martes, 14 de septiembre de 2021

De cara al porvenir: el fútbol, ¿un supra Estado?

Pedro Juan González Carvajal
Por Pedro Juan González Carvajal*

En diferentes ámbitos de la vida diaria existen una serie de normas absurdas y arbitrarias que se convierten en parte del paisaje y se asumen como normales, hasta cuando tales normas nos impactan negativamente. En esta oportunidad es el Atlético Nacional, ya que algunos de sus jugadores y sus hinchas quienes padecemos en carne propia tal situación.

A lo largo de la historia la organización que rige el fútbol en el planeta, la FIFA, ha generado un marco normativo propio con el que pretendieron blindarse frente a las normas de los diferentes países afiliados. Por ejemplo, durante muchos años se burlaron de las normas laborales y generaron una nueva modalidad de esclavismo. En Colombia es emblemático el caso de Nelson Gallego a quien el dueño de un equipo, el señor Gabriel Camargo Salamanca, bloqueó para el deporte: no lo dejaba jugar en el Tolima ni permitía su transferencia a otro club, truncando así la carrera de un buen jugador. Frente a esto, no existían caminos legales a los que se pudiera acudir.

Por fortuna, en Europa, en un caso similar, la justicia ordinaria, a través del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, profirió en el año de 1995 una célebre sentencia en favor del futbolista belga Jean-Marc Bosman; reconoció la libertad deportiva de este jugador y, como consecuencia, obligó al cambio de las normas de la UEFA y de la FIFA. Es importante tener en cuenta que frente a la decisión de la justicia ordinaria ninguna federación y ningún club fueron desafiliados de la FIFA y, a las autoridades futboleras, no les quedó más camino que acatar la decisión.

En estos momentos Atlético Nacional recorre un tortuoso camino que, finalmente, lo más seguro es que se resuelva con dinero, pero hay un grupo de futbolistas a quienes no se les está permitiendo desempeñar su oficio, se les impide hacer lo que saben hacer. Aunque se les pague su quincena, se les está cercenando su derecho al ejercicio de una profesión.

Y es allí donde aparecen las normas arbitrarias. Si Atlético Nacional firmó un contrato con Cortuluá y se dejó incluir una cláusula leonina, pues que asuma las consecuencias y que ataque la validez de dicha cláusula o que pague. Así como en el juego del fútbol los errores se pagan con goles, en el mundo de los negocios los errores se pagan con plata. Pero otra cosa es que unos futbolistas debidamente contratados no puedan ser inscritos y por lo tanto no puedan ejercer su profesión de manera digna. Allí es donde aparece la arbitrariedad al vincular a terceros en el problema entre dos instituciones. Es injusto que se señale a Fernando Uribe como culpable de lo que pasa, él no tiene nada que ver, pero Dorlan Pabón, Felipe Aguilar y sus compañeros bloqueados, tampoco tienen nada que ver.

Se dirá que esas son las normas internas de la Federación Colombiana de Fútbol y de la Dimayor, y que todos los clubes que las aprobaron deben acatarlas. Eso suena bien, pero no es verdad: la normativa interna de una institución puede ir más allá de la ley, pero nunca en contra de ella y, mucho menos, en contra de normas constitucionales.

Esas normas internas arbitrarias que han sido tradicionales en el mundo del fútbol, prohijadas por la FIFA, han tenido un trasfondo perverso: generar una pretendida inmunidad, pero no la han logrado: Blatter y Platiní fueron condenados penalmente, como lo fue en nuestro medio el señor Luis Bedoya y, quién sabe, el señor Ramón Jesurum puede correr la misma suerte pues está sub judice por el ilegítimo manejo de la boletería para el mundial de Rusia, en otras palabras por ser un vulgar revendedor de boletas.

Hasta ahora todos los fallos en las acciones judiciales intentadas por los jugadores y por Nacional han sido adversos, pero aún quedan por resolver apelaciones y eventuales revisiones ante la Corte Constitucional. Qué bueno que la rama judicial colombiana marcara un hito, como lo hizo el Tribunal de Justicia de la Unión Europea en 1995, para promover el cambio de normas arbitrarias en el mundo del fútbol.

Por ahora, una propuesta: si definitivamente las decisiones son negativas, Nacional podría darse la pela durante un semestre, afrontando lo que resta del campeonato con juveniles y, con su nómina básica, incluidos los refuerzos contratados, emprender una gran gira internacional para mostrar a sus jugadores internacionalmente y, de paso, conseguir los recursos para pagar al Cortuluá. Ah, y, además, no prestar jugadores a la selección Colombia. Qué pena con el profesor Rueda, pero, a veces, toca.

NOTA: Afortunadamente esta situación, ya fue superada.