martes, 28 de julio de 2020

De cara al porvenir: tratar de entender el mundo

Por Pedro Juan González Carvajal*

Pedro Juan González Carvajal

La realidad actual se caracteriza por la presencia e interacción de 4 grandes variables entrópicas: este es un mundo volátil, donde los cambios son veloces, las dinámicas inestables, todo es impermanente y los ciclos son cortos. Un mundo incierto, lleno de situaciones imprevistas, con resultados inesperados y con múltiples factores influyendo de manera concurrente. En este momento histórico, la ambigüedad es generada por la aparición de múltiples interpretaciones de todo, la emergencia de nuevas teorías y modelos para tratar de explicar el mundo. Todo esto lleva a la compejidad, donde los problemas adquieren multidimensionalidad, donde existe un exceso de información y donde se establecen múltiples relaciones asociadas a los desarrollos y a la popularización de ciertos avances tecnológicos.

Los antiguos Griegos, para Occidente, trataban de entender el comportamiento de los humanos, y entonces aparece la lógica, que deviene en la filosofía y además trataban de encontrar la explicación a los fenómenos naturales y entonces, aparece la razón, y respaldadas en esta, todas las demás ciencias.

Se hablaba en su momento de la armonía existente entre la música y el funcionamiento del Cosmos. Además, se hablaba también del Quadrivium, siguiendo el modelo de la filosofía natural, o sea la relación total entre la aritmética, la geometría, la astronomía y la poesía. San Agustín y Boecio incorporarían posteriormente a la música.

La propia filosofía da origen a la antropología, la epistemología, la lógica, la ética, la estética y la política.

Aparecen los géneros literarios: la épica, la lírica y el teatro, y las musas acompañan a las diferentes expresiones artísticas, así:

Calíope era la Musa de la elocuencia, la belleza y la poesía épica. Clío era la Musa de la historia. Erato era la Musa de la poesía lírica. Euterpe era la Musa de la música. Melpómene era la Musa de la tragedia. Polimnia era la Musa de los cantos sagrados y la poesía sacra. Terpsícore era la Musa de la danza y la poesía coral. Talía era la Musa de la comedia y la poesía bucólica, y Urania era la Musa de la astronomía, la poesía didáctica y las ciencias exactas.

Hoy por hoy, se habla de las ciencias formales: las matemáticas y la lógica. De las ciencias naturales: la física, la astronomía, la geología, la química y la biología. De las ciencias humanas: La medicina, la sociología, la política, la arqueología, la economía y la antropología.

Sin embargo, ninguna de estas ciencias es capaz de explicar completamente al universo por sí misma. Es por eso que, hoy, se impone la multidisciplinariedad y se hace necesario que los humanos, con humildad, reconozcamos al unísono con el gran pensador, que “solo sé que nada sé”. Cada que se abre una nueva ventanita de conocimiento, nos deja ver la aparición de un nuevo universo de posibilidades.

Mente abierta, disposición al cambio y a la adaptación, tolerancia, grandeza de espíritu y humildad de conocimiento, son ingredientes que requerimos hoy para poder medio sobrevivir en este valle de lágrimas.

Capítulo aparte merecen la espiritualidad en todas sus formas y las expresiones de fe. No ha sido posible y no hay necesidad de tratar de juntar el agua y el aceite. Así mismo, no es necesario tratar de juntar o de comparar a la razón y a la fe, pues cada una maneja sus propias lógicas.

Retomando el Evangelio, recordemos las palabras de Jesucristo a sus discípulos: “sed mansos como palomas y astutos como serpientes”.

Nota: mi completa solidaridad con el señor Gobernador Aníbal Gaviria Correa y su distinguida familia.