sábado, 13 de febrero de 2021

La revolución de los pequeños inversionistas

Andrés de Bedout Jaramillo
Por Andrés de Bedout Jaramillo*

El mundo no puede seguir de espaldas desconociendo el poder, la inteligencia y la capacidad de los pequeños inversionistas cuando se juntan, no se puede seguir desconociendo de lo que son capaces, o mejor de la fuerza de la unidad. David contra Goliat. En poco tiempo, con poco dinero de muchos, se puede, más que con mucho dinero de pocos, con preferencia a la información y mucha participación en la regulación.

Los pequeños inversores en Estados Unidos, cansados de ver que siempre las utilidades de la bolsa van a parar a los mismos bolsillos de siempre, dejando las migas y las pérdidas en los bolsillos de los pequeños inversores, se juntaron como una colonia de abejas, unidas por millones a través de las redes, logrando utilidades importantes, rápidas, al estilo de los grandes jugadores. En la primera semana de enero de 2021, compraron entre todos las acciones de una empresa en dificultades, Game Stop, a US$17 y a la semana siguiente las vendieron hasta en US$380, generando tanta ansiedad en los pocos grandes inversores, que terminaron comprando caro y vendiendo barato, inclusive las acciones que dieron en garantías, para apostarle a la compañía a la que le estaban apuntando los pequeños inversores, que a su vez guardan o mejor encomiendan sus pequeñas cantidades a los grandes inversores. Ahí fue la de debacle en las bolsas del mundo, incluida la colombiana, mientras esos pequeños inversores gringos salieron de compras con las jugosas utilidades, los pequeños inversores colombianos salimos a reducir drásticamente nuestros gastos, claro, las pérdidas de los grandes jugadores, inmediatamente fueron trasladadas a nosotros, porque así esta diseñado y establecido el sistema.

Las jugadas que han producido estos millones de pequeños inversores han sido tan inteligentes, que tienen a los grandes inversores de siempre, viendo un chispero; se dice que todavía no han podido entender a cabalidad las jugadas que se inventaron, fruto de la unión del conocimiento y de las ideas de los pequeños inversores, mejor dicho, los tienen locos, les han demostrado que no pueden seguir abusando de la mayoría con sus manipulaciones codiciosas, que pretenden llenar sus bolsillos sin fondo. Mejor dicho, ya los pequeños inversores les pusieron coto a los grandes inversores, acostumbrados a mover y a generar ansiedades en los mercados a su antojo, para posicionar al alza o a la baja, según sus preferencias y necesidades, el mercado de la renta variable.

A la gente en Estados Unidos, también le tocó meterse en el rebusque para sortear los efectos de la pandemia, aprovecharon los altos niveles de educación, de conexión a internet, la claridad para entender el nivel patrimonial que los coloca en el campo de pequeños inversores, se juntaron en convención virtual, definieron una ruta colectiva donde como hormiguitas organizadas, cada uno cumplió con aportar su pequeño granito de arena, en forma ordenada, diciplinada y cumplida, y así han podido asestar grandes golpes a los grandes fondos de inversión, que se sentían intocables, indestructibles, ostentosos y fastidiosos, por su egoísmo orientado siempre a socializar las pérdidas y capitalizar para ellos las utilidades en el manejo que tenían y aún tienen de esos pequeños inversionistas, que ya cansados de tanta injusticia, se los sacudieron de encima. Ni en Wall Street han podido entender qué fue lo que hicieron, qué estremecieron y cómo seguirán estremeciendo el mercado de valores a nivel mundial y muy especialmente el mercado de la renta variable que a la supuesta perfección solo podían manipular los más poderosos, que son muy pocos.

