Por Antonio Montoya H.*
Los colombianos vivimos de sorpresa en sorpresa
y cada una de ellas supera a la otra en horror e incredulidad. Nunca logramos
el objetivo de obtener justicia, verdad y reparación. Me pregunto qué pretenden
las FARC, al venir a reconocer la autoría intelectual y material del crimen del
doctor Álvaro Gómez Hurtado, veinticinco años después de haberse cometido, después
de haber engañado a la sociedad, de haber permitido que personas inocentes estuvieran
pagando cárcel varios años por un crimen que no cometieron, en el que la
justicia no se preocupó por la verdad, y tendrá el Estado, con el tiempo, que responder
por una indemnización cuantiosa a quienes pagaron cárcel sin motivo alguno, tal
vez por el solo hecho de estar en el lugar equivocado o ser acusados por
terceros para enredar la investigación.
Cuál será el verdadero motivo que los lleva a
incriminarse y a vincular a los muertos en la responsabilidad del caso, porque dicen
ellos mismos que los cuatro autores materiales están muertos, al igual que lo
están el Mono Jojoy y Tiro Fijo; quedando vivo solo Carlos Lozada, es decir, la
imputabilidad sería para nuestro honorable senador Lozada.
Pero los agentes deben por primera vez investigar
de fondo, no la inmediatez de pruebas inventadas de antes y de ahora, si no escudriñar
¿cuál es el verdadero sentido de confesar? Tal ves para llevar el proceso a la
JEP y que duerma allí el sueño de los justos, porque llevamos mucho tiempo con
ese adefesio jurídico y no pasa nada.
Por otro lado, es bueno que la opinión publica
entienda que en ese momento histórico de la muerte del doctor Álvaro Gómez,
estábamos en grandes y graves problemas de institucionalidad, el presidente
investigado y en la cuerda floja por la entrada de dinero del narcotráfico a la
campaña presidencial, la guerrilla en auge, una elección espuria y un país al
garete porque lo único que hacían era defenderse, y el doctor Álvaro Gómez, buscando
tumbar al gobierno elegido por el narcotráfico, apunto de hacerlo estallar y el
Cartel de Cali, metido en el debate.
Por ello considero que ante tantas
posibilidades de encontrar al verdadero autor intelectual del crimen del doctor
Gómez Hurtado, no se puede confiar en esa confesión y dejar quieta la investigación
para simplemente esperar que se acceda al resultado de la propia acción de la
JEP.
Ahora bien, en aras de cualquier discusión
jurídica, valdría la pena pensar qué hace el senador Lozada en el Congreso,
como un asesino de uno de los personajes más importantes de nuestro país, que
no fue presidente por el estigma de su padre, pero tenía los méritos, la
capacidad y el temple para contribuir a la salvación de Colombia en ese momento
histórico. Afortunadamente apareció el doctor Álvaro Uribe Vélez y salvó
literalmente del caos a Colombia. Pero volviendo al tema, creería que el
senador Lozada, el otro que dirigió el ataque a Bojayá, no debería ser parte
del Congreso de la República.
Todo esto nos lleva a decir qué lástima que
este proceso de paz, del cual como he dicho anteriormente hasta yo lo voté,
pero, cuando no respetaron la decisión popular, dije y pensé que el camino se
extravió, de todo tendría menos justicia y paz.
Sin duda alguna cada día que ha pasado nos trae
nuevos mensajes negativos, y lo único claro de todo este entramado es que la
izquierda pretende tomarse el poder total, por que ya tiene a la justicia
atrapada en su sin salida, al Congreso compartiendo curules y la presidencia,
si lo permitimos, a las puertas del triunfo.
Invito a la ciudadanía a que no comamos cuento,
que cada vez es más cierto que no habrá verdad, ni justicia ni reparación; que
el asesinato de Álvaro Gómez Hurtado, no creo yo que se les pueda atribuir y
que la democracia está a punto de perderse en la maraña de quienes astutamente
enmarcaron un proceso de paz para lograr el objetivo del poder y de allí en
adelante quedaremos listos y sin sector empresarial, ni social organizado. Dios
y la patria nos guarde.
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