José
Leonardo Rincón, S. J.*
La peyorativa expresión: “al pueblo, pan y circo”, atribuida al
poeta Juvenal, durante el Imperio Romano, para expresar el cinismo de los
gobernantes con el objeto de distraer con espectáculos la cruda realidad
existente, no deja de tener vigencia con el correr de los siglos.
Los agobiantes problemas de un pueblo o nación suelen mitigarse con
oportunos narcotizantes de efecto inmediato que transforman sus dolores y
angustias, necesidades y aspiraciones, en lúdicos y placenteros momentos que
logran abstraerlos o sacarlos de sus preocupaciones para relajarlos y hacerlos
olvidar rápidamente. Son un paliativo distractor que temporalmente ayuda, pero
a la postre acumula dolores y resentimientos. Lo triste es que la gente lo sabe
y, sin embargo, le hace el juego. Por estos días escuché una entrevista radial
a unos venezolanos que miraban con esperanza el desempeño de la selección de
fútbol en la Copa América, porque eso les ayudaba alegremente a pensar en otra
cosa en medio de su tragedia de física hambre. ¡Por Dios!
Muy lindos los shows musicales y los conciertos, maravillosos los
campeonatos y copas de fútbol, emocionantes las vueltas ciclísticas al país y
media Europa, pero que eso no nos aliene, adormezca o distraiga de la realidad.
Como decía el comercial de una conocida cadena de televisión: “pasa en las
películas, pasa en la vida real…” pero ¡atención y cuidado!, despertar y volver
a la realidad es duro, no deja de ser traumático. El circo es delicioso, nos
hace emocionar y reír, nos distrae y dispara las endorfinas, eso es saludable,
pero que no nos lleve a la amnesia y al olvido. No se trata de amargarse la
vida, pero tampoco de llenarla de edulcorantes postizos. Las cosas, como son.
Por estos días estamos felices con nuestra selección de fútbol, gozosos
de ver a nuestros jóvenes ciclistas ganar vueltas en Europa. Muy bien. No vamos
a ser aguafiestas. Pero los pies sobre la tierra. La cabeza bien puesta. El
corazón en su lugar. Que no se nos olvide lo que pasa en la hermana Venezuela
con ese sátrapa en el poder. La desgracia de tantas naciones oprimidas por
tiranos de derecha y de izquierda. Y por supuesto, lo que por estos lares
acaece.
Si no mencionamos a María del Pilar Hurtado, no es porque no le demos
importancia al asesinato de tantos líderes sociales de nuestra patria y cuyas
muertes van a quedar en la impunidad con el cómplice aval de muchas
autoridades. Si no hablamos de Juliana Samboní, no es porque hayamos olvidado
la tragedia de tantos niños víctimas de la violencia sexual e intrafamiliar en
nuestra nación y que reiterativamente se siguen dando como si nada. Si no
aludimos al esperpento de Congreso que tenemos, incapaz de aprobar las leyes
anticorrupción, no es porque estemos de acuerdo con su reprochable proceder. Si
no volvemos sobre los escándalos de corrupción que permean todas las instancias
institucionales, públicas y privadas, no es porque seamos ciegos ante tan
bellaco proceder.
Lo que quería esta semana era invitarlos a no abstraernos de nuestra
realidad, en tanto disfrutamos de un buen circo. Que el relax de estos momentos
nos dé más energía y más fuerza para seguir luchando por construir todos los
días un mejor país y un mejor mundo para todos.