Por José Alvear Sanín*
Los 31 minutos 11
segundos del video de la amistosa charla entre dos compinches, compadres o
socios, Timo y Santos, es estremecedor, porque nos permite ver su identidad de
propósitos.
Entre mutuas sonrisas y
falacias transcurre ese diálogo inquietante, en el que quizá la única verdad que
se expresa es cuando Rodrigo –así trata el expresidente al terrorista—afirma
que Manuel (es decir Tirofijo), alguna vez le manifestó “si esta oligarquía fuera inteligente, estaríamos perdidos” (¡en
eso sí estoy completamente de acuerdo!).
Tanto Rodrigo como Juan
Manuel afirman que después de la JEP, lo más importante es lo que ellos llaman
“reforma agraria integral” o “el problema de la tierra”.
Esa declaración es
ominosa, porque con ella conminan al actual gobierno (que se ufana de estar
cumpliendo el AF, mientras las FARC nada cumplen), para que lo siga cumpliendo
con su tal “reforma agraria”.
Seguir esas
instrucciones equivale a la destrucción de la agricultura y la ganadería
colombianas en aras de uno de los más perversos dogmas leninistas, el que exige
colectivizar la agricultura, proceso que tiene lugar pocos años después de
engañar a los “despreciables” campesinos (como los calificaba Vladimir Ilich),
con la entrega de las tierras ajenas.
A cada reforma agraria
comunista solo la sigue el hambre, como en Rusia en 1919, el Holodomor en
Ucrania en 1932, la penuria alimentaria durante toda la historia de la URSS, el
hambre siempre insatisfecho durante el maoísmo y en Norcorea, la pobre Cuba y
la martirizada Venezuela. La próxima víctima será Colombia, si desde el año
entrante empezamos con la reforma agraria de los dos responsables máximos del
AF, y si sus seguidores, en 2022 ganan las elecciones…
El futuro económico de
Colombia requiere indudablemente una reforma agraria, no la comunista, sino la
que ponga a producir alimentos para dejar de importarlos, y que nos permita exportar
inmensas cantidades de ellos para poder mejorar la suerte de todos, en vez de
copiar los experimentos atroces e improductivos de la misérrima Cuba.
El progreso de nuestro
país no vendrá de la industria, sino del campo, si escogemos un modelo rural
adecuado. La superficie de Holanda equivale a la mitad de la de Antioquia, lo
que no le impide haberse convertido en el principal exportador mundial de
productos agropecuarios, mientras Cuba, que la triplica en superficie y la
supera en calidad de suelos, debe importar el 80% de la comida para su pobre e
insuficiente dieta.
Pero Timo y Santos, los
dos jefes políticos más poderosos de Colombia, nos ordenan ejecutar la fórmula
cubana, la misma que ha producido el Holodomor venezolano, precursor del que
tendremos bajo Petro, Claudia o Cepeda (¿cuál ha de ser…?, ¿cuál ha de ser…?)
Con la “reforma agraria
integral” pasa lo mismo que con la “paz”. Ambas son palabras bellas y
seductoras. Por ese motivo, quien se atreve a decir que lo que salió de La
Habana no fue la paz sino la entrega del país, es estigmatizado, denostado y
descalificado. De la misma manera procederán contra quienes consideren que la
reforma agraria comunista es inconveniente, tóxica y fatal para Colombia.
La “reforma agraria
integral” del AF creará, primero, un conflicto sangriento, y luego, hambruna,
atraso y miseria. Por tanto, si el gobierno a partir de 2021 se decide por la
resolución timo-santista del “problema de la tierra”, habrá que perder toda
esperanza, porque, además, los colombianos no tendremos la suerte de los
venezolanos, que encontraron un país dónde mendigar.
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Sin duda alguna, el
país ha llegado a una situación de ingobernabilidad, por el efecto combinado
del desorden constitucional y la aplicación del Acuerdo Final. La realidad es
que enfrentamos al dilema “reconstrucción o catástrofe”.
Tanto el Foro Atenas http://www.lalinternaazul.info/2019/08/21/analisis-de-la-situacion-politica-de-colombia/ como la Alianza para la Reconstrucción de Colombia
(ARCO), orientada por el doctor Luis Alfonso García Carmona, están convocando a
todas las fuerzas democráticas de Colombia para que se unan, obtengan una
amplia mayoría parlamentaria en el 2022 y logren la elección de un presidente
que, con debido respaldo, pueda enderezar al país. Si esto no se logra,
Colombia caerá en el abismo.
Así pues, invitamos a
nuestros amigos a ingresar también a https://www.alianzareconstruccioncolombia.org,
donde se encuentra información actualizada diaria
sobre el avance de la subversión y cómo contrarrestar esa aterradora ofensiva,
de la que muchas personas no se han dado cuenta o no quieren ver, porque “aquí,
eso no va a pasar”.
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“La sobreproducción intelectual, educativa,
psicológica y artística, justamente con la superproducción económica,
amenazarán la civilización. La gente se verá inundada, cegada, ensordecida, y
mentalmente paralizada por un torrente de externalidades vulgares que no dejará
tiempo para descansar, pensar o divertirse”.
J.K. Chesterton (1931)