Por Antonio Montoya H.*
Hace muchos años, en una de las empresas de las
que hacía parte, y en la cual existían una serie de diferencias entre socios y
por consiguiente varios procesos judiciales a la vez, le pregunté a uno de los
abogados que hacía parte del grupo de trabajo, que cómo veía la situación y me
dijo “hombre no se angustie tanto por que cada día trae su afán”. Con
ello pretendió decirme que calma, día a día cambian las circunstancias y lo que
nos preocupa hoy, mañana se resuelve y vendrán nuevos motivos por los cuales
debemos preocuparnos.
Con esta historia quiero mostrar que este 2020,
ha sido raro, extraño; nadie podría pensar que al iniciar el 1 de enero,
estábamos próximos a que las vidas cambiaran; todas las formas, circunstancias
en las que veníamos desenvolviéndonos en los meses y años anteriores no solo
para nosotros los colombianos, sino para el mundo, serían diferentes por causa
de un virus de origen chino, llamado coronavirus o covid- 19, que de una manera
rápida y sin distinción de edad, raza o condición arrasa por donde pasa. Son más
de 156 países que ya lo tienen causando estragos y ocasionando a que ciudades enteras
en el mundo estén en cuarentena.
Todo cambió de un día para otro, la
cotidianidad se afectó, el comercio, espectáculos, educación, restaurantes,
bares, viajes, trasporte, interacción entre las personas, salud, y otros aspectos
de la vida cotidiana dieron un giro total. Al principio se creyó que era un
problema solo de China, nadie lo imaginó, pero la realidad nos mostró que hoy
no existen fronteras ni ríos que impidan que lo bueno o lo malo se irradie por
todas partes.
Es posible que de pronto trabajando todos
unidos, siguiendo las indicaciones de la Presidencia de la República, con el
apoyo de gobernadores y alcaldes, podamos superar los días necesarios para
controlar el avance exponencial del virus, pero para ello es indispensable que
los ciudadanos, todos sin excepción, acatemos las medidas higiénicas y las
normas y restricciones que se han venido dando, de tal forma que los
estudiantes de colegio se queden en casa, los universitarios también y no se vayan
de rumba, que las empresas sean sigilosas y preventivas en el acatamiento de
normas, que se efectúe el teletrabajo, que se den turnos diferenciales de
trabajo y que se invite a que los trabajadores cumplan con todas las medidas
preventivas en su propio hogar.
Lo que no podemos olvidar si logramos superar
la crisis rápidamente es que la higiene se debe mantener, porque recuerden que
las grandes pestes de la humanidad han sido, con contadas excepciones, el
resultado de malos hábitos alimenticios, condiciones de sanidad y formas de
vida.
Son miles de muertos los que tienen a cuestas
las epidemias en la humanidad y solo quiero recordar algunas que acabaron con
ciudades, en diversas épocas de la historia. Por ejemplo, la peste negra, que asoló a Europa. En Florencia, Italia, sobrevivió
una de cada 5 personas. La viruela se
presentaba frecuentemente matando casi a la tercera parte de quienes la sufrían.
En el año 1920, con posterioridad a la primera guerra mundial surgió la llamada
gripa española, aunque se originó en Asia. Esta llevó a la muerte a por lo
menos 40 millones de personas. Además, están la fiebre amarilla, el dengue,
sarampión, el sars, la peste bubónica, el ébola, y seguirán surgiendo más y
más.
Lo que debemos entender en Colombia es que esta
pandemia es seria, que no es un juego y que debemos ser solidarios y muy
responsables con nuestro comportamiento individual y colectivo.
Y si bien es cierto que cada día trae su afán,
pongámonos serios y atendamos cada día las indicaciones, restricciones y
condiciones que nos impongan. La vida está por encima de la economía, luego nos
recuperaremos.