martes, 14 de diciembre de 2021

De cara al porvenir: de Epa a opa

Pedro Juan González Carvajal
Por Pedro Juan González Carvajal*

En un artículo anterior hice referencia a un personaje de la vida nacional, catalogado como una de las personas más influyentes del país: Epa Colombia. En este artículo dejo de lado a Epa (y la dejo de lado por el resto de vida) para ocuparme de un tema inevitable, como lo es la oferta pública de adquisición (opa) presentado por el Grupo Gilinski para adquirir la mayoría accionaria de Nutresa y un importante paquete de acciones de Sura.

Ya los expertos y los analistas han planteado sus conceptos sobre esta situación presentada en el mundo de los negocios Ya se ha recontado la historia del enroque que originó el llamado Sindicato Antioqueño el cual evolucionó para convertirse en el Grupo Empresarial Antioqueño, GEA, y ya se han dado opiniones en pro y en contra de la posible negociación. En este artículo presentaré algunas ideas personales al respecto, con apoyo en lo que ya se ha dicho.

En primer lugar, es claro que resulta inútil e impertinente manifestarse en favor o en contra del negocio. Es un negocio entre particulares y lo que los demás mortales opinemos no tiene la más mínima trascendencia. Se invoca que Nutresa es patrimonio de Antioquia y de Colombia, y hasta de Latinoamérica, cosa que me permito poner en duda: Nutresa y las demás empresas del GEA son patrimonio de sus accionistas y cualquier afirmación diferente no pasa de ser un sentimentalismo más bien barato.

Se afirma que con el ingreso de nuevos accionistas se perderá lo que se ha logrado en materia de responsabilidad social, ambiental y gobierno corporativo, lo que no tiene ningún asidero pues en el mundo moderno los llamados factores ESG (Environmental, Social, and Governance), sea por moda, por conveniencia o por convicción, son un factor importante para cualquier inversionista.

Con objetividad y frialdad debe entenderse que el mundo actual es diferente al mundo de hace cuarenta años, cuando se diseñó y se puso en práctica la estrategia del enroque. En esos cuarenta años, empresas importantes creadas en nuestro medio y que considerábamos “patrimonio de los antioqueños” han sido adquiridas por inversionistas de otras latitudes y… nada ha pasado. Incluso podría afirmarse que los efectos han sido positivos: el Éxito, Familia, Cervunión, Coltabaco entre otras. Incluso en un ámbito que despierta pasiones como el fútbol, el Atlético Nacional fue adquirido hace ya algunas décadas por el Grupo Ardila Lulle y creo que ningún hincha dejó de serlo porque ya no era patrimonio de los antioqueños. De hecho, durante el periodo de pertenencia al Grupo Ardila, ha ganado más títulos y ha tenido más proyección y desarrollo que en su historia anterior.

En síntesis, no hay por qué tenerle miedo a las situaciones normales de los tiempos modernos en los que los capitales y las inversiones fluyen globalmente.

En lo personal, me es indiferente en propiedad de quién estén las empresas, siempre que cumplan con su misión y respeten a sus stakeholders. Como le escuché a alguien en días recientes: que vendan a Nutresa… ¡con tal de que no dañen el salchichón!