Por Andrés de Bedout Jaramillo*
Cuando los pueblos se cansan de la inoperancia
de los poderes que los gobiernan (ejecutivo, legislativo y judicial), utilizan
este mecanismo, como el más efectivo para hacer que el interés general se
imponga sobre el interés particular.
Son muchísimos años, muchos presidentes y
congresistas, y no se ha podido reformar la justicia, y ya tocamos fondo buscando
la despolitización de las altas cortes o tribunales de cierre (Corte Suprema de
Justicia, Consejo de Estado, Corte Constitucional, Consejo Nacional de la
Judicatura y Justicia Especial para la Paz).
Como anillo al dedo llega la propuesta liderada
por Herbin Hoyos y el abogado Sergio Alzate, quienes sustentan la no
pertenencia a ningún partido político. Pretenden la reducción del Congreso de la
República y la escogencia de los magistrados de las altas cortes por concurso
de méritos, sin la injerencia de los partidos políticos.
Algún parecido con algunas de las propuestas en
el referéndum del presidente Uribe, hacen maliciar una relación con el Centro
Democrático que seguramente se capitalizará políticamente, para evitar que esta
oportunidad, para el cansancio de los colombianos, pueda avanzar.
La maldinga polarización, evita los acuerdos
sobre lo fundamental, en el caso concreto sobre la justicia, pilar de una
democracia.
Escuchando el libreto de Herbin para convencer
a los doce millones de firmantes, motivar al ejército de recolectores de firmas,
y a las chequeras que financiarán tan
arduo trabajo, me impresionó la claridad que como secuestrado y periodista
creador del hoy extinto programa radial “Las voces del secuestro”, único
canal de comunicación de las familias con los secuestrados, lo lleva a uno a
entender con claridad el tema de las víctimas, que inicialmente uno consideraba
eran solo los familiares de los secuestrados, los desplazados, los
extorsionados, etcétera.
Hay otras víctimas que están siendo
fundamentales en este proceso de paz. La información que han entregado los
exguerrilleros rasos presos, para detectar los más de mil bienes que valen
cientos de miles de millones de pesos y que no se informaron en el acuerdo,
gracias a ellos hoy está siendo posible aplicarles la extinción de dominio. A
esos exguerrilleros rasos y sus familias, la libertad y toda la merecida ayuda
en el proceso de reincorporación a la vida civil, sin delinquir, y la
recuperación de la dignidad, es la mejor de las inversiones en la
reconstrucción de la familia pilar de la sociedad.
El surgimiento de la Corporación Rosa Blanca,
como una respuesta a la rosa roja, símbolo del partido de las FARC, para
denunciar, con toda la fuerza, las violaciones, maltratos y abortos a las
exguerrilleras, debe ser también motivo de apoyo en la recuperación de la
dignidad, la reincorporación a la vida civil sin delinquir, en la
reconstrucción de sus familias, que estando en la guerrilla fueron víctimas, al
igual que los menores reclutados a la fuerza, arrebatados de sus hogares.
Vale la pena este intento por Colombia. Yo firmé
este referéndum, consciente de que el camino va a ser tortuoso, pero de
lograrse, avanzaremos en el cambio del comportamiento de quienes nos gobiernan en
cada una de las ramas del poder público (ejecutivo, legislativo y judicial),
obligándolos a ponerse de acuerdo en lo
fundamental, en donde prevalezca el interés general sobre el interés
particular, en donde el sector público este al servicio de los ciudadanos y no
al servicio de la política, en donde quepamos todos, donde la equidad permita
un mejoramiento en la calidad de vida de los más necesitados.