Por Julio González Villa*
La constitución antioqueña de 1811
Habíamos dejado nuestro primer artículo en 1810, es
decir, repasamos la actitud de Antioquia ante la invasión napoleónica a España.
Revisemos las actitudes antioqueñas una vez se dictaron las actas de
independencia de 1810.
El 27 de junio de 1811, la Suprema Junta de Antioquia,
obsérvese bien como la Provincia de Antioquia habla por sí misma a través de su
propia Junta, a quien nomina Suprema, esa Junta Suprema, dictó una constitución
provisional en donde manifestó reasumir su soberanía:
“Que desde el
instante en que el señor don Fernando VII, sin el consentimiento de la nación
abdicó la Corona en una extranjera dinastía, y fue cautivado por el Emperador
de los Franceses, los pueblos, y entre ellos el de Antioquia, reasumieron la
soberanía y los sagrados e imprescriptibles derechos concedidos al hombre por
el Autor Supremo de la Naturaleza, en cuyo goce y ejercicio entraron desde el
20 de julio, que fueron depuestas en Santafé las autoridades que indebidamente
lo impedían”. Francisco Duque Betancur; “Historia del Departamento de Antioquia”;
Imprenta Departamental; 1967. Pag. 425.
Llama la atención de esa proclamación de 1811 cómo
quienes redactaron, suscribieron y promulgaron esa primera Constitución, están
absolutamente influenciados de los dictados de la Revolución francesa: los
conceptos de soberanía y los sagrados derechos del hombre.
Esta Junta Suprema, que dictó esa constitución el 27 de
junio de 1811, estaba compuesta por José Elías López Tagle, doctor José María
Montoya (de Rionegro), pbro. doctor Lucio de Villa (de Medellín), don Manuel
Antonio Martínez, don Juan Nicolás de Hoyos (de Marinilla) y doctor José
Antonio Gómez. Mírese que esas son las villas realmente importantes de
Antioquia en ese entonces, Santa Fe de Antioquia (la capital), Medellín,
Rionegro y Marinilla.
Esta Constitución de 1811, contraría la de Cundinamarca
que aceptaba un sustituto de Fernando VII, si este no podía venir a Bogotá “sustituto
que sería un ‘presidente, como vicepresidente de Fernando VII’” (Henao y
Arrubla). En Antioquia se manifestaba un nuevo espíritu ya que hacía referencia
al despotismo de tres siglos y se exhortaba a los ciudadanos con frases como esta:
“Conoced vuestros derechos, estudiad los fundamentos de la política, y ganad
el inestimable bien de la libertad”. Fco. Duque Betancur, ob cit, pag. 428
En su título 3 se consignó:
“1. El presidente
del Estado ejercerá el Poder Ejecutivo en toda la Provincia. 2. El Presidente
se mudará cada seis meses y se nombrará del cuerpo de los representantes, a
pluridad absoluta de sufragios”.
Es en 1811 que se establece el sello de Antioquia:
“En la ciudad de
Antioquia, capital de la Provincia, a dos de septiembre de mil ochocientos
once; congregado en su Palacio el Supremo Poder Legislativo, y propuesta por
materia de sus deliberaciones el sello de que deba usar el Estado, las
insignias y uniformes de los individuos de la Representación Nacional, y el
Tribunal de Real Hacienda, se acordó lo siguiente:
“Que se rompa
inmediatamente el sello del Estado, en forma ovalada, dividido en cinco
cuarteles y con una inscripción en la circunferencia, que diga: FE PUBLICA DEL
ESTADO LIBRE E INDEPENDIENTE DE ANTIOQUIA, la cual irá orlada por un lado con
una palma, y por el otro, con un olivo. El principal de los cinco cuarteles lo
ocupará un cuervo posado sobre un árbol frondoso; el segundo, una torre; el
tercero, un león; el cuarto, dos brazos y manos enlazadas, y el quinto seis
ramas de palma cogidas con una cinta; y en la extremidad, las seis iniciales
R.Z.C.Y.C.B. Cuyas armas son alusivas a los cuatro ilustres Ayuntamientos; y
las del último cuartel, a los seis lugares no sujetos a departamento capitular
que son: Remedios, Zaragoza, Cáceres, Yolombó, Cancán y San Bartolomé”. Francisco Duque
Betancur, ob cit. Pag. 432.
Se debe destacar, conforme a este sello, la tradición
minera de Antioquia. El nordeste antioqueño protagoniza la economía antioqueña,
Remedios, Zaragoza, Cáceres y Yolombó.
Al finalizar 1811 se instala la Primera Asamblea
Constituyente de Antioquia donde se destaca en el juramento que hicieron los
constituyentes “la omisión absoluta del nombre real” (Francisco Duque
Betancur, Pag. 434):
“¿Juráis a Dios y a
la Patria servir, ejercer y desempeñar bien y fielmente el delicado encargo que
os han conferido los Pueblos de este Estado y de darles una Constitución que
les garantice sus sagrados e imprescindibles derechos de libertad, seguridad y
prosperidad; sostener nuestros dogmas católicos y hacer se guarde la Religión
sagrada que profesamos, por lo cual si necesario fuere, derramaremos hasta la
última gota de nuestra sangre?”.
Ya Antioquia rompe con el Rey.
Antioquia promueve una unión con las demás provincias. El
27 de noviembre de 1811 las Provincias de Antioquia, Cartagena, Neiva, Pamplona
y Tunja se confederan y crean el Estado que llamaron Provincias Unidas de la
Nueva Granada, dándose una constitución. Cundinamarca, es decir, Bogotá, se
niega a suscribir esa Acta de Federación por sus ambiciones centralistas:
“…han
proclamado sus deseos de unirse a una asociación federativa, que remitiendo a
la totalidad del Gobierno general las facultades propias y privativas de un
solo cuerpo de nación reserve para cada una de las provincias su libertad, su
soberanía y su independencia, en lo que no sea del interés común,
garantizándose a cada una de ellas estas preciosas prerrogativas y la
integridad de sus territorios…”
Es importante
destacar cómo Antioquia reconoce que existen algunas circunstancias que
ameritan una centralización y en esto se distanció de la Provincia de Cartagena
que era radicalmente federal por sus defensas militares (murallas, castillos,
etc..) y por su enfrentamiento con provincias contrarrevolucionarias, es decir,
dominadas por españoles, como lo eran Riohacha y Santa Marta, al otro lado del
río Magdalena:
“Por
otra parte la Junta de Cartagena se dirigió a todas las demás provincias por
medio de un manifiesto en el que proclamaba el sistema federal de gobierno, en
oposición al central que propiciaba la Junta Suprema del Reino en Santafé de
Bogotá. Para lo primero contaba Cartagena con sus buenos elementos bélicos y
con su posición de avanzada para la defensa, a tiempo que proponía la reunión
del Congreso, no en Bogotá, sino en Medellín, por su clima medio y su situación
intermedia. A esto la Provincia de Antioquia mantuvo una actitud de prudencia y
como se verá más adelante, aunque optó por el sistema federal, fue partidaria
de la centralización de los ramos de Guerra y Hacienda, como lo reclamaba la elemental
necesidad de la defensa nacional”. Fco. Duque Betancur, ob. Cit,
pag. 427
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