viernes, 3 de diciembre de 2021

Zarpazo financiero

José Leonardo Rincón Contreras
Por José Leonardo Rincón, S. J.*

Sin ínfulas de analista económico, simplemente como ciudadano de a pie, común y corriente, me permito compartirles mis impresiones sobre la noticia de la semana: las pretensiones de Jaime Gilinski, primero sobre Nutresa, y días después sobre SURA, ambas empresas claves del Grupo Empresarial Antioqueño, GEA.

Me da la impresión de que el GEA, obsesionado siempre con su gobierno corporativo, su discurso ético del capitalismo consciente y sus enroques internos donde todas sus empresas son dueñas unas de otras, fue tomado por sorpresa con la OPA, Oferta Pública de Adquisición de Acciones, que lanzara Gilinski a través de la bolsa, además con una actitud aparentemente amistosa pero que resultó ser bastante agresiva. Y así lo afirmo porque en una entrevista que concediera el fin de semana pasado, el empresario aseguró que solo iba por Nutresa, que por ahora no tocaría otras empresas del Grupo, que era un asunto amistoso y que con esa negociación sería suficiente. No fue así.

El capitalismo salvaje es así: todos contra todos y sálvese quien pueda. El que tiene el dinero y lo tiene en abundancia, pone las condiciones y puede hacer lo que quiera, desde comprar lo incomparable hasta comprar conciencias. Se dirá que es un juego sabido y que esas son las reglas de juego: es verdad. Se dirá también que las acciones de estos conglomerados estaban muy bajas en el mercado y que son empresas que tienen un valor mucho más alto: es verdad. Sin embargo, para mí, están en juego otros asuntos que valdría la pena pensarlos, analizarlos, antes de tomar decisiones, seducidos por la tentación de un ingreso imprevisto e incrementado entre el 30 y el 40% de su valor actual.

Crear empresa no es un asunto fácil, sostenerla es todo un reto, pero hacerla crecer en un medio altamente competitivo y posicionarla es de titanes. Aquí, muchos en su momento lo lograron hasta volverlas entidades grandes, fuertes y atractivas. Muchos creen que eso se debe hacer para ofrecerlos al mejor postor. Pienso, entre otros casos y por citar sólo dos: Bavaria y Avianca. Aunque sigan instaladas aquí, desde hace rato dejaron de ser colombianas. Y temo que, si el GEA cae, con él se va un patrimonio nuestro en expansión y mejora. Y se va para el mundo árabe rico y poderoso. Los pequeños accionistas creerán haber hecho el negocio del año después de tan terrible pandemia, pero en realidad perderán el negocio del siglo. Y nuestro, ya no tendremos nada. Estaremos a merced de multinacionales foráneas que nos dirán lo que tenemos que hacer e impondrán a su antojo los precios en alimentos, seguros, construcción y banca.

Para que no me digan que no tengo visión de futuro como inversor, diría que cada uno es libre de hacer con su plata lo que quiera, pero que lo haga bien pensado y asuma las consecuencias de sus decisiones. Es mejor ser cabeza de ratón que cola de león. Es mejor ser libre en el propio rancho que no esclavo en la mansión de otro. Las empresas de la referencia son nuestras y son parte de nuestro patrimonio colombiano. No venderlas es cuestión de dignidad nacional si en realidad todavía queremos nuestra patria, si todavía queremos lo nuestro.