Por Antonio Montoya H.*
Los hechos violentos sucedidos en el trascurso
de esta semana (finales de abril) son terribles; se sabía de antemano que la
protesta no sería pacifica, con cantos y alegría, porque si bien una buena
cantidad de ciudadanos recorrió las calles de una manera pacífica arengando
contra la reforma tributaria, las dificultades de la salud, la falta de
trabajo, en fin, sobre todo lo que vivimos; muchos otros, como era de esperarse,
tristemente, se aprovecharon de la situación para generar vandalismo, muerte,
heridas, pérdidas económicas, daños a los bienes de los mismos trabajadores,
porque parte de los saqueos, alborotos, y demás fueron contra el patrimonio de
muchos de los que estaban allí ejerciendo, al igual que el resto, un derecho
constitucional como lo es la protesta, y así y todo terminaron perjudicados en
su propio patrimonio… ¡qué contradicción!
Es terrible verlos en las noticias, en los
videos, entrando a los bancos, quebrando vidrios, tumbando barreras de protección,
robando computadores, televisores y electrodomésticos, amenazando a los
trabajadores, y estos, indefensos, solo gritan de pánico mientras los violentos
disfrutan con sevicia y sádica complacencia del resultado de la destrucción.
Esta es la imagen que generamos no sólo en el
ámbito nacional sino global, pues, es muy triste ver como una protesta contra
el gobierno se ve desmaterializada por esos actos de violencia que nos
perjudican a todos por igual, marchantes o no marchantes, adinerados o no,
empresarios o trabajadores… todos somos víctimas de los atropellos.
¿Dónde estaba el señor alcalde de
Medellín?, no lo sabemos, ni aun cinco días después de los paros lo he visto
pronunciarse contra los vándalos y criminales que arrasaron la ciudad. ¿Es esté
el verdadero representante de la ciudad, quien nos dirige y protege? Lo dudo,
impávido, lo único que hace es pronunciarse por Twitter, contra el expresidente
Uribe, porque requirió la presencia del ejército en las calles y solicitó suspenderlo
de esa red social.
No olvidemos que la Constitución Política de
Colombia, en la parte final del artículo segundo dice:
“Las autoridades de la República están
instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su
vida, honra, bienes, creencias y demás derechos y libertades, y para asegurar
el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares”.
Esto quiere decir que el gobierno debe acatar
estrictamente este mandato, que no es un cuento, es una obligación de carácter
constitucional y por ello sorprende que quien manda en la ciudad no proteja a
los civiles ni a sus bienes de los actos de los delincuentes.
No es un derecho de un solo lado, si bien se
permiten las manifestaciones populares, expresar oposición, como bien lo
garantiza un modelo de Estado como el nuestro, no se puede permitir paralizar
la ciudad en época de pandemia, no acatando las órdenes judiciales y violando
cualquier precepto legal. Me dicen que no todos fueron vándalos, ¿qué tal que
así hubiera sido?, estaríamos con las ciudades destruidas. Lo que ocurre y
seguirá sucediendo es que las fuerzas desestabilizadoras del país lideradas por
Petro, la izquierda, los grupos guerrilleros y la delincuencia se aprovechan de
esa expresión de libertad para destruir la ciudad.
Encapuchados que no son capaces de poner la
cara incitan a mujeres y niños a comportarse como ellos, que motivados por la
locura de las masas, irrumpen sin miedo en los bienes ajenos, los desmantelan y
salen corriendo; los vi en videos entrando a menores de edad empujados por sus
hermanas o hermanos a una bodega, de allí los sacaron a bala y pudo haber una
tragedia mayor con muertos y heridos, pero los que primero corrieron fueron los
que desataron el caos y la violencia; cobardes es lo que son, deberían
enfrentarse a los demás, pero con ideas, trabajando construyendo y no acabando
con lo ajeno.
¿Por qué el SMAD no actuó? porque no lo
dejan los fallos judiciales; ¿por qué se impide que se defienda a la ciudad
y los ciudadanos? porque quieren acabar con la democracia; ¿cómo lo van
a lograr? manteniéndose en paros constantes como lo ordenó Gustavo Petro
desde el inicio del mandato del presidente Duque. ¿Van a ganar? Esperamos
que no, para ellos empezaremos en Medellín, revocando al alcalde y desde
Antioquia entera defenderemos la democracia.
Qué dolor ver cómo los delincuentes lanzaban
patadas a los policías, y ellos callados, les tiraban cócteles molotov y ellos
quietos. En un carro de la policía, adentro, indefensos, varios policías, fueron
víctimas de la violencia, golpes, insultos y ellos impávidos. Esto no puede ser
posible, que quienes tienen la obligación de acallar a los delincuentes tengan
que bajar la cabeza y humillados salir en fuga, porque no pueden defender la
institución y al país.
No sólo me detendré en hacer un análisis en
contra de los grandes “lunares” que se presentaron en las protestas, pues debo
ser consecuente con todo lo que siempre he predicado, y es que no es momento
señor presidente de hablar de una reforma tributaria cuando todos los
ciudadanos estamos sufriendo y tratando de sobrevivir al día a día, cuando el
porcentaje de pobreza del país aumenta de manera significativa, al igual que el
desempleo y muchos otros sectores sociales se ven igualmente deteriorados. Esto
era muy previsible señor presidente, a tal punto que su propia bancada le dio
la espalda en algún momento y así y todo usted pretende seguir con el proyecto
de reforma como si nada estuviese ocurriendo. Considero que es momento de
echarse atrás, de caer en cuenta del error, pero antes de que sea tarde. No
soportamos más desmanes en lo social, pero tampoco más perjuicios en lo
económico; hay mejores formas de solucionar estos problemas y usted mejor que
nadie en Colombia debería propender por el bien de los ciudadanos y no
perjudicarnos todavía más… esto que está sucediendo era absolutamente
previsible.
Señor presidente, señores alcaldes y
gobernadores, no pasen de agache, los ciudadanos estamos sufriendo por todos
lados, virus, violencia, paros, no hay trabajo, y fuera de eso se destruye la
ciudad, ¿qué nos quedará?, ¿qué futuro tendremos fuera de la súplica divina? No
esperen a que los ciudadanos se defiendan ilegítimamente, para eso está el Estado
que tiene el control de la fuerza y con base en esa facultad debe actuar en
fundamento a su legitimidad.
Sí al ejercicio de los derechos y libertades, no,
al abuso de la democracia al desorden, la violencia, la muerte.