domingo, 3 de mayo de 2020

Cuando todo esto termine


Por Andrés de Bedout Jaramillo*

Andrés de Bedout Jaramillo
Estamos preparados para la arremetida del virus, para auto cuidarnos y prender la economía a un 50% y regresar cambiados a la añorada normalidad, así esta sea una normalidad anormal.

Esta cuarentena que nos mostró que debemos cambiar, que estamos a prueba, que el poder y la plata, como se supone los teníamos concebidos, no sirven para nada, se está viendo opacado por una cantidad de hechos que me resisto a creer.

No puede ser que los escasos recursos se estén gastando en privilegios para unos pocos, costosas y lujosas camionetas para altos funcionarios del estado, créditos a tasas preferenciales y subsidiadas, para unos pocos empresarios; encuestas, reportajes y comerciales, promoviendo personajes de la política y de los gobiernos nacional, departamentales y municipales, nombramientos en altos cargos y contratos, se supone dirigidos a la solidaridad, para pagar favores políticos.

No puede ser que sigamos viendo en la televisión, como se entregan los mercados a nombre de las altas dignidades del Estado, como comprando votos, aprovechando el hambre del pueblo.

Ustedes dirán, haga denuncias concretas, yo respondo, todos los días las hacen con pelos y señales en los medios de comunicación, inclusive las autoridades de vigilancia y control, que por ser pública e hijas de la política, navegan también en el derroche y en la falta de coherencia, no creo que la esposa del uno sea la secretaria del otro y la esposa del otro sea la secretaria del uno.

Mejor dicho, qué tristeza, todo esto solo alimenta la incertidumbre, genera sentimientos de impotencia, afecta la solidaridad, alimenta el egoísmo y la corrupción.

No quería decirlo, pero la violencia del hambre, del desempleo, de la rabia a que nos sigan creyendo pendejos, será más destructora que el COVID-19 y no tendremos quién ponga orden; el ejército y la policía que también están contaminados, estarán ocupados sirviendo de esquemas de seguridad para los altos mandos del Estado, de los tres poderes, autoridades de vigilancia y control, militares y de policía.

Desde esta modesta columna, un llamado a la reflexión, a escuchar hoy la homilía de Monseñor Ricardo Tobón: si los líderes que tienen el poder y el dinero no cambian, iremos todos al despeñadero, incluidos ellos.