Por Pedro Juan González Carvajal*
Cada época trae su afán, y cada generación crea
sus propias expresiones para comunicarse y facilitar las relaciones. En un
mundo signado por la tecnología, los mensajes de pocas palabras, la abreviación
obligatoria y los memes, el léxico cotidiano también adquiere y promueve nuevas
palabras que son utilizadas hasta el cansancio, haciendo que el lenguaje
pareciera un inventario precario de expresiones.
No me gustan ni el “parce”, ni el “parcero” y
me impacienta el “o sea”. Personas sin distingo de edades ni de actividad,
manosean y aporrean el lenguaje y muchas veces, como estribillo, toman una
palabra y la emplean con inusitada frecuencia, ya sea espontáneamente o a la
fuerza, en cualquier contexto.
¿Qué harían muchos personajes, sobre todo del
mundo público, sin la palabra “articulación”? ¿Cómo engranarían sus ideas y sus
acciones?
¿Quién en el mundo académico y empresarial no
se ha sentido tentado a emplear la palabra “disrupción”, aún sin tener muy
claro su significado? Una sociedad que mira con recelo el cambio como proceso
difícilmente entenderá lo que implica esta expresión.
La pandemia nos contagió de virus y de temores,
pero también nos trajo como secuela la palabreja “reinvención”, expresión sin
la cual pareciera que, si no la empleamos, hubiéramos sobrevivido en vano.
Ni que decir de la palabra “resiliencia”. Todos
nos hemos convertido en mártires y héroes de oficio. Personas, grupos, ciudades
y países, por no hablar de continentes y planeta, nos hemos convertido en seres
resilientes, capaces de volver a comenzar, como Sísifo, de manera permanente.
¿Y qué tal la palabreja “polarización”? Estamos
haciendo eco de las posturas extremas y populistas que están de moda a lo largo
y ancho del planeta y hemos recuperado esta expresión, que hoy por hoy es de
las más usadas.
Finalmente, en este breve recorrido, llegamos
al prefijo “post”. Hay que hablar de “post acuerdos de paz”, y cómo no, de “post
violencia”; hay que mencionar la “post pandemia”, ya se escucha hablar de “post
Otoniel” y no sobra quien se exprese alrededor de la “post verdad”… Lástima que
ninguno de estos post se refiera a procesos debidamente concluidos.
Finalmente, lo importante es que nos entendamos
y gracias a este compartir de expresiones, pues nos facilitemos la vida juntos.
Ojalá al menos hablemos claro, que los
dialectos urbanos o segmentados no nos conviertan en guetos sociales y por qué
no, que la sindéresis y la consecuencia nos permitan promover el hecho de ser
coherentes entre lo que pensamos, lo que decimos y lo que actuamos.