Por John Marulanda*
Nada nuevo en el muy venezolano exhibicionismo de fuerza, excepto por el
contexto. La posibilidad de guerra con Venezuela, un fetiche comodín de la
política colombiana, emerge ahora pintado por las narcos farceln. Dadas las
críticas circunstancias del madurismo podemos esperar cualquier evento,
accidental o planeado, pero si queremos advertir el probable rumbo de un
conflicto militar con Caracas, pongamos atención a Washington, Moscú y Beijing.
Terán, Ankara y La Habana, aunque involucradas, son subsidiarias a ese eje.
Somos, con o sin Maduro, actores de reparto y las farceln peones de vanidosos
intereses personales y grupales. El “mugabismo” de Miraflores ensaya su guerra
asimétrica, prolongada e irregular en cabeza de un ejército cooptado, “poco
serio”, con una desordenada milicia bolivariana y el crimen organizado
transnacional (farceln), mientras Rusia y China, misiles de por medio, aplican
sus doctrinas de guerras de cuarta generación, híbridas, o de teatros de
operaciones grises. Trump simplemente amenaza.
Analistas plantean la posibilidad de una “frontera tipo siria” en ese
confín: ¿conviene tal escenario al imperialismo norteamericano, la
geoestrategia rusa y la economía china?
Colombia, con perspicacia y prudencia, está impelida a aumentar su
capacidad de disuasión mucho antes de que suene el primer disparo, que no va a
ser de advertencia, a desburocratizar (“desparasitar” me dijo un alto Oficial)
su aparato de seguridad y defensa, muscular las fuerzas militares, afinar la
contra inteligencia, meter en cintura a los cubanos y dejar de confiar
totalmente en el absoluto apoyo militar de USA, que ya desplazó aviones a
Guyana, la otra frontera caliente del madurismo.
Los que saben, los que se educaron, entrenaron y experimentaron la
guerra, oyen en el silencio de su retiro la miríada de “expertos” que desde
aulas, oficinas o bares opinan con verborraica ignorancia. Ante una eventual
real amenaza, serán esos veteranos los que deberán ser escuchados, más que oír
a graduados en materias rimbombantes o a burócratas cariacontecidos, sin
conocimiento de la cruda realidad sobre el terreno.
En el 2008, Chávez ordenó un movimiento ofensivo de tanques a la
frontera. Ahora Maduro ordena un movimiento defensivo emplazando baterías
antiaéreas tratando de confirmar el discurso veinteañero de pacífica nación
agredida. En ese rol de víctima, tan común y útil a los comunistas, aprovechará
cualquier rifirrafe para demostrar con hechos que ha sido atacado. Cuidado que
las narcos farceln son expertas en el engaño táctico y ahora planean la trampa
estratégica. Con el padrinazgo de Venezuela.