miércoles, 18 de agosto de 2021

¿Derrotismo o resolución?

José Alvear Sanín
Por José Alvear Sanín*

Ominosa la semana que ha pasado:

1.     A medida que se conocen los antecedentes terroristas de los ministros del sombrerón, aumenta el pánico económico en el Perú.

2.     Impelida por Biden, la oposición tira la toalla en Venezuela.

3.     En México, las ceremonias indigenistas de tergiversación de la historia alcanzan un nuevo paroxismo, con Amlo a la cabeza.

4.     La encuesta Invamer-Gallup nos presenta un Petro invencible en segunda vuelta.

5.     La señora Pachón se coloca en pole position para colaborar con Petro

La actitud de la intrigante viuda indica la tónica de una clase política que responde siempre a la pregunta de ¿Quiénes vamos ganando?

El viento de la resignación se extiende por doquier. El partido del apoyo irrestricto oscila entre la conformidad y la murmuración, pero en esa agrupación ya predomina la aceptación, como un hecho incontrovertible, de que el Acuerdo Final y la JEP son componentes inmodificables y obligatorios de la “Constitución”. Resignados al status quo, postergan la escogencia del candidato presidencial hasta marzo 2022, cuando ya no sea posible cosa distinta de presencia simbólica en las elecciones de la primera vuelta en mayo de ese año.

Como el CD tiene excelentes precandidatos que prácticamente no registran en las encuestas, esa posición es, hasta cierto punto, políticamente correcta.

La segunda vuelta es un mecanismo razonable en cuanto hace posible la reflexión de último minuto del electorado, pero no es garantía de éxito para el candidato moderado frente al extremista. Salvó al Ecuador, pero no funcionó en Perú. El resultado es aleatorio y desde ahora no puede aceptarse la idea de que quien quede de segundo salvará inexorablemente al país, de Petro, en junio 2022.

Actualmente el poder está mayoritariamente en manos de la izquierda revolucionaria: la justicia, la educación, los medios masivos. Los jurados de votación los pone Fecode. El cómputo electoral lo hace una empresa santista… Y como si todo eso fuera poco, la JEP y la Comisión de la “Verdad” ya entraron, con sendos y bien publicitados espectáculos, a intervenir en la contienda. La primera da la sensación de imparcialidad cuando reconoce 18 000 niños secuestrados, para luego absolver a los plagiarios; y la segunda, prorrogará su mandato, para arrojar continuamente lodo, de aquí a las elecciones, contra las fuerzas democráticas.

Lo anterior explica el derrotismo y la componenda con Petro, pero los acomodaticios olvidan que pasados unos pocos meses les llegará el triste y fatal destino que experimentan todos los moderados, desde los girondinos, cuando las palomas colaboran con los halcones, cuervos y gallinazos.

El país no puede entregarse al socialismo del siglo xxi, así no más.

Colombia espera a quien se resuelva a dar el grito de independencia, resistencia y recuperación, que encontrará respuesta en millones de patriotas.

La lucha que nos espera es heroica, difícil, definitiva, y habrá que darla —aconsejaba Mariano Ospina Hernández en momentos decisivos— “con el gobierno, sin el gobierno o contra el gobierno”: o ¡con los partidos, sin ellos o contra ellos!

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¡De aquí a marzo, nos quedan 178 días!