miércoles, 21 de agosto de 2019

Imperofobia y leyenda


Por José Alvear Sanín*

José Alvear Sanín
Con ese título apareció el libro de María Elvira Roca Barea (Madrid: Siruela; oct. 2016), que alcanzó su 20a edición, dos años después. Explicable éxito por la calidad y originalidad de esa amplia indagación histórica, de 483 páginas.

Comenzando la obra, la autora afirma su agnosticismo, conveniente declaración, porque tanto España como la Iglesia Católica han sufrido sendas e interconectadas leyendas negras que María Elvira Roca desmonta, llegando a conclusiones muy similares a las de los historiadores católicos y a las de muchos hispanistas contemporáneos, especialmente gringos, que han reivindicado la trayectoria histórica de España, como Charles Gibson, Lewis Hanke y Philip Powell.

El tema de la leyenda negra hispanofóbica es vastísimo, pero, a mi juicio, el libro no se ocupa directamente del hecho de que todo imperio genera una leyenda dorada y que sus detractores fabrican otra, negra, contraria y virulenta, que se convierte en el arma más eficaz para demoler un odiado poder. La suma de las propagandas antiespañolas de signo protestante, de Holanda e Inglaterra, y la de Francia, dan lugar a una leyenda negra aterradora contra el Imperio español, sobre cuyas ruinas se asentará el predominio comercial y financiero de Londres y el intelectual de Francia, desde México hasta la Patagonia.

En esa metódica labor de zapa, el papel de las logias de ambas obediencias ha sido insuficientemente estudiado, y la señora Roca Barea nada nos dice al respecto, aunque su libro siempre es políticamente incorrecto. No deja rey ni roque. A su turno caen Lutero, el protestantismo, Las Casas, Guillermo de Orange, la Ilustración francesa con Reynel, Voltaire y Diderot; Humboldt y demás enemigos de España. No olvida tratar el genocidio de los indios norteamericanos, la prensa amarilla hispanofóbica de Hearst y Pulitzer, la BBC, y muchas otras y distintas manifestaciones de racismo y supremacismo, como el de Alemania dentro de la Unión Europea.

Es grande la cantidad de temas apasionantes, pero no conviene alargarse. Me basta con recomendar vivamente ese gran libro, porque nada hay más conveniente que desmitificar la historia, si esta labor se realiza con ánimo honesto y sólida sustentación, alejándose de prejuicios políticos y de nacionalismo ríspido. Por eso, quiero recordar aquí obras fundamentales como “Los grandes conflictos sociales y económicos de nuestra historia”, de Indalecio Liévano Aguirre, o el “Bolívar”, de Salvador de Madariaga, indispensables para comprender nuestra historia, Con esas obras y con esta que comento caen muchas de las vendas intelectuales que han aprisionado el pensamiento colombiano, aun antes de la invasión marxista-leninista, que ha empeorado todo, como genitora de un nuevo colonialismo ideológico, ahora con el brazo compulsivo de la fementida "Comisión de la verdad".

Aunque escrito para España, este libro también sirve en nuestra Hispanoamérica para sacudirnos el complejo de inferioridad frente a la afluencia económica, mediática y tecnológica del norte europeo y de los EE UU.

Tanto en la Península como en nuestros países perduran inconvenientes clichés mentales, que debemos descartar porque muchas veces solo son imposiciones ideológicas y lugares comunes.

Las 717 minuciosas citas indican los centenares de escritores, libros y estudios que sustentan este polémico volumen, que desafortunadamente carece de índices analítico y onomástico, que le hacen falta para la fácil consulta.

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Y como estamos hablando de libros, “El Imperio británico: cómo Gran Bretaña forjó el orden mundial”, de Niall Ferguson, cuya 5a edición española (Barcelona; Debate - Pinguin Random House; 2016) he leído por estos mismos días, es monótono y mediocre.

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Sobre el origen de leyendas negras, nada más diciente que la que se teje día a día en los medios contra Álvaro Uribe, donde no faltan fotos trucadas de abrazos con Pablo Escobar, y señalamientos como el de ser uno de los grandes genocidas de la historia, ¡con 15 millones de víctimas nada menos!