lunes, 16 de noviembre de 2020

Ganar o perder

Antonio Montoya H.

Por Antonio Montoya H.*

Es siempre una posibilidad, e inclusive en algunos casos puede hablarse del empate como algo posible, pero al final se tendrá un primer lugar en cualquier actividad, es decir un ganador. Por ejemplo, en el deporte los otros competidores podrán tener nuevas oportunidades en competencias posteriores. Así es igual en casi todo en la vida diaria, en las licitaciones pueden ser muchos proponentes y uno solo se gana el contrato, en elecciones se presentan precandidatos, luego se depura y llegan dos o tres con opciones a la elección y de ellos uno solo gana, en el tenis, fútbol, golf, fórmula 1 o ciclismo, al final es uno solo el campeón, y normalmente los demás felicitan al ganador, reconocen con hidalguía la victoria del otro y salen contentos con su propio resultado.

Lo que parece ilógico e irresponsable es que todo aquel que pierde en la política, inmediatamente sale a decir que hubo fraude, que le robaron las elecciones, que se encontraron cajas con votos, en fin, siempre tienen la disculpa precisa a flor de piel, difunden por todos los medios posibles que la victoria del otro es por fraude y generan con ello desestabilización, conflictos, demandas, gritos y violencia.

Son muchos los casos y traigo a colación el de México, país en el que el actual presidente Manuel López Obrador, perdió tres elecciones previas y nunca aceptó el triunfo del otro. Tuvo hasta gobierno paralelo y cuando por fin ganó, no dijo nada, fueron perfectas las elecciones, no hubo asomo de fraude. Así vamos recorriendo el mundo y ocurrió lo mismo con Bolivia, Ecuador, Nicaragua, en Colombia sucedió en las elecciones del año 1970, en fin, nadie puede aceptar perder con altura, con serenidad, todo es robo si no se gana, lo del otro es robado y lo mío perfecto.

No saber perder es un mal que tenemos enquistado, no reconocer el mérito del contrincante, demeritarlo, sacar al aire dudas sobre la validez del triunfo, hace daño, no genera tranquilidad para quien gobierna, ni para los perdedores, no salen de ese desespero sino cuando tienen nuevas elecciones, es una tragedia y hace daño a los ciudadanos.

Aquí aun no se ha aprobado el voto electrónico para las próximas elecciones y ya salen a decir los senadores Petro y Rodrigo Lara, que se presentara un fraude monstruoso; esas afirmaciones no tienen pies ni cabeza, ligeras, insidiosas afectando desde antes el ambiente electoral por si ellos no ganan, tengan desde ya lista la disculpa, daño inmenso le hacen al país estos dos ciudadanos.

Cuántos muertos no se causan por no aceptar los triunfos de otros, disturbios callejeros, afectaciones a bienes, peleas y luego, con el pasar de los días, esos mismos contrincantes se unen y los únicos paganinis de ese desastre son los ciudadanos de a pie.

Ganar o perder, es parte de la esencia de la vida. Miremos otro ejemplo nefasto de lo que implica perder y es lo que ocurre aun hoy en Estados Unidos, cuando el actual presidente impugna el resultado electoral en varios Estados sin pruebas argumentando fraude, e impidiendo aun el reconocimiento oficial de Biden como nuevo presidente. Esta actuación de este hombre ya había sido anunciada por él mismo, cuando manifestó que desconocería el resultado de las elecciones en el caso de no obtener el triunfo. Y si eso sucede allí, en el seno de la democracia más representativa, qué podemos esperar de otros países de una tradición más pobre en el ejercicio de la democracia.

Es tan difícil el aceptar la derrota, que hasta se premia el juego limpio, que no es otra cosa que aceptar la superioridad del otro sin ofender, pegar o restarle valor al oponente.

Ganemos o perdamos, la vida sigue y las oportunidades se repiten, ayudemos felicitando al ganador, alabémoslo, y démosle valor, más tarde lo harán con ellos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Con gusto aceptamos sus comentarios mientras no sean innecesariamente ofensivos o vayan en contra de la ley y las buenas costumbres