Por José Alvear
Sanín*
El
amable lector no necesita argumentos acerca de la preservación del orden
público de cuyo disfrute depende todo en la vida social, política y económica…
La
serie de perlas que vamos a ensartar nos hace exclamar ¡Colombia, país único!
1.
Pocos días antes de salir del gobierno, Santos firmó una Resolución que prácticamente
le impide a la fuerza pública defenderse cuando es atacada.
2.
El nuevo gobierno “acató” esa Resolución, a pesar de estar desde el principio
sometido a una “resistencia” permanente para forzar su caída, con una
interminable serie de paros, huelgas y mingas, donde se verá a los agentes del
orden heroicamente pasivos…
3.
Bien advertido de los efectos desestabilizadores de las asonadas en Ecuador y Chile,
el gobierno colombiano, en vísperas de un paro nacional subversivo y bien
anunciado, en vez de prepararse, anunció la desmilitarización de Bogotá; y el
presidente transfirió sus indelegables facultades en materia de orden público,
a los alcaldes…
4.
Como era previsible, el 21N causó enorme desorden y grandes destrozos, pero no
se retiraron las facultades inconstitucionalmente delegadas en los alcaldes, a
sabiendas de que el 1° de enero de 2020 se posesionarían agentes de la
revolución en las alcaldías de Bogotá y Cali, y en Medellín un individuo
ambiguo (¿petrista, expetrista o futuro petrista?, vaya uno a saber).
5.
El gobierno, respetuoso de la “legítima protesta social”, acepta un
interminable “diálogo nacional”, para discutir centenares de propuestas
absurdas, una de las más insistentes, ¡la eliminación del Esmad!
6.
El señor procurador general de la Nación, en enero de 2020, usurpando
funciones, prohíbe al Esmad el uso de determinadas armas. ¿Habrá en el futuro
que consultar con esta raposa jurídica las especificaciones de los armamentos y
las condiciones para su uso? En todo caso, el doctor Carrillo accede así indirectamente
a la exigencia de la “mesa de negociación” al gobierno para que se elimine el
Esmad.
7.
La flamante señora alcalde de Bogotá establece una novedosa política, única en
el mundo, para el tratamiento de la protesta, de la cual ella fue abanderada en
noviembre. Su “protocolo” ordena:
7.1.Que
inicialmente los manifestantes contarán con la participación de las “madres
gestoras de paz”, para tratar de “resolver la situación”. (No se sabe si las “madres
gestoras de paz” son las de los manifestantes o las de los demás… ¿o será que
se va a crear una nueva y copiosa burocracia de “madres” especializadas en la
paz?)
7.2.
Si la cosa avanza, intervendrán los “gestores de convivencia”, para “tratar de
mediar” (¿Significará esto la creación de otra nueva burocracia especializada?)
7.3.
Si se pasa a mayores, intervendrá la policía, pero únicamente con “escudos y
bastones”.
En
todas estas fases, los manifestantes contarán con el acompañamiento de la
Veeduría, la Personería y la Procuraduría (Supongo que no se pondrá
inconveniente alguno para que intervengan las Naciones Unidas, la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos o la Iglesia…), pero si todo fracasa,
entonces se llamará a Esmad, si todavía existe.
8.
Pocas horas después de esta clara e inequívoca invitación de la Alcaldía al desorden,
algunas docenas de estudiantes armaron un bochinche en Bogotá… y la señora
alcalde (¿fascista?) llamó al Esmad, saltándose todas las fases de su goyenesco-mockusiano
protocolo, actuación que le mereció inesperadas felicitaciones, y la censura de
Petro.
9.
A continuación, el doctor Petro, presunto examigo de Claudia Nayibe, convocó a
todas “sus asambleas municipales de la Colombia Humana” a continuar la
resistencia con movilizaciones a partir de enero 21, que ya se están
preparando.
***
P.
¿Hay chuzadas buenas?
R.
Sí, las que ilegalmente y durante largos meses, a sabiendas, realiza la Corte
Suprema contra Álvaro Uribe. Las demás sí son delito…