Por John Marulanda*
Los
voceros farianos ahondan su desprestigio al eco de lemas del mejor estilo
comunista. ¡Genocidio! ¡Incumplimiento!, son sus proclamas favoritas por estos
días, en los medios que les dan pantalla y de paso los utilizan para presionar
al gobierno por pauta. Los que creemos que hay que acoger y ayudar a quienes
durante tantos años estuvieron por el camino equivocado y se arrepintieron,
también nos acongojamos por el asesinato de 171 exmiembros de esa organización
tenebrosa y criminal.
Pero es más doloroso como los
que impunemente pasean su indignidad, se aprovechan de la muerte de sus excamaradas
para intentar hacer política lastimera imitando el montaje político de la Unión
Patriótica e inculpando de un supuesto genocidio al gobierno, desconociendo que
son las propia FARC las que vienen ultimando a la mayoría de sus excompañeros
por asuntos de narcotráfico.
En
cuanto al incumplimiento de los acuerdos, son las FARC las que no nos han dicho
a los colombianos nada sobre sus armas sin entregar, sus niños no devueltos a
la sociedad, su indemnización a las víctimas que está en ceros y sus rutas y
contactos del narcotráfico que siguen vigentes.
Es
un descrédito oír a esos prospectos de tiranas y tiranos, que se mueven en
blindados con guardaespaldas de su confianza armados por el gobierno, que
chupan millones de nuestros impuestos, con una justicia fabricada a su medida
por un comunista español, atacando las instituciones que no pudieron destruir
con sus armas. No se dan cuenta de que son despreciados por la gran mayoría de
colombianos y poco hacen para ganar algún prestigio político que supere su
paupérrimo caudal electoral de siempre.
Alias
Andrés París, miembro de la camarilla del fracasado proyecto político-militar,
dice en un documento para el congreso del partido “Ellos (Timochenko y compañía)
han hecho una combinación de todos los métodos para destruir el partido. Lo que
hay es un proceso interno de conducción consciente de un núcleo que ha tomado
la dirección del partido para destruirlo de adentro”. París, Fabián Ramírez, ex
comandante del Bloque Sur, Julio Rincón, ex comandante del Frente 18 y unos 2.000
exguerrilleros han sido expulsados de la Rosa Roja, acusados de
“fraccionalistas”.
Así son los marxistas. Mientras
se devoran entre ellos, buscan por todos los medios legales e ilegales, semana
a semana, destruir las instituciones que los han combatido, para transformarnos
de apáticos y no militantes ciudadanos en hambreados trashumantes. Como en
Venezuela.