Por Antonio Montoya H.*
Ha sido vital para la subsistencia en el tiempo de la democracia
en Colombia, aunado al Partido Conservador, y ambos han tenido la hegemonía en
las decisiones públicas y en las grandes soluciones del país, pero, hoy me referiré
únicamente al liberalismo, a sus ideales y principios y qué importancia tiene
en la vida nacional este otrora importante partido.
Debo decir que soy liberal, convencido de que, a través de
la libertad, la propiedad y la seguridad se puede desarrollar todo el ideario y
buscar el bienestar de los ciudadanos con equidad y justicia social.
También debo decir que respeto, tolero y comparto ideas
conservadoras, porque mi vida la he regido conjuntamente con esas dos
ideologías, que permiten de una manera armoniosa desarrollar a Colombia, bajo
dos parámetros diferentes pero que al fin de cuentas tienen un objetivo común
que es la convivencia sana, la libertad y la distribución del ingreso y la
riqueza no quitando, sino estableciendo los medios para lograrlo, para ello es
necesario promover la educación, el trabajo , la igualdad de oportunidades y la
igualdad de condiciones.
Lo que si no entiendo es lo que ocurre hoy en el Partido Liberal,
donde un expresidente se adueñó del poder, no hay discusión, no se somete al
debate las alternativas que surgen para fortalecerlo, está entronizado y los
aires de renovación no se ven, sus hombres se van retirando y montando rancho a
parte para buscar nuevas alternativas políticas, no para trabajar con base en
una ideología, sino para tener su grupo partidista como una empresa electoral,
llena de ambición y de intereses personales, contrariando el pensamiento
liberal.
Hoy se debe estar revolcando de la impotencia el fundador
del partido José Ezequiel Rojas, quien el 16 de julio de 1848, en el acta de
fundación fijó los principios que lo rigen y son vigentes actualmente, pero,
que se olvidan por quienes manejan el partido, por cuanto una cosa es manejar y
otra es liderar. Esta última se logra es con base en el trabajo, con el
convencimiento, con la rectitud y el carisma, que logre inculcar en las nuevas
generaciones esas ideas liberales, revolucionaria, pero respetuosos de la
democracia, que permita a sus miembros sentirse orgullosos del papel que se
representa como partido, en la vida nacional.
Sin duda alguna desde su fundación hemos tenido grandes
hombres liderando las reformas sociales y económicas de Colombia, todos ellos
progresistas, preparados, pensadores, luchadores que ante la adversidad se
crecieron y dieron muestras de entereza moral y patriótica. Menciono entre
muchos personajes al general Rafael Uribe Uribe, Enrique Olaya Herrera, Jorge
Eliécer Gaitán, Eduardo Santos, Alfonso López Pumarejo, Alberto Lleras Camargo,
Carlos Lleras Restrepo, Alfonso López Michelsen, Luis Carlos Galán y Álvaro
Uribe Vélez. Algunos de ellos han gobernado el país y otros no lo lograron por
ser víctimas de la violencia, el odio y el temor a sus ideas como Gaitán, Galán y Rafael Uribe Uribe, hombres que bastante
falta le han hecho al desarrollo de Colombia, a la fe que tenían puesta en la
transformación social que lideraban y que por causa de los avatares del destino
cayeron todos bajo la acción de asesinos que preferían su muerte, que el cambio
en la forma de gobernar a Colombia con desarrollo social, orden y disciplina.
Todos ellos fueron acompañados de lideres regionales y
departamentales que aportaron también grandemente a que sus movimientos ideas y
liderazgo crecieran en todo el territorio nacional.
Llegó la hora de un cambio en el Partido Liberal, que sus
bases se revuelquen, citen a una gran convención nacional, que allí se debata
el devenir histórico para los próximos años, se recojan sus ideas, se respeten
las decisiones, se cumpla el ideario y se combata de frente la corrupción, generando
así confianza en los ciudadanos, y que se sientan representados en cualquier
lugar del país, porque el partido es uno solo, sus principios no tienen
diferencias sociales y son los que permitirán que se trasforme en la gran
fuerza que combata el populismo, la mentira, la falsedad y coadyuve con otros
partidos a la restauración social y moral de Colombia.
Ahora en épocas difíciles, pensemos en grande y
contribuyamos a la consolidación y transformación del Partido Liberal y de
otros que también están en mora de renovarse para obtener un sistema
democrático sólido y con equidad, justicia, y desarrollo armónico social y
económico.