Por Antonio Montoya H.*
Tal ves uno de los temas que más atrae la
atención de los ciudadanos a finales de cada año es el de la fijación del
salario mínimo para el periodo siguiente, en este caso para el 2020. Desde
finales del mes de noviembre el gobierno cita a trabajadores, empresarios y al Estado
(Ministerio del Trabajo, Hacienda y otros) para estudiar lo sucedido en
aspectos económicos y de productividad en el trascurso del año. También es
objeto de conversaciones el costo de vida, cómo terminará el año e
indudablemente los índices de crecimiento o de disminución del empleo general y
por regiones.
Este año tiene un ingrediente adicional, la
mesa de concertación laboral por causa del paro convocado por varios sectores
de la sociedad, que al día de hoy no ha tenido fin y da la impresión de que se mantendrá,
aunque su efecto por la Navidad y el Año Nuevo, las vacaciones y otros factores
tiende a ir diluyéndose con el trascurrir de los días, no obstante, sus
dirigentes permanecen en su objetivo y mantienen la unidad.
Las centrales obreras están en una y otra
posición, se reúnen con el gobierno y mantienen el paro, situación rara, ni con
Dios, ni con el diablo, pero afectan al ciudadano del común que tiene que
trasladarse diariamente a pie por varias horas para llegar al trabajo y luego
regresar, con el único fin de mantener el ingreso y colaborar o mantener al
sustento familiar. Deberían preocuparse de los millones de personas que no
entienden la razón de permanecer en un paro que conlleva perdidas a la
comunidad, a los comerciantes, empresarios y a ellos mismos, lo cual incrementa
el costo de vida, perturba la tranquilidad y socava el ambiente.
Siendo coherentes deberían presentar fórmulas
que permitan crear puestos de trabajo, incentivar el empresarismo, mirar al
campo, analizar las regiones, promover salarios diferenciales en algunos
sectores del país, estudiar la productividad, las causas del desempleo etcétera,
análisis necesarios para crear ambientes de trabajo y de solidaridad social,
porque avivar el conflicto solo conlleva a la crisis y ahí no habrá salario
mínimo que valga, solo tendremos miseria, violencia y desolación.
¿Me pregunto siempre por qué concertar es tan
difícil? La democracia, el Estado mismo y los sectores sociales deberíamos
tener un solo objetivo común y es el de la búsqueda de mejores condiciones de
vida del pueblo colombiano, en salud, vivienda, educación, empleo, recreación y
seguridad ciudadana. Allí y solo allí están las soluciones a la crisis, por ende,
debemos buscar alternativas a cada una de ellas, concentrarnos en las
posibilidades de acción, actuar con presteza, sin desmayo y apoyándonos unos a
otros, porque una sola golondrina no hace verano.
Un aspecto adicional que se debe pensar
seriamente y que lo vengo planteando hace varios años y que aún no lo
consideran, por lo que debo insistir en ello, es que los temas laborales no se
pueden seguir mirando desde la óptica tradicional. El mundo cambia, por qué,
entonces, no podemos ver la formalización laboral desde otro punto de vista más
agresivo e incluyente. Por ello considero que una manera de generar empleo es
que mediante una ley se permita que los nuevos contratos laborales que se fijen
desde una fecha determinada al momento de terminarlos sin justa causa no tengan
el pago de la indemnización, y con ello, se vinculará a muchos trabajadores,
tendrán más opciones de tener un trabajo digno y que los que están vinculados
al momento de la creación de la ley, continúen con su beneficio, es decir no
perderán el derecho a la indemnización y no se convertiría en una
desprotección.
No me da miedo asegurarlo, tendremos con ese
simple cambio, miles de personas en edad de trabajar con opciones de
vinculación a una empresa que hoy no la tienen, por cuanto al empresario le da
miedo que eventualmente su negocio baje sus ingresos y no pueda terminar los
contratos por lo costoso que se vuelve indemnizar, y por ende se ve abocado a
un problema jurídico.
Debemos todos pensar en alternativas que
benefician a 22 millones de personas y no esperar a que nos recojan por ser
poco proactivos. Las formas de trabajar deben ser flexibles, pero nunca podemos
dejar de proteger al hombre que es el que le da vida a la economía.