lunes, 4 de mayo de 2020

Celebremos la Santa Cruz


Por Antonio Montoya H.*

Antonio Montoya H.
No quiero hablar más del COVID-19, la cuarentena, el sufrimiento, la esperanza, la forma en que nos cambio la vida, como nos relacionaremos; todo ello, es parte de un presente duro, difícil, lleno de sorpresas hacia el futuro inmediato, de la ansiedad de las personas por el miedo a perder el trabajo y por ende el riesgo de desestabilizar la familia, su alimentación, educación y la evidente preocupación de cómo se va a desarrollar su propia vida.

Tampoco deseo hablar de los políticos, que hoy están desaparecidos del panorama nacional y si salen a la luz es por algún acto de corrupción en el que están envueltos; siempre digo lo mismo, no todos, porque hay hombres públicos muy buenos y funcionarios también.

No deseo todo ese entramado de chuzadas a periodistas, políticos y militares, por que es la misma historia de nunca acabar que se repite a diario y nunca pasa nada.

Podría seguir enunciando temas de los que hoy, 4 de mayo, no quiero mencionar porque posiblemente no terminaría. Lo que sí deseo es referirme a la historia del 3 de mayo y la celebración del Día de la Santa Cruz.

Como todo, al final de cuentas, siempre surgen historias que dan mensajes y que cambian vidas. Eso le pasó al pagano romano Constantino, antes de ser emperador y ser considerado el creador de la Iglesia católica, al dar libertad de cultos a su pueblo. Lo importante que debo señalar es cómo la fe mueve montañas. En esa época, 312 después de Cristo, Constantino, tenía divisiones que no permitían que fuera considerado Emperador y uno de sus adversarios, Majencio, tenía gran oportunidad de derrotarlo y dejarlo sin esperanzas. Una noche antes de la batalla tuvo un sueño en el que vio “una cruz luminosa” que le decía que “con este signo vencerás”. Hizo colocar en los escudos la cruz y así, con fe, mística y apoyado en la creencia de su madre Elena, logró el triunfo y gobernó hasta el final de sus días. También es bueno recordar que, durante el tiempo de su mandato, se acabaron las persecuciones a los cristianos y fue instituido el cristianismo como la nueva religión del imperio.

El 3 de mayo recordamos y celebramos el Día de la Santa Cruz y todo lo que ello significo para la humanidad, partiendo de la fe de Elena, madre de Constantino. Hoy en días de cuarentena, de reflexión familiar, de compartir valores, alegrías, angustias e ilusiones, celebremos el Día de la Santa Cruz, pidiendo y orando por la humanidad, que esta sufriendo y llevando con dignidad este momento tan difícil para la vida y la economía. Con fe, pidamos a Dios, nos ilumine, nos de fuerza y confianza en el futuro.