viernes, 17 de julio de 2020

Tres comentarios puntuales

José Leonardo Rincón, S. J.*

José Leonardo Rincón Contreras

Cuarentenas: visto el panorama global y particularmente el comportamiento humano después de 120 días, estos encierros resultan realmente inútiles porque, si bien detienen temporalmente los contagios y muertes masivas, en realidad lo que evidencian es una carencia dramática de infraestructura hospitalaria que los gobiernos no quieren ver colapsada. La solución no es parar la actividad humana sino ordenarla, en tanto aparece la dichosa vacuna inmunizadora. Si la gente sigue disciplinadamente los protocolos de bioseguridad: protección, aseo, distanciamiento, etc., no hay razón para seguir aumentando la crisis económica y los índices de miseria. Vivir encerrados es un enmascaramiento postizo que lejos de solucionar, agrava los problemas. Conciencia de orden, cuidado y disciplina social es lo que realmente necesitamos.

Polarización: se ha recrudecido encegueciendo a todos como si la realidad fuese sola blanca o negra, y no cargada de matices multicolores. Los odios viscerales alentados por sus más enconados rivales, cabecillas siniestras por lo enfermas, acolitadas por lugartenientes de baja estofa, apelan a toda clase de estrategias mentirosas y señalamientos públicos para desacreditarse en los albores de la campaña electoral. Y el pueblo borrego, en análogo espectáculo romano-circense, se deleita con el desangre patrio, mientras le toca el turno de saltar a la arena para ser destrozado por las fieras. La justicia por propia mano se da cuando no hay una justicia igualmente equitativa para todos, cuando viendo no se quiere ver y sistemáticamente se niega la verdad, cuando se quiere imponer la autoridad de modo dominante sobre los demás, cuando la voracidad económica quiere lucrarse a como dé lugar, cuando la maldita corrupción hace su agosto saqueando las arcas comunes, cuando se es intolerante ante la diferencia y la diversidad, cuando se es incapaz de buscar una sociedad más justa y más humana.

Congreso de la República: su desprestigio lo acompaña desde que me conozco.  Se necesita ser muy cínicos para seguir procediendo mal a sabiendas de la animadversión popular. No son todos, es verdad, pero sí la mayoría. Son tantos, que logran anular, eclipsar, echar al suelo, las mejores propuestas, los mejores proyectos. Incapaces de auto reformarse, bajarse el sueldo, sacar adelante las leyes anticorrupción… Este 20 de julio inician sesiones pero mientras el pueblo humilde no ha dejado de exponerse todos los días al covid-19, ellos siguen discutiendo si tienen validez sus sesiones virtuales, y por eso, ni van presenciamente, ni trabajan remotamente. ¡Vagos! Por eso eligen de líder a uno de sus más cuestionados miembros, el campeón del ausentismo y de las excusas médicas no creíbles. En tiempos difíciles, cuando se requiere renovarse, reinventarse, recrearse, ellos siguen lo mismo, por la senda de sus inveteradas mañas y vicios. Sinvergüenzas irredentos, descarados. Su indolencia clama al cielo, ese cielo que ignoran deliberadamente porque disfrutan vivir en su propio infierno.