Por Luis Guillermo Echeverri Vélez*
¿Por qué tanto miedo en algunos medios afines y en las
redes de los adalides del mal y sus encubridores mamertos a la extradición de Otoniel?
¿Qué quiere ocultar el malvado periodismo fariano - santista
promotor de los acuerdos que multiplicaron exponencialmente la deforestación,
la producción de cocaína, la minería ilegal, el narcotráfico y el
narcoterrorismo?
¿Qué tanto hay de cercanía entre, las FARC -E P (que solo
dejaron de existir en los sueños “nobelistiocos” de “Aguacate” (el gran
estafador político madurado a punta de periódico que cambió en Cuba la Constitución
de su patria en procura del Nobel con que engañó a toda la paz mundial),
el ELN y los grupos paramilitares, hoy mal llamados bacrim, desde la era en que
reinaron “Los Santos”, cuando la conveniencia que deforesta para sembrar muerte
(coca y minería ilegal) es la que en materia de negocios, tanto los une?
¡Qué bonito! ¿Y ahora resulta que, por un anuncio de
extradición, el gobierno Duque es el de la culpa?
¿Será que ahora sí hay miedo real a que se esclarezca y se
sepa con nombres propios como es la “melé” entre la JEP y las prioridades en el
concepto elástico de las víctimas que maneja esa fuerza bendecidora de
impunidades e inquisidora del sistema de libertades: la justicia especial para
las FARC - EP?
¿Será que ahora sí se puede saber sobre los roles reales
tras la tramoya del doctor Cocoíta, de Leiva, el Rasputín colombiano, del
arquitecto de la impunidad Enrique Santiago y del ideólogo de la Lumumba,
Sergio Jaramillo, tras las naguas de los idiotas útiles que negociaron
en nombre del cielo: el vice de Samper, el famoso canciller industrial alias el
“Sargento García” y el iluso e imberbe hijo de papi recién llegado de Harvard?
Y ¿qué pasará si el hombre abre la boca y consigna en un
expediente, en una corte de la justicia americana, delatando todo lo que puede
haber escondido detrás del movimiento anual tanto local e internacional de 200
toneladas de cocaína?
¿Y por qué será tanto afán de encubrimiento a alias Otoniel?
¿Por qué le bajaron el volumen a lo que hay detrás de Memo
“el Fantasma”, del azote del Choco alias “el Viejo”, de Guacho y de tantos
otros, y a la reincidencia de Santrich, y a lo que hacen el ELN, el Paisa e
Iván Márquez y la nueva Marquetalia desde Venezuela?
¿Y por qué le bajaron el gas a hablar de lo que ha
representado la relación de Piedad Córdoba con el difunto Chávez y toda su
pandilla de Maduro, Diosdado y el Cartel de los Soles?
¿Qué podrá el capo Otoniel contar de sus distribuidores en
el país, en México, en el Caribe, en Venezuela, en Europa, en Brasil y en los
propios Estados Unidos?
Después de manejar 200 toneladas de coca por año, ¿podrá
contar algo de Gentil Duarte, de Pablo Catatumbo, de las mal llamadas
disidencias, de Gustavo Bolívar, los bloqueos, la primera línea y la Colombia
Humana, de los caciques mafiosos que vendían los niños de sus comunidades , del
rol “justiciero y democrático” que pueda cumplir Iván Cepeda y los colectivos,
de Granda, del niñero Pastor Alape, del santo Lozada, de Aida y del Gran Encomendero
Juampa alias Santiago, y de Gustavo Francisco Petro Urrego, alias Andrés
Aureliano y su nuevo M-19?
¿Podrá el país llegar a entender la filigrana del negocio
entre el M-19, los cárteles de la droga, el objetivo de la quema del Palacio de
Justicia, y luego con el parlamento, la constituyente y los gobiernos de la
época dorada del narcotráfico?
Ayer sobraron los # del periodismo pro acuerdos con el
narcoterrorismo fariano, tratando de armar controversia sobre tema Otoniel.
¿A quién le están haciendo la vuelta?
Qué flaco favor le hacen al derecho, a la justicia y a la
legalidad, a los valores de la democracia y al Estado de derecho, abriendo un
debate que tiende a tratar de justificar, el poder llevar a la JEP a un
delincuente que maneja 200 toneladas año de clorhidrato de cocaína.
¿Tendrán miedo de que pueda contar algo sobre el falso
proceso de paz y la agenda oculta del mismo?
¿Tendrán cutu-cutu de que un testimonio de un pez tan gordo desate el deber democrático pendiente del debate y la declaratoria ilegal de la Farc-política, igualmente grave o más que la Para-política?
¿Tendrán miedo acaso de que la juventud y las redes
sociales descubran finalmente el mayor de los falsos positivos y que Uribe fue
“el diablo” que combatió por igual el narcoterrorismo guerrillero y el “paraco”
y extraditó los paramilitares a los Estados Unidos como lo ha venido haciendo
la justicia colombiana y el presidente Iván Duque?
¿Pondrá ello en evidencia el lisonjero Nobel y el manto pacífico
con que encubren los Santos su verdadera condición de mercaderes de la miseria
humana?
Solo “El Tiempo” lo dirá.