viernes, 13 de agosto de 2021

Tentaciones políticas

José Leonardo Rincón Contreras
Por José Leonardo Rincón, S. J.*

El artículo llamado “Al meollo del asunto” que resultó exitosamente viral sin habérmelo propuesto, sigue poniéndome en contacto con gente de muy diversas latitudes geográficas y condiciones humanas. Que desde varios países de América, Europa, África, la mismísima ONU o por estos lares, desde los Llanos y la Amazonia, el norte y sur del país andino, lo ponderen y valoren, no ha dejado de sorprenderme.

Ahora, prestantes políticos, algunos activos y otros retirados, con las banderas de quienes están hartos de polarizaciones entre los mismos con las mismas, se han puesto en contacto para invitarme a animar un movimiento de renovación política que le diga basta ya a la politiquería tradicional que nos tiene sumidos en este caos y que, con gente de todas las edades, profesiones, credos y estratos sociales cambiemos este ajedrez y transformemos a Colombia.

Es una dulce pero peligrosa tentación. La política siempre me ha gustado, no tengo porqué negarlo, convencido como soy de que todos los seres humanos somos políticos por naturaleza, así no nos gusten los colores partidistas y sus estrategias mañosas para gobernar y “repartirse la marrana” como coloquialmente afirmamos. Por mis trabajos apostólicos he tenido que encontrarme muchas veces con personajes tan diversos como interesantes: Lleras Restrepo, Belisario Betancur y Álvaro Uribe, para citar solo expresidentes, pero también gobernadores y alcaldes, como Antonio Navarro y Sergio Fajardo, por ejemplo, o congresistas y ministros. La cosa política me gusta y creo ser bastante crítico de esa “arena” circense a la que saltan muchos para luchar honesta e incansablemente, algunos otros para ser devorados por fieras hambrientas, y no pocos, para lucrarse mezquinamente a costa de un pueblo apático de la participación política y bastante ingenuo a la hora de tomar posturas propias. No pocas veces, con toda asertividad le he dicho a más de uno lo que realmente pienso a sabiendas de que puede gustarles o no. Eso que llaman lo políticamente correcto me produce náuseas. No importa. Me he sentido profundamente libre para pensar con conciencia crítica, ser auténtico y evitar mimetizarme camaleónicamente según las conveniencias. Eso me ha granjeado muchos amigos pero también enemigos.

Me han dicho, pues, que el actual momento de este país no da espera y que lo piense muy bien porque hay que buscar responder a las causas más grandes y nobles y no quedarme en mi mundillo clerical. Me sonó muy ignaciano eso del “más”, pero también me hizo recordar las tantísimas tentaciones que tuvo Jesus de Nazaret. Pareciera sentirme felizmente en Domingo de Ramos pero oteo en el horizonte la tragedia del Viernes Santo con crucifixión y sepultura incluidas. Muy interesante, muy atractivo, muy pertinente si se quiere, pero no. El galileo se escabulló de quienes querían hacerlo rey y sabemos que quienes a lo largo de la historia sucumbieron a la tentación no tuvieron finales rosa. Los curas no somos para eso. Por eso somos curas. Claro que tenemos que ser políticamente activos sin endosar nuestra libertad de conciencia a ningún movimiento en particular. Si quieren les ayudo como asesor o consejero, como formador integral de jóvenes líderes, o en las lides educativas que han sido las mías durante 35 años. Eso sí.

A estas alturas de la vida, “el palo no está pa cucharas”. Creo que como cura puedo y debo hacer mucho más en el servicio a la Iglesia y a mi patria. Además, ya lo hemos visto, no basta la buena voluntad, ser decente y buena persona. Hay que estar preparado en temas muy diversos y saberse rodear de los mejores. Es más, la experiencia en el servicio de lo público, si bien es compleja y tiene muchos vericuetos es absolutamente necesaria para una buena gestión pues siempre habrá quien quiera buscarte el pierde. Llaneros solitarios sin respaldo han terminado cooptados por sus críticos y detractores, cuando no se han frustrado traumáticamente y achicharrado para siempre. Me siento realizado en mi vocación y creo que lo mejor por ahora es quedarse quieto en primera, o ustedes, ¿qué opinan?