Pedro Juan González Carvajal*
En tiempos recientes, diferentes personajes, en distintas
dimensiones políticas y en distintos escenarios geográficos, han tomado
decisiones que pueden ser observadas y evaluadas como verdaderas descachadas.
Uno puede a ratos, partir de la buena fe o de la
inexperiencia, pero en otras, definitivamente es la incompetencia o la soberbia
quienes respaldan esa toma de decisiones.
A nivel local, nuestro nuevo alcalde nombra como secretario
de Educación a un ilustre personaje que lamentablemente para la ciudad, tenía
algunos inconvenientes de índole administrativo para posesionarse y poder
ocupar por varios años el cargo: ¿Inexperiencia, mala asesoría, apresuramiento?
En el orden nacional, como decía el coloso del humorismo
Hebert Castro, al señor presidente “se le dijo, se le advirtió, se le
recomendó” por voces autorizadas en lo nacional y en lo internacional que pensara
y evaluara muy bien el nombramiento del señor general Nicacio Martínez como comandante
del Ejército, y sucedió lo que sucedió. ¿Soberbia? ¿Intransigencia?
¿Indolencia?
A nivel planetario el presidente norteamericano da la
orden de matar a un general iraní, asunto del cual no poseo la suficiente
información para evaluar y menos para juzgar. Lo que sí está claro es que el código
de honor militar, más por tradición histórica que porque esté escrito en alguna
parte, evita proceder contra los altos oficiales del enemigo, dándoles un
tratamiento especial. ¿Será qué en una época de cambios, esto también cambió?
Para terminar de rematar, el Gobierno iraní, sin querer
queriendo, derriba un avión comercial repleto de pasajeros ucranianos porque lo
confundió con un misil. Ahora sí me preocupa y mucho, la carrera armamentista
nuclear de los iraníes.
El manejo colombiano del caso del negocio alrededor de la
Plataforma UBER, es, por decir lo mínimo, contradictorio. Un Gobierno al que le
ha costado explicar en qué consiste su propuesta de impulsar la denominada
Economía Naranja y que se quiere mostrar como el gran líder de la Cuarta Revolución
Industrial en el ámbito local, da palos de ciego y muestra su incompetencia o
su falta de voluntad para asimilar, entender y adecuar la estructura jurídica
necesaria para permitir que el viento del futuro entre a refrescar a nuestras
paquidérmicas organizaciones. Bien merecidos algunos de los memes que han
circulado al respecto: “Gobierno nacional da la razón a gremio carretillero
y prohíbe la circulación de camiones en el territorio nacional”. “Gobierno
da la razón a fabricantes de hielo seco y prohíbe la venta de neveras en el
territorio nacional”. “Gobierno da la razón a la asociación de
taquígrafos y prohíbe uso del computador en el territorio nacional”. “Video
Variedades pide que NETFLIX salga de Colombia por competencia desleal”. “Gobierno
prohíbe el Internet para proteger el fax”. “Gobierno prohíbe el E-mail
para proteger a los carteros”.
Esa es la parte chistosa. Lo que no es gracioso, es que
representantes del gobierno asocien el interés de los taxistas, enemigos
naturales de UBER, con el interés general, lo cual es falso. No señor: una cosa
es un subsector de la economía, por importante que sea, con sus propios
objetivos e intereses y otra somos todos los ciudadanos a quienes en una
democracia que postula el libre mercado, se nos debe facilitar y garantizar el
libre ejercicio de participar en el juego de la oferta y la demanda.
Consideración aparte merece la situación de emergencia
que está viviendo el planeta entero ante la ineficiencia, incompetencia,
incapacidad y falta de voluntad y compromiso y por qué no de recursos, de los
diferentes actores a nivel mundial, para enfrentar los incendios ocurridos en
el Amazonas Brasilero y en Australia. La cosa no es jugando. Quedó demostrado
que solo, el gobierno de cada país, no es capaz con el tema. Que la
institucionalidad internacional se queda petrificada y no hace nada. Que los
medios de comunicación divulgan, pero no convocan y que parece ser que la razón
va en contravía de la realidad cuando se trata de entender y aceptar la
existencia o no del fenómeno del cambio climático.
La catástrofe natural de flora y de fauna desborda
cualquier margen de comprensión para su dimensionamiento.
Qué será más catastrófico para el planeta y para los
propios humanos: ¿la desaparición de mil millones de animales (cifra que se
queda corta pues nadie es capaz de contar insectos y aves, por ejemplo) y todas
las implicaciones que esto traerá, o la desaparición de mil millones de
humanos? Cuestionamiento inconveniente y políticamente incorrecto, que no deja
de tener su atractivo para el análisis y la discusión.
NOTA 1: Como hay decisiones que
de todas maneras se tienen y se han de tomar, si se hubiera talado el llamado “túnel
verde” en Envigado desde el 2013, ya tendríamos árboles de casi 7 años
reemplazando lo talado en su momento y tendríamos en funcionamiento esa etapa
de Metroplús.
NOTA 2: Por fin se habla de
sacar del mercado los taxis denominados parroquialmente como “zapaticos” por lo
inseguros e incómodos. La decisión apropiada era no haberles permitido la
circulación desde un primer momento, pero bueno, por eso somos el país del
Sagrado Corazón, en pleno ejercicio de nuestro tercermundismo y recientemente
declarados como el país más corrupto del mundo.