Por Pedro Juan González Carvajal*
En un planeta con siete mil y pico de
habitantes, y un país con cerca a los 50 millones de habitantes, no es de
extrañar que todos los días sucedan cosas, hechos, acontecimientos, que
finalmente se vuelven titulares de prensa y de noticieros y que rápidamente son
reemplazados por otros acontecimientos, en un tropel vertiginoso y continuado
de ires y venires históricos, azuzados por unos medios de comunicación ávidos
de lo que en la jerga periodística se llaman “chivas” o noticias frescas y
ojalá exclusivas.
Veamos algunos ejemplos:
Recientemente vemos como el mar se
incendiaba ante una fuga de hidrocarburos en una plataforma marítima en el
Golfo de México.
Estados Unidos anuncia con bajo
perfil, –ya que sale con el rabo entre las patas– que se retira de Afganistán,
después de haber armado el despelote universal.
La revolución está de revolución –se
corrompe la sal– y en Cuba hay protestas callejeras por el mal estado de las
cosas, sin que se tenga mucha información al respecto.
El empresario Richard Branson inaugura,
a nivel de prueba, el turismo espacial.
El Gobierno de Biden estudia la
posibilidad de hacer emisión monetaria.
Reaparece el expresidente Donald
Trump, abriendo espacios para su posible nueva candidatura, antes de que de
pronto sea condenado por defraudar al fisco.
Lamentablemente se quebranta la salud
del Papa Francisco y debe ser intervenido quirúrgicamente.
Colombia recibe el informe de la
Comisión Internacional de Derechos Humanos con respecto al manejo de las
recientes protestas y como era obvio, llama la atención sobre lo que todos
vimos, pero, además, como es obvio, se tiene una reacción, como mínimo pueril e
inmadura, por parte del Gobierno, negando lo innegable y quedando mal de nuevo,
ante el concierto internacional por el manejo torpe de los asuntos
internacionales.
Para que no digan que no tenemos
presencia internacional, ahora resulta que hay un grupo de colombianos
presuntamente implicados en el asesinato del presidente de Haití, dentro de los
cuales hay algunos exmilitares. ¡Qué pena!
De manera inesperada, el Gobierno
Departamental anuncia que le quiere vender a EPM su participación en
Hidroituango, tratando de allanar caminos entre las dos entidades, ante los
líos jurídicos que hoy se tienen, lo cual es válido, bajo el entendido de que
una cosa es lo que piensa el potencial vendedor y otros los intereses del
potencial comprador.
Personalmente considero que el
Departamento debe defender y cuidar esta inversión, que es la única que le
garantiza ingresos futuros, teniendo en cuenta una estructura fiscal anacrónica
heredada desde la colonia y que es la que hoy tienen los Departamentos en
Colombia.
Se anuncia que dentro de unos 2 meses
se entregará la primera vía perteneciente a la generación 4G que unirá a
Medellín con Buenaventura y reducirá el tiempo de viaje de un camión de 15 a 10
horas. ¡Enhorabuena! Es una obra que varias generaciones hemos estado
esperando. Lamentablemente en términos logísticos, 10 horas sigue siendo
demasiado tiempo para pensar en ser competitivos. Además, estas grandes obras
de infraestructura vial deben estar acompañadas de manera paralela de grandes
obras de infraestructuras férreas que permitan la continuidad en el flujo de
personas y mercancías.
Pronto alcanzaremos la cifra récord de
casi medio centenar de precandidatos presidenciales sin que nadie por ahora, y
como será más adelante, haga ningún tipo de propuesta para enfrentar las
situaciones estructurales y de coyuntura que hoy vive el país. ¡Bendita democracia!
Y para rematar, nuestra amada
Selección Colombiana de fútbol vuelve a quedar de Primera Princesa.
¡Amanecerá y veremos!