lunes, 10 de mayo de 2021

Cambios urgentes y necesarios

Antonio Montoya H.
Por Antonio Montoya H.*

Estudiando nuestra historia reciente, desde el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, cuya muerte probablemente impidió el aceleramiento y consolidación de la trasformación social que propuso en el primer mandato presidencial Alfonso López Pumarejo y que, a pesar de que el tiempo ha pasado aún se perciben sus avances sociales. No hemos logrado dar el salto económico y social que se requiere para que este país, lleno de posibilidades logre solucionar muchos de los problemas que nos agobian y que hoy nos tienen avocados a un persistente paro nacional.

Calló la reforma tributaria, la cual no queríamos que se presentara ni siquiera a discusión, por improcedente e inoportuna, en una situación económica difícil para todos, con crecimiento de la inequidad social, del aumento de la pobreza, en fin, del deterioro económico. A pesar del retiro, continuó el paro y el caos en las grandes ciudades, porque los de la izquierda, como ya lo he expresado, se valen de cualquier oportunidad para mantener el país ensangrentado, dividido, convulsionado y sin una salida decorosa a corto plazo.

Creo yo que ningún colombiano duda de la necesidad de implementar cambios que tengan impacto social, que la calidad de vida sea mejor para todos, que las oportunidades de trabajo se multipliquen, que el emprenderismo por fin logre consolidarse como una forma ideal de generar empresa, con acceso al crédito a largo plazo e intereses bajos, lo cual es necesario para no agobiar económicamente a quien inicia un proyecto con mucho interés e idealismo, pero sin capital.

Por lo tanto, es necesario que, en vez de destruir, dañar los bienes públicos y privados, matar, agraviar, y generar dolor por todos lados, se sienten los líderes (si realmente los hay y diferentes a Petro) y, en una negociación razonable, se acuerden pautas de trabajo que permitan obtener resultados inmediatos y a largo plazo, no con medidas de corto plazo que son las que vuelven y facilitan las nuevas causas de los problemas.

No se requiere ser un gran estadista, simplemente hay tener dos dedos de frente para que aportemos desde nuestro propio hábitat a la solución del conflicto. Siempre he considerado que la solución se inicia desde abajo, desde el hogar; los amigos, el colegio, la universidad, el trabajo. Cada paso que damos debe tener un norte y no podemos dejar que las cosas vayan al vaivén de los acontecimientos; empoderémonos de nuestra vida y futuro, desde donde estemos respetemos al vecino, al colega, a la esposa e hijos, a los amigos, a los contradictores y así vamos construyendo la telaraña que permite tener una verdadera red fuerte y solidaria, eso sí, con orden y disciplina social.

Observamos día a día, en los dos últimos años, al presidente Duque, con paciencia, sin desespero, constante en su accionar, trabajando por el bien de todos; en la pandemia ha sobresalido sin pretender tener la solución al problema, recibe palo por todos lados, de su propio partido y obviamente más de sus opositores. Se equivocó con la reforma tributaria, pero retrocedió y sigue analizando alternativas, sin embargo, no he visto que los otros líderes del país estén actuando con sensatez, por el contrario, son emotivos, groseros, altaneros y se niegan a sentarse a la mesa para buscar soluciones. A ellos, con energía, les solicito respeto hacia los 50 millones de ciudadanos, actúen como los representantes de la comunidad porque no es el momento de obtener réditos políticos, es el momento de sacar adelante este país, su democracia y su futuro.

La democracia está en jaque, no por las ideas de Petro y sus muchachos, sino por la división continua de los verdaderos demócratas; por consiguiente, pellízquense y actúen como ciudadanos inteligentes, con seriedad y grandeza, hay mucho para trabajar y construir en este lindo país. En este sentido, me permito, como ciudadano, dar algunas ideas que faciliten encaminar el país por la senda del desarrollo, a saber:

En el Congreso de la República, los señores congresistas, deben dedicarse a:

1. La tarea de reinventarse, reduciendo el número de congresistas a la mitad, disminuyendo porcentualmente los representantes y senadores por departamento.

2. Legislar con responsabilidad reglamentando el tema de la cadena perpetua para violadores.

3. Legislar con dureza contra el feminicidio, victimarios que con seguridad merecen cadena perpetua, y el homicidio en general.

4. Legislar claramente para que las cárceles, sean verdaderos centros de reclusión con condenas en reclusiones normales, sin excepción. No utilización de celulares en las cárceles. No a privilegios a los condenados, con disciplina.

5. Los funcionarios públicos corruptos no deben tener beneficios de casa por cárcel, ni lugares especiales de reclusión.

6. Pagar a los congresistas como eran anteriormente, únicamente en el periodo de sesiones ordinarias o extraordinarias.

7. Abolir carros y disminuir número de trabajadores de las UTL.

En el ejecutivo, se debe estudiar una reducción de la burocracia, fusionando empresas, entidades y facilitando la vida ciudadana, con menos trabas para estar en la legalidad.

En el sector empresarial debemos ser cuidadosos. Tenemos culpas, debemos ser vigilantes y evitar dar dádivas al funcionario público para obtener un contrato, y que este no las solicite, porque esa es la fuente de erosión del patrimonio público. Con control y vigilancia previa evitaríamos muchas reformas tributarias.

No olvidar que la despensa de Colombia está en el campo. Si dedicamos un poco de la acción estatal a fortalecer educación, salud, vivienda y siembras, con seguridad habrá trabajo, y si contamos con aplicación pronta de justicia y alcaldes preparados, la vida en los municipios será agradable y llena de bienestar.

Pero es prioritario que la gente crea en los jueces, en la justicia, que sea pronta y eficaz. Posiblemente en los municipios pequeños se puede lograr ese objetivo, con jueces proactivos y ciudadanos disciplinados.

Me podría extender, pero sigo pensando que es más difícil construir que destruir; esta última se logra en minutos la otra se obtiene con perseverancia, disciplina y ganas.

Sí estoy seguro de que, respetándonos, con nuestro glorioso ejército del lado de la democracia, con policías vigilantes y con ciudadanos trabajadores, alegres y respetuosos de la ley, somo capaces de tener una mejor vida para todos y derrotar a quienes persisten en dañar y acabar con la democracia.