viernes, 5 de noviembre de 2021

Porque sí y porque no

José Leonardo Rincón Contreras
Por José Leonardo Rincón, S. J.*

En un chat de amigos recibí este mensaje mexicano de autor desconocido. Me pareció tan cercano a nuestra realidad que he querido transcribirlo suprimiendo el paso a paso de la hora y media en que acontece toda esta aventura, cambiando las siglas para homologarlas con las nuestras y dándole una ilación en su redacción:

Como nevó anoche, decidí hacer un muñeco de nieve. A los 10 minutos una vecina feminista pasó y muy airadamente me reclamó por qué no hice una mujer de nieve, así que para ser justos hice una mujer de nieve. Sin embargo, mi vecina nuevamente se quejó de los pechos voluminosos de la mujer de nieve, diciendo que había hecho el muñeco con una mirada masculina y lujuriosa y que “mi engendro” no representaba a todas las mujeres del mundo que no quieren que las valoren por sus senos. Además, que la escoba que le puse debía ser removida, porque representaba a las mujeres en un papel doméstico. La pareja gay que vivía cerca, por su parte, armó un lío diciendo que debería haber hecho dos hombres de nieve. También el vecino hombre trans... mujer... preguntó por qué no hice solo una persona de nieve, con partes “destacables”.

Me llamaron racista porque la pareja de nieve es blanca. El musulmán de la casa de en frente exigía que la mujer de nieve fuera “totalmente cubierta”, y de inmediato. Los veganos, al final de la calle, se quejaban de la nariz de zanahoria, alegando que las vegetales son comida y no para decorar los muñecos de nieve.

El epidemiólogo que pasaba me reclamó a gritos por qué mi muñeco no tenía tapabocas y me llamó “irresponsable”. Por su parte el representante de derechos humanos llegó y me amenazó con interponer una demanda “ejemplar”.

Otro vecino reclamó por el color azul de la bufanda de mi muñeco, diciendo que yo cometía un delito electoral por promover un partido político. Se me acusó de haber recibido millones de dólares para “atacar a la estabilidad del país”. Manifestantes de extrema izquierda, ofendidos por todo, marcharon por la calle exigiendo que me arresten.

Apareció el equipo de reportaje del noticiero de televisión. Me preguntó si sabía la diferencia entre los hombres de nieve y las mujeres de nieve. Yo respondí: “bolas de nieve′′, y ahora me llaman “sexista”. Aparecí en las noticias como sospechoso de terrorismo, racismo, homofobia, sexismo, machismo, xenofobia, transfobia, “neoliberal”, y delitos contra la salud. Me preguntaron quiénes eran mis cómplices.

La policía llegó diciendo que alguien había sido ofendido. Mis hijos fueron llevados al ICBF, para su “custodia”. La Fiscalía impartió “orden de captura” en mi contra y tuve que salir a escondidas del país.

Al mediodía los muñecos se derretían, pero el lío ya se había armado. Esto es en lo que nos hemos convertido en este país con esa imbecilidad de querer ser “políticamente correctos” y donde, dentro de poco, dar nuestra opinión sobre el tema que sea, podrá ofender a alguien, porque sí y porque no. ¿Cómo la ven?