Yo estoy hablando de este tema, por ser otra lección más que nos deja la pandemia y por ser un tema totalmente relacionado con los Objetivos del Desarrollo Sostenible del pacto de la ONU, expresamente el objetivo #10. Reducción de las desigualdades, que a su vez está directamente relacionado con los otros 16 objetivos del desarrollo sostenible. No es propiamente que los más adinerados salgan a tirar la plata por las ventanas, la reducción de las desigualdades, se da racionalizando y compartiendo los beneficios de los negocios, de las compañías, con todos los actores o mejor, con todos sus grupos de interés los cuales son la materia prima principal de sus actividades; se reducen las desigualdades estableciendo condiciones para los clientes, menos gravosas, menos injustas, menos desequilibradas, así ellas estén autorizadas por la ley, normas que se establecieron con la complicidad de los congresistas.

Llegó la hora de que los bancos revisen los cobros exagerados por los servicios que prestan, que revisen los intereses que nos cobran vs. los intereses que nos pagan. Llegó la hora de que los fondos de pensiones revisen una rentabilidad decente para sus clientes ahorradores y pequeños inversores; que revisen los costos de manejo y les permitan participar de sus inmensas utilidades.

Yo no he podido entender por qué para pagar menos impuestos toca meter plata en los fondos de pensiones. Los planes de celulares nos confunden con los minutos ilimitados que nadie nunca va a poder físicamente utilizar, más otra cantidad de aparentes beneficios, que injustamente han venido incrementando los costos de la canasta familiar, hoy menguada por los efectos de la pandemia. No entiendo cómo las compañías de seguros están incrementando primas, exagerando exclusiones para el no pago de siniestros y aumentando las cuantías mínimas de los siniestros para reconocerlos. No entiendo cómo los congresistas y altos funcionarios del Estado siguen ganando cuantías y beneficios, humillantes con el resto de los colombianos. La vaina es que todo esto está autorizado por las leyes sastre (construidas a sus medidas). Pienso que, por quedarse con todo, están acabando con todo.

Yo hago un llamado a la reflexión, a que piensen en el pequeño inversor como la materia prima de sus actividades, como el primero en sus grupos de interés, a que piensen que, si no hacen redistribución del ingreso en todas las actividades, este mundo se les va a salir de las manos y los perjudicados vamos a ser todos, inclusive los más poderosos. Y esto no es una pelea entre ricos y pobres, ni de derecha, izquierda o centro, esta es una realidad que debemos enfrentar entre todos, para que no siga siendo la lucha polarizada que continúe permitiendo que los grandes capitales solo se muevan entre los pocos poderosos de Venezuela, Colombia, Estados Unidos, Europa, China y el resto del mundo, olvidando la redistribución del ingreso, como objetivo para el desarrollo sostenible con miras al 2030.

Yo creo que si las cosas siguen como van, no vamos a poder construir unidad, no vamos a poder ver ni siquiera acuerdos sobre lo fundamental, que son los acuerdos sobre los temas en que al parecer estamos o mejor están de acuerdo los que manejan este país desde lo público y lo privado.

Que mi Dios nos ilumine, ayudando a entender la importancia de la redistribucion del ingreso, para el futuro del mundo.

Esto es hasta parecido a la política, unos muy pocos se quedan con el solomito, otro poquito con los gorditos y el resto con nada. Cada vez voy entendiendo más porque, es mejor para los grandes inversores de la economía y de la política, incrementar su ejército de pequeños inversores, que les sigan la cuerda de la polarización: la respuesta es sencilla, así se pueden quedar con la plata de los pequeños inversores y además con el trabajo gratuito de los pequeños inversores.

Traslapando este cuento sucedido en el país más rico, o de los más ricos del mundo, capitalista, poderosísimo, a nuestra pequeña Colombia, solo queda pedirle a los grandes inversores: bancos, fondos de pensiones, compañías de seguros, que se adelanten a los hechos, se junten rápido con los pequeños inversores a revisar sus principios, políticas, visiones, misiones, mejor dicho, su papel en este mundo, para que el objetivo #10 del pacto de la ONU reducción de las desigualdades, se pueda cumplir, para el bien de todos.

Que nuestro señor Jesucristo nos guíe por el camino de la unidad y de la paz.