domingo, 9 de junio de 2019

Estado vs sector formal


Por Andrés de Bedout Jaramillo*

Andrés de Bedout Jaramillo
Yo nunca había visto tan desesperados a los empresarios grandes, medianos y pequeños, ha como los estoy viendo en estos últimos meses; escucharlos decir que lo único que quieren es cerrar sus empresas y de ser posible irse de Colombia, es muy preocupante.

El Estado a todos sus niveles (nacional, departamental y municipal) está pateando la lonchera, expidiendo leyes, decretos, resoluciones y toda serie de actos administrativos, orientados a hacerle la vida imposible a los que conforman el sector formal de la economía, con una cantidad de impuestos, tasas, multas, informaciones para todas las dependencias, etcétera, partiendo siempre de que en el sector formal está la mala fe. Este sector se debate tratando de entender la maraña de normas, donde la que termina reinando es la responsabilidad objetiva, que suponíamos proscrita por la constitución del 91 y la absoluta insostenibilidad económica de los negocios formales, compitiendo en condiciones absolutamente desfavorables con los informales. Todo lo han vuelto tan enredado y difícil, que además de incentivar la informalidad, incentiva la corrupción.

Nuestro sector público y político, solo se preocupa por justificar el funcionamiento de cientos de entidades y millones de funcionarios (vinculados y contratistas), sin darse cuenta de que ese costo se financia con impuestos que solo paga el sector formal de la economía. Los funcionarios públicos están más al servicio de la política que de la ciudadanía, olvidando que se deben al sector formal y que en vez de destruirlo deben ayudar en su sostenibilidad.

El resultado de su torpe y equivocado actuar, está orientado al crecimiento del sector informal, que es el único que como no tiene que cumplir con los millones de normas, y que puede competir y subsistir, en esta deteriorada economía formal.

Para nadie es un secreto que obrar de esta manera es incentivar las lavanderías del dinero del criticado narcotráfico, que aparentemente se quiere exterminar. Lo único claro es que el gigantismo estatal sin los impuestos no podrá funcionar y que la paciencia de quienes los pagamos está en su límite.

Yo no sé qué pasa a los gremios que se mantienen callados ante esta tan dolorosa situación, cuando congraciarse con el gobierno no es la solución de sus representados, es una alcahuetería con los políticos y la corrupción. Se están convirtiendo en un costo más para las empresas formales de la economía, también están pateando la lonchera, al igual que las cámaras de comercio y demás entidades que deberían estar poniendo el grito en el cielo, ante este estúpido atentado contra el sector formal de la economía.

Lo manifestado en este articulo, no es un misterio para nadie, yo solo lo recuerdo para que no sea tarde la protección que requiere el sector formal de la economía, para que el Estado con sus tres poderes, los gremios y las cámaras de comercio, reaccionen rápido.