martes, 28 de abril de 2020

De cara al porvenir: grandes acontecimientos


Por Pedro Juan González Carvajal*

Pedro Juan González Carvajal
Nunca me imaginé que ciertas premoniciones que algunos escritores y guionistas de cine habían tenido y que nos habían entregado en sus obras con respecto a catástrofes planetarias, en este caso pandemias, nos fueran a tocar a todos mis coterráneos terrícolas contemporáneos, sin respeto de etnia, postura política, posición religiosa, clase social o nivel de riqueza.

Tragedias nacidas del choque con un meteorito, de la colisión con un cometa, del cambio climático, de accidentes biológicos, de la explosión de volcanes, de tsunamis, de accidentes nucleares, de experimentos de varios tipos que se salen de las manos, del desbordamiento de la inteligencia y del poder de las máquinas, de invasiones extraterrestres, entre otras varias, hacían parte de nuestra moderada ciencia ficción.

Y es que esta pandemia, aun cuando advertida por algunos como posible riesgo planetario, no estaba ponderada ni clasificada como la contingencia de más inminente ocurrencia.

Pero lo cierto es que ocurrió y que nos tomó a todos por sorpresa a lo largo y ancho del planeta, con todo tipo de manejos por parte de los mandatarios de turno, que con sus acciones u omisiones han realizado todo el recorrido que ofrece el péndulo con respecto a decisiones perversas, pésimas, malas, regulares, normales, buenas y algunas un poco más que buenas, sin dejar de tener en cuenta a los negacionistas que anteponen intereses particulares al tan cacareado interés general, pero bueno, eso es otra cosa y la historia se encargará de señalarlos con el dedo de la ignominia por su irresponsabilidad.

Sin embargo, debemos aprovechar las experiencias que nos enseña la historia, y estar preparados para el reacomodamiento que en hábitos, usos y costumbres tendremos que enfrentar todos los que sobrevivamos (o sobrevivan).

A través de la historia se evidencia que después de una pandemia o peste, aparece incuestionablemente el hambre, por los efectos económicos nocivos que se ocasionan.

El hambre lleva al desespero social y esto conlleva a grandes conflictos sociales y en algunos casos, a la guerra interna o externa.

Sin echarle más sal a la herida, y mucho menos con el ánimo de generar desconcierto, lo cierto es que en tiempos recientes hemos sido testigos de la aparición de ciertos fenómenos que, si los vemos y analizamos de manera aislada, pues no pasan de ser noticias puntuales. Sin embargo, si los vemos en su conjunto, no dejan de ser unas coincidencias extrañas. Y es que los fenómenos a los cuales me referiré no tienen que ver, por ejemplo, con la reciente luna rosada, fenómeno astronómicamente predecible, si no, por ejemplo, a la serie de movimientos telúricos que se vienen presentando con frecuencia inusitada en todo el planeta. Me refiero también a la aparición de fenómenos como el “cielomoto” (una serie de ruidos que se presentan en la atmósfera, más intensos que los truenos), del cual fuimos testigos en Bogotá en plena Semana Santa. No menos espectaculares los halos de luz que se han presentado en estos días alrededor del sol, como si un planeta gigante se estuviera aproximando (recordé a Hercóbulos); no menos impactante el despertar el gigantesco volcán de Krakatoa hace algunos días, que tantos desastres y consecuencias nefastas tuvo para el planeta en su última erupción y del Etna, el volcán más grande de Europa. Y como si lo anterior fuese poco, ya porque a la NASA se le filtraron las imágenes, ya porque a conciencia las quisieron hacer públicas, las imágenes grabadas desde la Estación Espacial Internacional de cientos de objetos voladores no identificados que se desplazaban en dirección a la tierra la semana de Pascua lo dejan a uno, como mínimo, estupefacto.

Pues bueno, es la época que nos correspondió vivir, con sus cosas buenas y malas y todos los altibajos propios de la existencia.

Somos todos testigos de grandes prodigios; es posible que algunas profecías, se hayan de cumplir; grandes misterios se nos están presentando, y ahora sí, no falta si no que, una vez reiniciados los campeonatos internacionales de fútbol, el Deportivo Independiente Medellín quede campeón de la Copa Libertadores de América, y ahí sí, estaremos ante el dramático final de los tiempos.