lunes, 8 de febrero de 2021

Política monetaria vs. política fiscal

Santiago Cossio
Por Santiago Cossio*

A finales del año 2020 en Colombia se presentó la posibilidad de que el ministro de Hacienda fuera simultáneamente director del Banco de la República. El propósito de este escrito no es ni mucho menos cuestionar la capacidad del ministro. Simplemente hacer unas salvedades a la luz de las teorías y, especialmente, de la práctica social. Un economista por muy buen científico social que sea también es una persona normal que tiene familia, tiene que comer, dormir, se cansa, se equivoca, le da sueño, tiene presiones políticas y públicas, etcétera. Hasta un premio nobel de economía sucumbiría al tener que manejar, simultáneamente, la política monetaria y fiscal. Veamos algunos apartes de cada política.

En política fiscal con manejar las finanzas públicas ya es un sinónimo de estrés. Las presiones por el recaudo vía impuestos, que además son resultado del PIB generaría un estrés permanente. Con la pandemia el retroceso es innegable y el salvamento vía reformas tributarias no es tan popular que digamos. También hay que velar por llevar a cabo un plan de desarrollo donde el gasto y la inversión pública demandan giros permanentes. La Dirección de Impuestos y Aduanas, el crédito público y la presión por sostener el empleo del sector público también son competencias de Minhacienda, al igual que el déficit fiscal, regalías, la evasión y elusión, deben ser tenidas en cuenta.

En política monetaria es mucho más complejo el asunto. La inflación, el crecimiento, el empleo, tasas de interés, tipos de cambio, reservas internacionales, política interior y exterior, son apenas la punta del iceberg a mantener a flote. Las velocidades del dinero, la masa monetaria, el IPC, la expansión y contracción, las denominaciones, la impresión, las reservas internacionales, la política cultural del Banco como mecanismo de expansión, la información con el Congreso, el gobierno y los medios son bastante complejas. Esta última es decisiva a la hora de la efectividad que direccione la política monetaria. Las tareas son tan innumerables y complejas que no se necesita ser economista para saber que es bien difícil que una sola persona maneje todo acertadamente. Lo más sano es que la junta directiva debata y controle todo lo pertinente al tema monetario.

Todo esto sin contar que un ser humano con debilidades, responsabilidades y presiones de un pueblo que siempre quiere buenos resultados, además de la presión del Congreso y del presidente, tranquilamente puede caer en el llamado auto- préstamo. Emitir dinero para financiar el gasto público todos sabemos a dónde llega eso. El caos de inflación y pobreza no se vería en el momento de gobierno, pero sí sería insostenible a largo plazo.

Por esto la recomendación social es que los ministros de Hacienda no deben ser simultáneamente directores del Banco de la República. O se maneja bien la política monetaria o se hace bien la política fiscal. Ni Superman maneja las dos bien. Esto aún la ley lo permite y como según parece va a seguir pasando; es mejor legislar para detener la ignorancia y el deseo de poder.