Por Andrés de Bedout
Jaramillo*
En años anteriores, las gripas han
matado a más personas que las que ha matado el coronavirus, la diferencia
radica en que de las gripas anteriores, como que no quedaron enseñanzas que
cambiaran las costumbres humanas, enfatizadas en el auto cuidado para cuidar a
los demás, en que el aire, el agua, el sol y la naturaleza en general, son
vitales para nuestras vidas, para nuestra salud, en que la acumulación de
bienes y fortunas, no puede seguir siendo el objetivo de unos pocos, que
utilizan el hambre, las miserias y las carencias de otros, para que ese círculo
no se amplíe.
Las jugadas políticas de los países y de
las personas, solo hacen que esas fortunas cambien de manos.
No importa cuál gripa mate más o menos
personas, lo que nos debe importar, es que el mundo va a cambiar, es que todos
vamos a cambiar, durante y después de este coronavirus, porque nos deja muchas
enseñanzas y oportunidades para un mundo mejor, más inclusivo, más sensible,
más solidario, más interesado en el interés general, respetuoso y cuidador del
medio ambiente.
Ser capitalista, socialista o comunista,
no es más importante que ser sensible, solidario, inclusivo, respetuoso,
equilibrado, familiar, trabajador, decente, amante de la naturaleza y defensor
del medio ambiente; de todas maneras, quedó demostrado que ninguno de los
sistemas políticos y económicos que tienen los diversos países del mundo, ha
sido capaz de satisfacer la totalidad de las necesidades fundamentales de la
humanidad.
Los científicos seguro que están
próximos a encontrar la vacuna, ojalá a precios accesibles a todos los países y
personas.
Antes de julio, estarán normalizadas las
actividades productoras de bienes y servicios, con los ajustes que las nuevas
circunstancias lo exigen.
Las entidades públicas, se tendrán que
ajustar a las nuevas condiciones de la economía, que quedará bien golpeada y
sometida a una lenta recuperación.
El capitalismo salvaje y la globalización
tendrán que autorregularse, con miras a una justicia social que reclama
desesperadamente la humanidad; comida, vestido, techo, salud, educación y
empleo, son derechos fundamentales de todos los humanos; solo cuando esto se
logre, podremos pensar en adicionar la lista de necesidades a satisfacer.
Si pasa la pandemia y seguimos en las
mismas, lo que hemos ganado, perdiendo en estas semanas, lo perderemos en las
próximas, y vendrán más pestes, más guerras, más inviernos y veranos
destructores, más hambre, más muertos.
Comportémonos como Nuestro Señor
Jesucristo nos enseñó y saldremos adelante todos.