viernes, 18 de marzo de 2022

Conciencia crítica

José Leonardo Rincón Contreras
Por José Leonardo Rincón, S. J.*

Ni más faltaba pretender emular con este artículo, ni siquiera comentar, a Paulo Freire, quien nos enseñó a los educadores sobre este asunto. Tampoco a Joao Baptista Libanio quien ofreciera cursos y libros con unas buenas reflexiones al respecto. Recuerden, mis queridos lectores, que estos escritos de los viernes que comparto con ustedes NO son artículos académicos, sino de opinión y, por ende, no poseen rigor científico. Son solo pensamientos en voz alta sobre el devenir actual que vivimos y para ofrecer ideas sueltas que susciten, eso sí, reflexiones personales y diálogos, más de fondo.

En estos días, por ejemplo, me ha estado dando vueltas en la cabeza este asunto, porque en tiempo de elecciones se nos invita a votar en conciencia, es decir, con responsable y personal conocimiento de lo que uno hace. Y ciertamente yo no estaría tan seguro de que obramos así, sino que nos dejamos llevar de nuestras posiciones subjetivas, apasionadas y a-críticas, o sea, por la tradición familiar (aquí todos somos de tal o cual), o por lo que digan las encuestas, por lo que comenta la mayoría (y hay que subirse en el carro de la victoria), o por lo que dicen los periodistas en los medios, por el referente moral que tengamos, por lo que la tendencia va mostrando, por lo que el caudillo político del partido sale a defender… y eso lo único que evidencia de nuestra parte es falta de madurez política, falta de conciencia crítica.

Me enseñaron, y estoy felizmente convencido de ello, que debemos ser auténticos, es decir, ser nosotros mismos, esto es, pensar por nosotros mismos, hablar por nosotros mismos, actuar por nosotros mismos y no porque otros, tan queridos y generosos, pretendan hacerlo por nosotros. Claro que resultaría muy cómodo dejar que otros nos hagan ese favor, pero me parece absurdo renunciar o endosar a otros algo tan genuinamente característico del ser humano: su capacidad de pensar y de obrar por cuenta propia.

En últimas, la conciencia crítica nos invita a no tragar entero, a cuestionarnos inteligentemente con preguntas, a no dejarnos llevar como borregos, a usar nuestro cerebro, a no dejarnos manipular.

Esta recta final hacia las elecciones presidenciales en mayo, van a estar muy candentes, intensas, apasionadas. Ahí es donde debemos tomar distancia, dudar, cuestionar, preguntar, analizar, argumentar, debatir con razones y no únicamente con sentimientos. Si me preocupa la proliferación de “fakes news”, de mentiras descaradas disfrazadas de verdades, en verdad más me aterra la ingenuidad política, por no decir atrevida ignorancia, de nuestras grandes mayorías. Esas que finalmente deciden en las urnas no por razón y convicción personal sino llevadas de la nariguera por oportunismos de coyuntura y conveniencia o compradas descaradamente haciéndolas renunciar a su propia autonomía y libertad.

Hay que seguir educando para poseer una conciencia crítica. No hay opción si queremos que las cosas cambien.