lunes, 24 de junio de 2019

Inoperancia total


Por Antonio Montoya H.*

Antonio Montoya H.Como una película de suspenso hemos visto los colombianos como los puntos que fueron objeto de consulta popular, que, aunque no lograron los votos suficientes, sí permitieron mostrar claramente un sentir importante del pueblo colombiano. Fueron 11,7 millones de votos, cifra respetable que hace entender a cualquiera, aunque no tenga un coeficiente de inteligencia igual al promedio, que se debían atender con urgencia los puntos que hacían parte de la consulta y por ello, al día siguiente todos los sectores políticos se comprometieron de cara al país, de tomar cartas en el asunto y por la vía legislativa presentaría los proyectos de ley requeridos para luchar contra la corrupción.

La verdad es que nada de esto se cumplió; todo proyecto presentado, por algún motivo no logró el objetivo de convertirse en ley de la república, conllevando esto a que al final de esta legislación, la opinión pública, sin excepción, alguna se sintiera engañada, por nuestros brillantes legisladores, que mancillan la dignidad que representan, actuando contrario a las reales y acertadas peticiones de los ciudadanos, lo cual no le hace bien a la democracia y mucho menos al poder  legislativo, el Congreso de la República.

Qué horror, la desidia, negligencia y lentitud, en que fue tratado el último proyecto de ley que pretendía acabar con los beneficios de casa por cárcel para los delincuentes “de cuello blanco”, que no se pudo convertir en ley de la República, rebosando la gota de confianza que cualquiera pudo haber tenido por los congresistas.

Esto lastima porque hay hombres y mujeres valiosos en el Senado como en la Cámara de Representantes, preparados y con un alto sentido de la responsabilidad, que como congresistas y líderes son consecuentes con los ciudadanos que los eligieron, pero no son muchos y una sola golondrina no hace verano.

Es increíble, lamentable, grotesco que ninguno de los siete puntos previstos en la consulta, sean hoy ley de la República. Se discutieron y no se aprobaron: reducción del salario de los congresistas, la ley antimermelada, el límite de máximo tres periodos para reelegirse, y el último y más doloroso, el de eliminar los beneficios de casa por cárcel para los delincuentes. Están en discusión otros tres y casi que aseguro que tendrán el mismo fin, no serán ley de la República.

¿Qué hacer? Pregunta que se hace hoy toda Colombia. Se tienen varias alternativas: la primera será intentar presentarlos nuevamente a partir del 20 de julio que se inicia la nueva legislatura, con directivas nuevas que puedan estar comprometidas con el cambio y con la aprobación de esos proyectos de ley que son requeridos por el país. Una segunda, más difícil de lograr, sería la de promover organizadamente, como acto ciudadano libre y voluntario en todo el territorio nacional, el que no se reelija a ninguno de los congresistas actuales. Sería una sanción por su floja e inoperante actitud legisladora, en contravía del mandato ciudadano. La última que no creo que se logre es la del cierre del Congreso, por su inoperancia.

Lo que sí deben tener claro los congresistas es que el pueblo colombiano no cree en ellos, no les tiene confianza y mucho menos los respeta, por su inoperancia, desidia y engaño al ciudadano. Deben dar un paso al costado y retirarse a sus cuarteles de invierno a dedicarse a otras actividades diferentes a la política y así acabar con este horror, por la dignidad de la nación.

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