sábado, 4 de abril de 2020

Lo peor sería que después de esto, todo siga igual


Por Andrés de Bedout Jaramillo*

Andrés de Bedout Jaramillo
En años anteriores, las gripas han matado a más personas que las que ha matado el coronavirus, la diferencia radica en que de las gripas anteriores, como que no quedaron enseñanzas que cambiaran las costumbres humanas, enfatizadas en el auto cuidado para cuidar a los demás, en que el aire, el agua, el sol y la naturaleza en general, son vitales para nuestras vidas, para nuestra salud, en que la acumulación de bienes y fortunas, no puede seguir siendo el objetivo de unos pocos, que utilizan el hambre, las miserias y las carencias de otros, para que ese círculo no se amplíe.

Las jugadas políticas de los países y de las personas, solo hacen que esas fortunas cambien de manos.

No importa cuál gripa mate más o menos personas, lo que nos debe importar, es que el mundo va a cambiar, es que todos vamos a cambiar, durante y después de este coronavirus, porque nos deja muchas enseñanzas y oportunidades para un mundo mejor, más inclusivo, más sensible, más solidario, más interesado en el interés general, respetuoso y cuidador del medio ambiente.

Ser capitalista, socialista o comunista, no es más importante que ser sensible, solidario, inclusivo, respetuoso, equilibrado, familiar, trabajador, decente, amante de la naturaleza y defensor del medio ambiente; de todas maneras, quedó demostrado que ninguno de los sistemas políticos y económicos que tienen los diversos países del mundo, ha sido capaz de satisfacer la totalidad de las necesidades fundamentales de la humanidad.

Los científicos seguro que están próximos a encontrar la vacuna, ojalá a precios accesibles a todos los países y personas.

Antes de julio, estarán normalizadas las actividades productoras de bienes y servicios, con los ajustes que las nuevas circunstancias lo exigen.

Las entidades públicas, se tendrán que ajustar a las nuevas condiciones de la economía, que quedará bien golpeada y sometida a una lenta recuperación.

El capitalismo salvaje y la globalización tendrán que autorregularse, con miras a una justicia social que reclama desesperadamente la humanidad; comida, vestido, techo, salud, educación y empleo, son derechos fundamentales de todos los humanos; solo cuando esto se logre, podremos pensar en adicionar la lista de necesidades a satisfacer.

Si pasa la pandemia y seguimos en las mismas, lo que hemos ganado, perdiendo en estas semanas, lo perderemos en las próximas, y vendrán más pestes, más guerras, más inviernos y veranos destructores, más hambre, más muertos.

Comportémonos como Nuestro Señor Jesucristo nos enseñó y saldremos adelante todos.