Por Antonio Montoya H.*
La muerte llega tarde que temprano a nuestras
puertas, fallecen amigos, los padres, hermanos, compañeros de trabajo, de
estudio, y así, un día cualquiera, llegara por mí y por ustedes. Son vidas que recorren
un camino largo o corto, dependiendo del destino de cada uno, y lamentamos la
desaparición de todos ellos, un duelo que nos hace revivir sus grandes
recuerdos, historias conjuntas, añoranzas, risas, llantos y alegrías.
No puedo olvidar la muerte de personas que, por
su personalidad, formación, y persistencia dejan un legado en la vida, por eso lamento
el fallecimiento del gran industrial Carlos
Ardila Lule. Debo recordar la de otros tantos hombres que de una u otra
forma tuvieron incidencia en miles de colombianos, por sus gestas, por la labor
empresarial que realizaron, de crecer, construir en medio de la adversidad, por
la vocación de servicio y sobre todo por su amor por la patria. Su recuerdo no
llega a mí por ser hombres públicos, sino por ser empresarios que generaron
grandes empresas en todos los sectores de la economía, agro, construcción,
químicos, comercio, textiles, bancos, servicios, comunicaciones o transporte y no
fueron políticos, ni gobernantes, pero sí, con su entereza, voluntad y el acompañamiento
de grandes profesionales forjaron con tesón emporios económicos que hoy son
valorados por unos y criticados por otros.
Son hombres que tal vez ustedes no recuerden
como Carlos Upegui Zapata, Arturo Rodríguez Echavarría, Adolfo de Greiff, Óscar
Mejía Vallejo, Nicanor Restrepo Santa María, Vicente Uribe Rendón, Julio Mario
Santodomingo, Darío Múnera Arango, Rodrigo Uribe Echavarría, Luis Echavarría
Villegas, Adolfo Carvajal Sinisterra, John Gómez Restrepo, Hernán Echavarría Olózaga,
Jesús Ramírez, José Gutiérrez Gómez, Luz Castro de Gutiérrez, Débora Arango, John
Restrepo…, personajes todos ellos que contribuyeron con su inteligencia,
dinamismo y ganas al desarrollo de nuestro país. Hay otros muchos que no menciono
pero que aportaron conocimiento y sabiduría al país.
Quiero resaltar a los miles de empresarios ya
fallecidos que generaron empleo y sus familias continúan haciéndolo en todo el
territorio nacional. Desde un solo empleo hasta varios miles, coadyuvan al
engrandecimiento de Colombia. Yo los valoro por sus gestas, porque aún hoy nos
acompañan de corazón y son ejemplo de trabajo el cual siguen sus descendientes,
empeñados en generar empresa.
A estos hombres que añoramos por su trabajo,
enseñanza y pujanza, que recordamos como hombres y mujeres que en el siglo
veinte y en estos 21 años del siglo veintiuno, desarrollaron, con empeño y
empresarismo, la democracia, se oponen otros muchos personajes siniestros que
no han construido una sola empresa, excepto las criminales, y que acompañados
de Tirofijo (Manuel Marulanda Vélez), Jacobo Arenas, crearon las FARC; o los
Vásquez Castaño que conformaron el ELN, y el mismo EPL, EL Quintín Lame y ahora
las disidencias, o los que hacen y deshacen criminalmente en Colombia, como los
diversos clanes existentes tipo Úsuga, que pululan a lo ancho y largo de este país.
Todos estos se han creído los salvadores de Colombia y no han traído sino
muerte, desplazamiento, secuestro, sangre, terrorismo, luto, y más violencia. A
ellos no los lamentamos cuando se mueren.
Están próximos a ellos, Gustavo Petro, Gustavo Bolívar
y otros siniestros personajes que se quieren tomar el poder ayudados por las
disidencias que les ponen dinero. O los idiotas útiles que creen en ellos y en
el futuro que le darán a Colombia, que apoyan el vandalismo, la destrucción de
las ciudades, parar la economía y crear el colapso para obtener el poder y allí
olvidar a los que les hicieron el juego sucio, momento en el que estos lamentarán
por el resto de sus vidas que la izquierda recalcitrante se tome a Colombia.
En conclusión, solicito que se pellizquen,
valoren a los que crean empresa y trabajo, que son solidarios y aportan al
desarrollo, no a los bandidos que generan caos y destrucción.
Viva una Colombia democrática, libre e
incluyente, que recuerde y valore a nuestros hombres emprendedores y luchadores.