domingo, 13 de junio de 2021

Belalcázar ¿héroe o tirano?

Santiago Cossio
Por Santiago Cossio

En el paro nacional del 2021 se vivió el sentir de los indígenas, quienes tumbaron el monumento a Belalcázar en Cali. Meses atrás habían destruido otro en Popayán. Y ya había sido destruido años atrás. Esto me llevo a investigar quién fue realmente Belalcázar y por qué del odio indígena a un monumento del conquistador español que habitara estas tierras hace 500 años.

Sebastián de Belalcázar, de nombre original Sebastián Moyano, nacido en 1480 en Belalcázar, España, llegó en el segundo viaje de Cristóbal Colón y fue el conquistador español que la corona declaró como gobernador propietario.

Recordemos que en los años 1500 gran parte del continente americano fue denominado como Nueva España. Un claro nombre a la intención de conquistar y poseer este gran descubrimiento.

Aunque haya fundado las ciudades de Quito, Popayán y Cali, hay que precisar que Belalcázar no fue un perita en dulce.

Huyó de España por asesinar a su hermano. Asesino muchos indígenas, fundó las ciudades para recaudar tributos, fue un obsesionado por la leyenda de El Dorado, sometió y esclavizó a los pueblos con un régimen de terror. Siendo gobernador mando decapitar al vecino gobernador de Antioquía, el también español, mariscal Jorge Robledo y fue condenado a muerte por la corona española por este delito.

Palabras del exalcalde de Cali Gustavo Álvarez Gardeazábal: “siempre lo dije, nos mostraron y nos creímos a Belalcázar como un prócer, pero resulta que fue un asesino”. la caída de este monumento tiene un gran significado.

El monumento fue erigido en los años 30 y desde esos años se le ha rendido tributo. El pronunciamiento del Ministerio de Cultura fue el rechazo al vandalismo y el clamor de la protección al "patrimonio cultural". Según el Ministerio se volverá a restaurar el monumento.

Hay que ver cómo 500 años después unos defienden y otros condenan. Pero deberíamos reflexionar sobre el sentir indígena y hacernos la pregunta: ¿y si tienen razón? ¿Le hemos rendido tributo a quien posiblemente no lo merece?

Lo único cierto es que los indígenas 500 años después, aún claman justicia.