Por Andrés de Bedout
Jaramillo*
Definitivamente todas las mediciones nacionales
y locales, colocan como prioritaria para la sociedad, la seguridad.
Pero es de la seguridad de los ciudadanos, no
la de los altos funcionarios del estado en los tres poderes, que cuentan con
esquemas costosos, exagerados y muchas veces innecesarios; pero como eso es
muestra de poder con la plata ajena, qué carajos.
Parece que tenemos la fuerza pública (policía y
ejército) suficientes y parece que tenemos los jueces suficientes (magistrados
y jueces), pero carecemos de unos códigos penal y de procedimiento penal, y de
cárceles que permitan hacerle frente al tema.
A todo lo anterior le debemos sumar la falta de
voluntad y el desgano de la ciudadanía por denunciar; si todos denunciáramos,
las estadísticas de inseguridad no serían tan aterradoras.
De estos simples y lógicos planteamientos se
desprenden cientos o mejor, miles de tareas que requieren de ser listadas,
ordenadas, priorizadas, viabilizadas y ejecutadas, designando responsables que
se encarguen de poner de acuerdo, en lo fundamental, a las fuerzas políticas y
sociales (academia, gremios, iglesias, etc.) y que permitan las acciones
integrales requeridas, definitivas a ejecutar.
Mucho tilín y pocas campanas.
Todo está súper diagnosticado, súper estudiado,
¿por qué sigue atrancada su ejecución?, ¿por qué ni el gobierno, ni el congreso, ni los partidos
y grupos políticos, ni los gremios, ni las iglesias, ni la academia, han
querido hacerlo?, ¿definitivamente se nos olvidó que todo nuestro trabajo debe
estar orientado a satisfacer el interés general?
Ahora que estamos en temporada de elecciones
territoriales o locales, se repite el grave error, los candidatos prometiendo
lo que no es de su resorte y lo que no cuenta con los recursos para hacerse;
prometiendo sin priorizar, acomodando a sus intereses personales, su vanidad,
sus egos elevados, su capacidad de polarización, buscando el voto visceral,
pasional, que no permita llevar a los mejores al poder.
La seguridad depende de todos, por favor pongámonos
de acuerdo, saquen las normas correctas que permitan eficiencia en los actuares
de las autoridades, construyan cárceles dignas, resocializadoras y suficientes.
No pierdan más tiempo en pendejadas, para eso les estamos pagando súper bien,
para eso los elegimos, no sean irresponsables, concéntrense, vuélvanse serios,
no sean tan descarados.
Sean austeros, no gasten la plata pública en
lujos y comodidades pasajeras, utilícenla en lo que ayude a salir del
atolladero.
No sigan creyendo que el sector privado
normalito, el que no le saca en contratación al Estado lo que invierte en los
políticos, puede cargar con el peso que implica el pesado sector público.
El tiempo corre muy rápido, avanza el narcotráfico
y por ende, el lavado de activos, que hacen crecer la informalidad, lo que
acaba con los sectores formales de la economía en los sectores urbanos y
rurales.
Pilas, nadie sabe para quién trabaja y los que
saben se hacen los bobos. Bobitos no.