Por Andrés de Bedout
Jaramillo*
Me atrevo a vaticinar un fin a la
cuarentena, al confinamiento, motivado por un efecto sicológico, acá no ha
pasado nada tan grave como para seguir encerrados y paralizados.
Este efecto psicológico, puede llegar
para quedarse por lo menos durante un mes, periodo en el que se pueden disparar
los contagios y el miedo nos lleve otra vez a encerrarnos, si no nos auto cuidamos,
para cuidar a los demás.
Los efectos económicos de la apertura,
si no están acompañados de resultados de por lo menos sostenibilidad, con unas
ventas que soporten los precios de los nuevos costos de operación, afectados
por las medidas y protocolos de bioseguridad necesarias, agregadas a las
dificultades operativas de las empresas con las múltiples medidas de control y
vigilancia a las personas, incluidas las amenazas de cierres de empresas por 2
casos de gripa covid-19 en sus trabajadores, pone muy en duda una apertura
sostenible en el tiempo.
Con apertura y sin apertura, el Estado y
la sociedad en general tenemos que sostener la calidad de vida de la gran
cantidad de colombianos que ya se tienen plenamente identificados y
localizados, y que no pueden seguir pasando trabajos.
La gran cantidad de medidas y decretos
expedidos por el gobierno nacional, más los departamentales y municipales, cargados
de buenas intenciones, tendrán que irse adaptando a las nuevas circunstancias
que se vayan presentando.
Las investigaciones en curso, los
controles preventivos y los posteriores selectivos de la fiscalía, contralorías,
procuraduría, personerías, veedurías y ciudadanía en general, para de una vez
acabar con los corruptos, deben producir rápidos resultados, ejemplarizantes. Inclusive,
aprovechando la emergencia, se deben expedir fuertes decretos que ayuden en la
lucha contra la corrupción.
Los jueces y magistrados, aprovechando
el trabajo en casa, deben poner al día sus despachos, entregándonos la justicia
que reclamamos los ciudadanos desde hace muchísimos años.
El congreso, asambleas y concejos, a
cirugía urgente de adelgazamiento en número de integrantes y gastos de
funcionamiento, salarios y honorarios.
Inmediatamente debemos definir un plan
agropecuario y ponerlo en ejecución, para nuestro autoabastecimiento, en la
hambruna que alerta desde ahora la FAO para los inmediatamente siguientes años
en el mundo.
Estamos todos a prueba y tenemos que
movernos rápido. De esta crisis vamos a sacar muchas oportunidades de mejora
que no dejaremos para después. Todos nos vamos a manejar bien, nuestro señor
Jesucristo nos va a ayudar, en Él creemos y confiamos, pero nosotros vamos a
poner todo de nuestra parte.