viernes, 17 de diciembre de 2021

Enhorabuena

Por Antonio Montoya H.

El gobierno nacional, en cabeza del presidente Duque, rompió esta Navidad la seguidilla de varios años sin lograr acuerdo en el incremento del salario mínimo, lo cual se logró en la mesa de concertación pactándose un incremento en el salario del 10.07% a partir del 1 de enero de 2022, lo cual es un buen augurio.

Salen como siempre las voces contrarias al acuerdo; unos dicen que con el millón no se logra satisfacer la canasta familiar mínima y que el subsidio de transporte apenas compensa el valor de los traslados del hogar al trabajo y el regreso a casa. Son opiniones que no afectan el impacto positivo del aumento salarial, más de dos millones de personas tendrán con ello incremento en sus primas, vacaciones, cesantías, intereses a la cesantía, lo cual al final, teniendo en cuenta el factor prestacional, el salario queda en promedio en un millón quinientos cuarenta mil pesos m/l ($ 1,540.000.oo), que en suma ayuda fundamentalmente a mejorar la calidad de vida de los colombianos.

Además, la educación básica primaria, el bachillerato y la superior es gratuita, pagada por el Estado. Ya pasó el tiempo del sufrimiento de las familias colombianas para pagar matriculas anuales, pensiones mensuales y otros gastos generados en la educación, y si se suma ello a un mejor salario, pues sin duda estamos favoreciendo a miles de familias y personas en nuestro país.

También debemos recordar que casi el 94% de los ciudadanos colombianos tienen protección en salud, al estar muchos de ellos protegidos por el Sisbén, y otro tanto hacen parte del sistema de salud tradicional, esto hace que los costos de vida también se reduzcan.

Se debe reconocer la política constructora del país para facilitar la compra de vivienda a los estratos sociales de menor capacidad económica, otorgando subsidios para que puedan acceder a casa propia y así con el techo asegurado haya más paz y alegría en las familias, disminuyéndose el impacto en la canasta familiar.

Hago hincapié en estos avances del país, porque no se puede desconocer que hemos crecido más que cualquier otra nación latinoamericana, consecuencia de que el Estado con sus políticas sociales llega a muchos hogares colombianos.

Es tradición de los enemigos del desarrollo social de Colombia, de los detractores de los grandes avances sociales que se logran cada día, desconocer el cambio de Colombia desde la reforma laboral del año 1991; allí se dieron las normas del cambio en materia laboral, facilitando la contratación y quitando límites a la duración en los puestos de trabajo.

Los gobiernos, en los últimos treinta años, a pesar de las adversidades, de la lucha contra la subversión en la cual se tuvo que disponer de grandes sumas de dinero para dotar al ejército de tecnología, equipos, hombres y municiones, invirtió en salud, educación, vivienda, y recreación; no ha sido estéril la lucha por mejorar las condiciones de vida de los colombianos.

Se debe reconocer el notorio incremento en el presupuesto para la educación superior, cada año, y a partir del 2022, tendrá un mayor incentivo, que permitirá mayor capacidad tecnológica, científica y docente en la formación académica y, además, podrán construirse nuevas aulas y mejorar las existentes. Lo que sí debe tener es una política de protección frente a los bienes públicos cuando son deteriorados y destruidos por estudiantes vándalos y delincuentes de la calle.

No rotundo a aquellos personajes de la vida política, que desconocen estos desarrollos sociales, económicos y normativos; que no se deben a gobiernos de izquierda, se deben a gobiernos democráticos protectores de la vida, la honra y bienes de los ciudadanos; que no hablan por hablar, sino que van paso a paso generando nuevas opciones de trabajo y de formación para el empleo y para que todos tengamos formas de darle vida a las ideas, innovaciones y creaciones.

Debo, a pesar de todos estos grandes cambios, sugerir que la mesa de concertación analice, estudie:

(a.) Una alternativa nueva de establecer un salario en el que, sin tocar el mínimo legal, se incremente el salario en un porcentaje del 15%, y no haya lugar, a la terminación del vínculo contractual, del pago de indemnización.

(b.) Incentivar el trabajo del agro con un salario mínimo superior, porque es allí donde tenemos que volver a vivir y a trabajar. Hay que dotar a los municipios de colegios, justicia, salud y empleo, de manera que sea más fácil construir un mejor país, en donde las regiones y municipios sean generadores de bienestar.

Por último, debemos reconocer el trabajo del presidente Duque que, en épocas de adversidad con pandemia y crisis social, fue capaz de revertir los difíciles momentos, facilitar un crecimiento económico del 9.7 % y un ajuste en el salario del 10.07, además, como ñapa de aguinaldo, logró el pago del seguro en Hidroituango y la continuidad de los contratistas; esa sí es gestión.