siguiente como lo han hecho los equipos verdaderamente grandes.

De lo que hemos sido testigos desde el 2017 es de un verdadero sainete, con llegadas y salidas de varios presidentes, gerentes deportivos, técnicos y jugadores.

Parece que la lejanía del dueño del Club, por motivos del ejercicio diplomático, ha dejado al garete a los encargados de tomar decisiones, la mayoría de las veces equivocadas.

También nos han acompañado algunas sombras ante decisiones, renuncias y retiros de directivos que dejan más interrogantes que respuestas.

Presidentes o muy expresivos o totalmente retraídos. Gerentes deportivos en cabeza de exbuenos jugadores del Club, pero sin experiencia administrativa. Técnicos con recorrido y renombre internacional a quienes los ha matado la falta de paciencia de todos los públicos, interesados por el Club, y jugadores, algunos pocos de jerarquía y la gran mayoría del montón, que al ser presentados como refuerzos no aportan ningún factor diferencial real, lo cual lo demuestra su posterior desempeño y los malos resultados alcanzados.

Han pasado últimamente sin pena ni gloria, entrenadores de renombre como Lillo, Almirón, Autuori, Osorio y Guimaraes. ¿Son malos técnicos? ¡No!

La contratación de jugadores ha sido equívoca y controvertida. Para los hinchas del equipo que hemos sido aprendices de Curti, de López Fretes, de Zubeldía, de Luis Cubillas, de Maturana, del Bolillo Gómez, de J.J. Peláez, de Merlo, de Luis Fernando Suárez, del Sachi Escobar, de Quintabani, de Juan Carlos Osorio, de Rueda y de otros con menos suerte, es fácil detectar las falencias, desbalances y las necesidades de la nómina: Al terminar el año 2021 todos sabíamos que requeríamos un arquero y un back centro y ojalá un verdadero 10 pues ni Jarlan, ni Andrade han dado la talla para echarse el equipo a sus espaldas.

Sucedió lo que tenía que suceder y hoy tenemos los problemas que los hinchas veíamos venir y los directivos no. Entonces ¿para qué los directivos?

Como dice adecuadamente Farid Díaz, “No es que los arqueros de Nacional sean malos. Lo que pasa es que necesitamos uno bueno”.

Y ese arquero bueno ya no va a ser Armani con su prometido e incumplido regreso. Miremos más bien por el lado de Ospina que con sus 33 años nos podría acompañar el resto del decenio.

Siendo respetuoso del libre desarrollo de la personalidad, está bien que los jugadores estén pendientes del corte y el color de su cabello y de los tatuajes hoy tan de moda, siempre y cuando se obtengan resultados deportivos. Como sucede con los vendedores a nivel empresarial, se les pasa y tolera casi todo si cumplen la cuota, si no, pues tienen que retirarse.

Como entramos de carambola a la Copa Libertadores, pues nos corresponde jugar unos partidos iniciales antes de pasar a la ronda de grupos, que es la instancia donde verdaderamente comienza el certamen.

El no llegar a la instancia de grupos, implica haber fracasado en los partidos iniciales para llegar a formar parte de los equipos que entrarán en la verdadera competencia.

Se improvisan técnicos y se anuncian procesos. Ya es sabido que no hay tiempo de procesos. Se requieren técnicos manejadores de grupo, efectivos y ganadores.

Lo que si tiene que ser un imperativo es tener una buena estrategia para formar jugadores desde las divisiones infantiles y juveniles para que se nutra al equipo profesional o para que sean vendidos muy jóvenes a equipos del exterior.

Da envidia ver como el Envigado, el Deportivo Cali, el Atlético Junior y el Millonarios de Gamero sacan jugadores a dos manos de sus respectivas canteras.

La estrategia de recuperar y repatriar jugadores o exjugadores de gran calidad, pero con muchos años encima, puede que dé resultado una que otra vez, pero no puede ser la única apuesta al buscar refuerzos y finalmente lo que se hace es deteriorar la imagen del ídolo.

Esperemos que la alta dirección acierte con el nombramiento de un buen técnico en propiedad y que la política y la estrategia para vincular jugadores sea seria, oportuna, pertinente y ganadora.

El Atlético Nacional, merece muchísimo más de lo que últimamente y hoy, estamos viendo.