miércoles, 19 de agosto de 2020

Timo y Santos nos anuncian su reforma agraria

José Alvear Sanín

Por José Alvear Sanín*

Los 31 minutos 11 segundos del video de la amistosa charla entre dos compinches, compadres o socios, Timo y Santos, es estremecedor, porque nos permite ver su identidad de propósitos.

Entre mutuas sonrisas y falacias transcurre ese diálogo inquietante, en el que quizá la única verdad que se expresa es cuando Rodrigo –así trata el expresidente al terrorista—afirma que Manuel (es decir Tirofijo), alguna vez le manifestó “si esta oligarquía fuera inteligente, estaríamos perdidos” (¡en eso sí estoy completamente de acuerdo!).

Tanto Rodrigo como Juan Manuel afirman que después de la JEP, lo más importante es lo que ellos llaman “reforma agraria integral” o “el problema de la tierra”.

Esa declaración es ominosa, porque con ella conminan al actual gobierno (que se ufana de estar cumpliendo el AF, mientras las FARC nada cumplen), para que lo siga cumpliendo con su tal “reforma agraria”.

Seguir esas instrucciones equivale a la destrucción de la agricultura y la ganadería colombianas en aras de uno de los más perversos dogmas leninistas, el que exige colectivizar la agricultura, proceso que tiene lugar pocos años después de engañar a los “despreciables” campesinos (como los calificaba Vladimir Ilich), con la entrega de las tierras ajenas.

A cada reforma agraria comunista solo la sigue el hambre, como en Rusia en 1919, el Holodomor en Ucrania en 1932, la penuria alimentaria durante toda la historia de la URSS, el hambre siempre insatisfecho durante el maoísmo y en Norcorea, la pobre Cuba y la martirizada Venezuela. La próxima víctima será Colombia, si desde el año entrante empezamos con la reforma agraria de los dos responsables máximos del AF, y si sus seguidores, en 2022 ganan las elecciones…

El futuro económico de Colombia requiere indudablemente una reforma agraria, no la comunista, sino la que ponga a producir alimentos para dejar de importarlos, y que nos permita exportar inmensas cantidades de ellos para poder mejorar la suerte de todos, en vez de copiar los experimentos atroces e improductivos de la misérrima Cuba.

El progreso de nuestro país no vendrá de la industria, sino del campo, si escogemos un modelo rural adecuado. La superficie de Holanda equivale a la mitad de la de Antioquia, lo que no le impide haberse convertido en el principal exportador mundial de productos agropecuarios, mientras Cuba, que la triplica en superficie y la supera en calidad de suelos, debe importar el 80% de la comida para su pobre e insuficiente dieta.

Pero Timo y Santos, los dos jefes políticos más poderosos de Colombia, nos ordenan ejecutar la fórmula cubana, la misma que ha producido el Holodomor venezolano, precursor del que tendremos bajo Petro, Claudia o Cepeda (¿cuál ha de ser…?, ¿cuál ha de ser…?)

Con la “reforma agraria integral” pasa lo mismo que con la “paz”. Ambas son palabras bellas y seductoras. Por ese motivo, quien se atreve a decir que lo que salió de La Habana no fue la paz sino la entrega del país, es estigmatizado, denostado y descalificado. De la misma manera procederán contra quienes consideren que la reforma agraria comunista es inconveniente, tóxica y fatal para Colombia.

La “reforma agraria integral” del AF creará, primero, un conflicto sangriento, y luego, hambruna, atraso y miseria. Por tanto, si el gobierno a partir de 2021 se decide por la resolución timo-santista del “problema de la tierra”, habrá que perder toda esperanza, porque, además, los colombianos no tendremos la suerte de los venezolanos, que encontraron un país dónde mendigar.

****

Sin duda alguna, el país ha llegado a una situación de ingobernabilidad, por el efecto combinado del desorden constitucional y la aplicación del Acuerdo Final. La realidad es que enfrentamos al dilema “reconstrucción o catástrofe”.

Tanto el Foro Atenas http://www.lalinternaazul.info/2019/08/21/analisis-de-la-situacion-politica-de-colombia/ como la Alianza para la Reconstrucción de Colombia (ARCO), orientada por el doctor Luis Alfonso García Carmona, están convocando a todas las fuerzas democráticas de Colombia para que se unan, obtengan una amplia mayoría parlamentaria en el 2022 y logren la elección de un presidente que, con debido respaldo, pueda enderezar al país. Si esto no se logra, Colombia caerá en el abismo.

Así pues, invitamos a nuestros amigos a ingresar también a https://www.alianzareconstruccioncolombia.org,  donde se encuentra información actualizada diaria sobre el avance de la subversión y cómo contrarrestar esa aterradora ofensiva, de la que muchas personas no se han dado cuenta o no quieren ver, porque “aquí, eso no va a pasar”.

****

“La sobreproducción intelectual, educativa, psicológica y artística, justamente con la superproducción económica, amenazarán la civilización. La gente se verá inundada, cegada, ensordecida, y mentalmente paralizada por un torrente de externalidades vulgares que no dejará tiempo para descansar, pensar o divertirse”.

J.K. Chesterton (1931)