viernes, 4 de junio de 2021

Reventados

José Leonardo Rincón Contreras
Por José Leonardo Rincón, S. J.*

He dicho que como país estamos atravesando la mayor crisis estructural de nuestra historia. Sabemos que afrontarla no es nada fácil y que salir de ella tomará tiempo. Igualmente, creemos que se necesitan líderes corajudos y decididos en la mesa de negociaciones para lograrlo y nos molesta no ver avances, no sé si por miopía o porque el paquidermo efectivamente no se mueve. El hecho es que llevamos 35 días de paro y todos los días sale gente de todas partes para marchar y protestar. No se cansan, inmunes al sol y a la lluvia. ¿Trabajan? No. ¿Estudian? No. Nunca han tenido nada, algunos lo habían perdido todo. Por eso no hay nada que perder. Si acaso la vida por el covid-19 pero era preferible salir a la calle y enfermarse que morir de hambre en casa. Son jóvenes, familias enteras, sin futuro.

El rector de la Javeriana escribió un twitt el pasado 21 de mayo que me gustó mucho: “No sigan dilatando el comienzo de las negociaciones añadiendo condiciones y temas. El país está reventado. Queremos trabajar, queremos estudiar, queremos movilizarnos libremente, llegar a tiempo a la casa y al trabajo”. ¡Hace 15 días y la cosa sigue igual!

Estábamos muy maltrechos por la pandemia y sus consecuencias, pero ahora sí que estamos reventados con esta tomadura de pelo. No sé a qué están jugando estos señores apoltronados en sus cómodas trincheras, sin mirar más allá de su afán de protagonismo y de ganar dividendos políticos para su botín electorero. Qué insensatez, qué falta de sentido común. Dicen las partes que aman la patria, pero les importa un bledo la economía paralizada, la infraestructura cada vez más vandalizada, que no destruida, la crisis sanitaria en aumento, la sangre de los muertos y heridos chorreando por doquier. Hace rato que el gobierno debió tomar riendas y el tal Comité de Paro descalificar la violencia y la anarquía. Cada día que pase será un año más que tendremos que tomarnos para recuperarnos. Estamos en la apoteosis de la patria boba, desgastados en luchas intestinas fratricidas y oteo revoloteando en el horizonte aves de rapiña listas a devorar lo que quede del muerto. Imperdonable.

Caída la reforma que propusiera el ministro de infeliz memoria, sabihondo de economía neoliberal pero que nunca ha comprado un huevo en una esquina, desde el ejecutivo se debieron amarrar los pantalones y coger el toro por los cuernos. Sentarse con los líderes de las ramas del poder público no para recibir florecillas perfumadas sino para afrontar la crisis y decir: Sí señores. Estamos mal. No podemos seguir evadiendo responsabilidades. Esto es grave. Vamos a conformar 10 mesas de trabajo con representantes de todos los sectores en cada una de ellas para mirar los temas neurálgicos que nos agobian. Vamos a hacer en cada una el listado de lo más urgente que hay que resolver. Vamos a hablar “a calzón quitao” para no decirnos mentiras, ni hacer promesas engañosas de cosas que no se pueden cumplir, para priorizar las acciones que realmente se deben tomar ya. Hacer un cronograma realista de fechas puntuales para trabajar en comisiones y presentar propuestas concretas de modo que se fueran viendo logros y primeros resultados. El país es lo primero y nuestros intereses mezquinos hay que dejarlos de lado. Aquí, o nos salvamos todos o nos hundimos todos. Pero no. Eso que llaman elegantemente falta de empatía, en realidad pareciera más bien soberbia, desdén y desprecio. Ribetearon fácilmente a todos por igual tildándolos de izquierdistas y siguen tercamente convencidos de que es un complot para destruir su institucionalidad venida a menos.

Sobre la crisis nacional en un principio todos estuvimos de acuerdo, pero ya estamos otra vez en desacuerdo por la forma de afrontarla. Estuvimos de acuerdo en el derecho legítimo a la protesta, pero no hemos estado de acuerdo en que había que denunciar y deslegitimar todo brote violento. Estuvimos de acuerdo con las marchas y las protestas, pero no con los bloqueos indefinidos que tienen reventados a todos los sectores de nuestra economía. Estuvimos de acuerdo en la necesidad de sentarse a dialogar, pero nos agobia el tedio de su lentitud y el ver la prepotencia de sus protagonistas que no ceden nada.

Insisto: cada día más que pase lo lamentaremos tardía e irreversiblemente, pero si es verdad aquello de que “piensa mal y acertarás”, es muy probable que quienes negocian no estén tan estresados porque tienen todo asegurado, cuentan con cómodos salarios y sus familias y propiedades ya están en el extranjero. Algunos de esos, que dizque defienden a su gremio, en vez de retornarles sus aportes descontados por derecha, gastan diariamente millones en publicidad radial, en avisos de periódico, en cazar peleas por cualquier cosa, pero no veo que propongan y construyan nada. Nefastos. El hecho es que estamos reventados: los niños en la casa sin poder vivir su vida normal de colegio, los que trabajan en casa y están hartos de reuniones virtuales, los tenderos y pequeños comerciantes que no pueden abrir sus almacenes, los empresarios promisorios que ven frustradas sus inversiones por el receso obligado, el personal de la salud sobre exigido por la crisis sanitaria, los que por culpa de los cierres se quedan sin empleo, los que pasan hambre y no tienen techo… ¿hasta cuándo?