lunes, 23 de marzo de 2020

Pandemias y la escala de valores


Por Santiago Cossio*

Santiago Cossio
El ser humano cuando nace no sabe absolutamente nada de la vida y todo lo debe aprender. En esa etapa lo único que producimos se resuelve con pañales. En los primeros años es fundamental que el colectivo aprenda el mismo lenguaje y escritura, para luego llegar a cultivar el ser, el hacer, el estar y el tener.

Hoy aparece un problema de salud mundial y pone a prueba hasta la supervivencia del ser humano. Este virus que nos impone la casa por cárcel nos pone a pensar y a revalorar muchas cosas. No poder dar un abrazo o un beso nos recuerda lo frágiles que somos. También nos recuerda lo igual que somos. Aquí es donde quiero citar una científica que pronuncia estas palabras: “ustedes le dan un millón de euros por mes a un futbolista y a un biocientífico le dan 1.800 euros por mes. Ahora ustedes buscan tratamiento para este virus entonces busquen a Cristiano Ronaldo o Messi para que encuentre la cura”

Siempre hemos estado acechados por la pandemia de la ignorancia y hoy más que nunca debemos reformular la escala de valores. La salud es lo primero y las necesidades primarias como la alimentación deben ser prioridades.

Llamamos a los congresistas como honorables, pero a un bombero voluntario que se mete a un incendio a salvar una vida, no se le reconoce su labor. Un agricultor que siembra su cosecha para alimentar un pueblo a veces es mirado como inferior, un educador que con amor hace su trabajo de formación social no es valorado y ni el personal médico al que, muchas veces con turnos extenuantes, no se le agradece.

Perdimos el sentido de lo fundamental y debemos recuperarlo. La sociedad de varios siglos atrás pedía pan y circo y hoy parece que pedimos solo circo. Si el celular se queda sin carga es como morir en vida, se perdió la ética y la moral y peor aun cuando se invierte la escala de valores. Lo bueno es malo, lo malo es bueno. La comunicación que debería ser la didáctica de la educación comenzó a pasar narconovelas y prostinovelas, confundiendo y maleducando las mentes de las personas. Se le hace telenovela a un sicario cuando cualquier empresario, artista, deportista o padre de familia es más digno de tomarlo como ejemplo.

Hace solo unas décadas el médico del pueblo era una persona muy respetable y querida por la sociedad. Se valoraba realmente su labor. Protagonismo que se fue extinguiendo en toda esta pérdida de valores, hasta hoy, donde un virus microscópico nos pone a repensar el sentido de la vida misma y recompone la valoración de lo fundamental.

Mucho ánimo, agradecimientos y bendiciones al personal de sanidad, médico y de investigación científica.