Pedro
Juan González Carvajal*
La que debería
ser la obra vial más importante del país, pues une las dos principales
ciudades, la capital, Bogotá, y la segunda ciudad, Medellín, iniciada en el
gobierno de Carlos Lleras Restrepo, es decir, hace 50 años, es por ahora un
buen intento y un proyecto eterno.
El trayecto El
Santuario - Caño Alegre en Puerto Boyacá de 135 Kilómetros sigue siendo de dos
carriles y genera un doble embudo de acuerdo con el sentido en el que se tome,
afectado de manera permanente por las fallas que se presentan en Cocorná, San
Luis y San Francisco, que ocasionan deslizamientos con los subsecuentes
taponamientos en la vía.
El territorio
antioqueño es agreste y quebrado y en algunos lugares presenta unas fallas estructurales
especiales que cada cuanto ocasionan enormes derrumbes que impiden el paso
vehicular, acaban con el concepto de eficiencia logística y generan enormes
pérdidas económicas. La Frisolera, Ventanas, El Pital y La India en la vía a la
costa, y Camilo C y Fredonia en el Suroeste, son ejemplos palmarios de que hay
que buscar alternativas de rutas o aprovechar las actuales experiencias para
trabajar con viaductos y túneles.
No podemos pensar
en trasladar o trastear a Antioquia, pues tenemos que domar la naturaleza, lo
cual siempre ha sido difícil, o buscar nuevas maneras de enfrentar estos
desafíos.
Insisto en la
posibilidad de estudiar una alternativa aérea, teniendo como epicentro al
aeropuerto Enrique Olaya Herrera de Medellín, como nodo central de una red de
aeropuertos subregionales con operación 24 horas para garantizar movilidad
permanente al interior del territorio antioqueño. Si tenemos 9 subregiones,
pues la idea es contar con un aeropuerto en cada subregión dispuesto para la
operación diurna y nocturna.
¿Por qué no? Si
seguimos pensando y actuando con las lógicas presentes, pues seguiremos
teniendo un departamento centralista y desconectado, que sentencia de un todo y
por todo el desarrollo desde lo local, tal como lo advertía el Planea desde
hace ya varios lustros.
Así como tenemos
una estrategia alrededor de un Sistema Integrado de Transporte para la capital
Antioqueña, ¿por qué no pensar en un Sistema Integrado de Transporte Departamental?
El mundo actual exige variedad de modos de transporte, y para el Sistema
Integrado de Transporte Departamental podría pensarse en aprovechar los
desatrazos y desarrollos de las vías 4G, la reconstrucción y construcción de la
red férrea departamental, las rutas de transporte intermunicipal y la red aérea
de interconexión, sin dejar a un lado la posibilidad de explorar la quimera del
transporte fluvial organizado, donde obviamente sea factible.
Hoy por hoy
recordamos los “dorados años 20” del siglo anterior. Hoy 100 años después,
estamos más atrasados en infraestructura que muchas ciudades y países de ese
remoto pasado y parece que no nos diéramos cuenta, o ni dimensionáramos la
complejidad y la gravedad del asunto. Hace 150 años, en 1870, se inició la
construcción del Puente de Brooklyn terminado en 1883 y todavía hoy se
encuentra en pleno funcionamiento, pues
por eso hay que pensar en grande, a diferencia de nuestro bellísimo Puente de
Occidente construido por José María Villa entre 1887 y 1895 y que hoy solo
sirve para actividades turísticas. Por otro lado, los Metros en el mundo tienen
muchísimos años: Londres 1890. Budapest 1896. Glasgow 1896. Boston 1897.
Chicago 1897. París 1900. Berlín 1902. Atenas 1904. New York 1904. Filadelfia
1907, por no mencionar sino estos. Añoramos además la navegabilidad sobre el
Río Magdalena, que era una realidad hace 100 años y hoy es solo una ilusión.
Maravillosos los
logros que hemos obtenido y desarrollado en Medellín. Capitalicemos todas estas
experiencias exitosas y en su proporción, aprovechémoslas para beneficio de
todo el territorio antioqueño. De otra manera, seguir hablando de igualdad,
equidad y desarrollo territorial, seguirá siendo una simple babosada y un
discurso político y empresarial simplón que nos anclará en el pasado.
NOTA: es importante definir mediante cuál estrategia se ha de iluminar la vía
Las Palmas entre Sancho Paisa y la Glorieta al Aeropuerto en Llanogrande,
mientras se logra tener la doble calzada. Hay que reconocer que hoy es una vía
bien mantenida en cuanto a asfalto y señalización sobre el pavimento, pero
también es importante resaltar que es una vía alterna muy importante para ser
empleada por los usuarios del aeropuerto, y hoy es una vía estrecha, oscura y
peligrosa para la conducción nocturna.