lunes, 13 de julio de 2020

Tutelas que sorprenden

Por Antonio Montoya H.*

Antonio Montoya H.

No estoy en contra de la tutela, figura jurídica que hace parte del normativo y basto articulado de la constitución del año 1991, la cual, aún treinta años después, la estamos comprendiendo en toda su magnitud, con sus cosas buenas y malas. Tiene sus excesos en la forma de aplicarla, porque no veo límites cuando hablamos de derechos fundamentales y por ello ha proliferado porque al fin y al cabo nuestros honorables jueces caen en la tentación de que todo es un derecho y así proceden a fallar violentando el orden jurídico.

Hoy me voy a referir en forma concreta a la acción de tutela impetrada por un grupo de personalidades del país mayores de 70 años, que se consideran discriminados por las medidas de prevención interpuesta por decreto por el presidente de la República, precisamente para cuidar a esos mayores, y disminuirles el riesgo de contraer el virus.

Muchos de los firmantes de la tutela, han ejercido cargos públicos, han sido ministros, vicepresidentes, alcaldes elegidos popularmente, candidatos a la presidencia, banqueros, negociadores de procesos de paz, han diseñado reformas tributarias, en fin, han sido parte activa de la política colombiana en los últimos treinta o mas años, y han tenido que tomar decisiones difíciles que no fueron del gusto de la mayoría de los colombianos. Acatamos esas normas porque consideramos que eran convenientes y podrían ayudar a construir un mejor país.

Por ejemplo, está el caso del exvicepresidente de Colombia y jefe de la comisión negociadora del proceso de paz con las FARC. Quién más que él conoce que muchos de los acuerdos no eran del agrado del país y los aceptamos, llegamos a un plebiscito sin necesidad, perdieron, y aun así persistió y firmó el acuerdo. Ese sí que fue un acto lesivo para el país, y no hubo tutela, no entorpeció nadie ese acuerdo, antes, por el contrario, consideramos que era un principio importante para lograr la estabilidad del país.

El exministro de Hacienda, promovió una gran reforma tributaria que afectó a los colombianos, pero la acatamos y hemos visto aprobar otras cinco o seis sin torpedearlas porque prima más el interés general que el particular.

Exalcaldes que han tomado directrices de movilidad, de lucha contra la violencia y se han aceptado sus decisiones por el mismo principio de la civilidad y acatamiento a las normas.

Podría continuar refiriéndome a cada uno de los tutelantes, pero llegaría al mismo final, han ejercido autoridad, han tomado decisiones que abarcan a miles de personas y nadie actuó contra ellas.

A este ritmo de no aceptación de las normas, podemos llegar al caso de poner en riesgo la estabilidad del Estado a punto de tutelas, porque hoy todo es posible, ya que los jueces actúan más allá del mandato legal y no discriminan, como lo dije anteriormente.

Tengo amigos y conocidos mayores de 70 años, que consideran, como los firmantes de la tutela, que se está violando el principio de igualdad y libre locomoción y que consideran, que, por ende, no se les debe limitar la posibilidad de moverse y hacer ejercicio libremente. Bien sé que físicamente están en mejores condiciones que muchos de los de 50 o 60 años, pero ese no es el punto, y es aquí donde me debo centrar en este análisis. No es la edad en sí, porque cualquier persona puede contraer el virus del covid 19, este no es selectivo, pero sí es obvio que los estudios médicos y científicos determinan que el riesgo de sobrevivir a este virus es menor en los mayores de 70, porque a pesar de la apariencia física y del cuidado individual, la mayoría tiene enfermedades con las que conviven por ser tratadas, pero las defensas son bajas y puede ser letal el virus.

Es aquí donde estos personajes públicos se equivocan, deberían acatar la norma con tranquilidad, trabajar desde la casa, tener reuniones virtuales, disfrutar el tiempo y no añorar lo que todos, de una u otra forma, perdimos o tenemos limitado en aras de proteger la vida.